Francisco gonzález cabaña, secr. general del psoe en cádiz

"Hay compañeros desleales pero son pocos y cobardes"

  • "La crisis puede influir en las elecciones pero también se debe valorar la cercanía de nuestros alcaldes con los que sufren"

 "Salvo que me llame Zapatero, ahora no estoy para nadie". Francisco González Cabaña, secretario provincial del PSOE, tira de su ironía de siempre para dar las instrucciones pertinentes a una conserje de la Diputación. Después cierra la puerta de su despacho, silencia su móvil y se acomoda en el sillón. Se nota que tiene muchas ganas de hablar. Y afronta todo: la crisis económica, las últimas medidas del Gobierno, la candidatura socialista en Cádiz capital, la situación política en Jerez o en la Diputación, sus socios de IU, las divisiones internas latentes en el PSOE provincial tras el controvertido congreso regional de su partido... Y habla como siempre: con sinceridad, con la cabeza fría y con el corazón quizás demasiado caliente.

-Las últimas medidas económicas del Gobierno, aprobadas por los pelos en el Congreso el pasado jueves, han avivado el enfado de los sindicatos. ¿Hay temor en el PSOE a una huelga general?

 

-Se va a hacer un esfuerzo para que no se produzca esa huelga general. Pero si la hay, será una manifestación legítima de las centrales sindicales, que quizás pueden entender que estas medidas afectan a cuestiones que consideran que son fundamentales. No seré yo quien se ponga a hablar contra una huelga general. La entendería y la comprendería, aunque creo que en estos momentos toca aquello de "sangre, sudor y lágrimas". Mi confianza es que no se produzca esa huelga general pero tampoco me rasgaría las vestiduras si se produjera.

 

-¿Y no piensa usted que estas medidas llegan tarde? Porque las familias llevan tres años apretándose el cinturón y algunas instituciones, como la Diputación que usted preside, lleva tiempo haciendo lo propio...

-No, no llegan tarde. Lo que sucede es que todo el mundo ha ido tomando las medidas en función de la situación propia, bien en la familia o bien en una institución pública. Y las medidas del Gobierno se han aplicado cuando lo ha decidido la Unión Europea. Es decir, que no es Zapatero y no es España, sino que es Italia, Francia, Portugal, el Reino Unido, la propia Alemania... Lo que no se podía hacer antes es tomar medidas de Llanero Solitario, sino hacerlas de manera consensuada en el seno de la Unión Europea. Por lo tanto, pienso que son medidas necesarias si queremos asegurar el futuro y que llegan en el momento justo. Lo único que tenemos aquí es la demagogia del PP, que a falta de propuestas alternativas se escuda en si estas medidas son tardías o incompletas.  

 

-¿Hasta qué punto pueden influir la crisis y el rechazo social a estas medidas en las elecciones municipales de 2011?

 

-Todo puede influir. Pero estas medidas forman parte de la macropolítica; y después está la micropolítica, en la que los alcaldes y alcaldesas estamos trabajando a diario para que a cualquier familia de nuestro pueblo no le falte ni el sustento alimenticio, ni los ingresos mínimos para poder mantener la unidad familiar. Y estoy convencido que eso también se tendrá en cuenta a la hora de votar, es decir, que la gente va a valorar si tú como alcalde o alcaldesa has estado ahí para solucionarle sus problemas básicos. Y, al menos, los alcaldes y alcaldesas socialistas están haciendo eso.

 

-Pues el PP ya ha dicho que va a pedir el voto anti Zapatero en las elecciones municipales...

 

-Eso sería una desvergüenza más del PP y un insulto a la inteligencia de los ciudadanos. Que yo sepa, Zapatero no es alcalde sino presidente del Gobierno. Si el PP se escuda en eso es porque no tiene alternativas para ganar las elecciones municipales.

 

-Ya, pero el PSOE también usó la guerra de Iraq para pedir el voto anti Aznar en las elecciones municipales de 2003...

 

-No, no. Lo de la guerra de Iraq influyó más en las generales de 2004 y quizás algo en las andaluzas de ese mismo año. Pero en las municipales de 2003 era un elemento secundario en el que el PSOE no hacía hincapié. En unas municipales es necesario tener un proyecto para un pueblo o una ciudad y eso es independiente de Zapatero o de Rajoy. Por lo tanto, para ganarle a Teófila Martínez  nosotros no nos vamos a poner a hablar de que Rajoy es un líder incompetente o de que Arenas es un perdedor impenitente, sino que vamos a hablar de los errores en la gestión de Teófila intentando presentar una alternativa mejor.  

 

-Hablando de las elecciones municipales en Cádiz capital, ¿no ha hecho el ridículo el PSOE en el proceso de elección del candidato, con numerosos cargos públicos renunciando a ese puesto?

 

-Mire, a mí, por una cuestión de responsabilidad, nadie me ha oído hablar de candidato, ni en Cádiz ni en ninguna otra población. Simplemente porque ese proceso no está abierto. Lo que sucede es que Cádiz capital tiene mucho morbo mediático y la prensa presiona mucho. Creo que el PSOE tiene que tener un antídoto contra ese morbo mediático, y si todos me hicieran caso y se comportaran en ese sentido como yo, no habría problemas.  Lo que hay que hacer es respetar los calendarios, y eso es lo que le he pedido a toda la organización.

 

-Pues en Cádiz ya hay militantes que están pidiendo primarias...

 

-Pedir primarias ahora es como comer polvorones en agosto. ¿Pero estamos ahora en ese proceso? No. Luego esto es hablar antes de tiempo. ¿Y beneficia al partido hablar antes de tiempo? No. ¿Y quieren los ciudadanos que el PSOE esté ahora entretenido en si primarias o no primarias y en si fulanito o menganito? No. A la gente las primarias se las trae floja. La gente lo que quiere es que los políticos gastemos todas nuestras energías en defender sus intereses y en solucionar sus problemas y no quieren que perdamos un minuto en estas chorradas. Quienes piden las primarias son como las células durmientes de Al Qaeda, que están ahí y que aparecen cada cuatro años simplemente para intentar joder los procesos internos del partido.

 

-Pérez Peralta dijo públicamente que su candidata en Cádiz es Marta Meléndez. Me imagino que también será su candidata, porque usted no va a desacreditar a su mano derecha, ¿no?

 

-Pérez Peralta es un magnífico vicesecretario general y un magnífico vicepresidente de la Diputación. Cuando dijo el nombre de Marta Meléndez lo hizo arrastrado por el morbo mediático del que hablaba antes. Creo que no debió decirlo, que fue inoportuno y así se lo he hecho ver. Pero ¿con qué autoridad moral le voy a decir yo a un compañero que se ha equivocado? Porque si él ha pegado un resbalón en el cuarto de baño yo llevo dos meses, desde el congreso regional del partido, haciendo esquí acuático. Y en cuanto a mi opinión al respecto, insisto en que el proceso no está abierto. Sí diré que Marta Meléndez ha hecho un buen trabajo en el grupo municipal. Y a la hora de tomar decisiones sobre candidatos habrá que valorar el trabajo de mucha gente, y también el de ella. Pero lo importante es que el PSOE va a presentar una alternativa seria porque Cádiz es una ciudad sin proyecto y porque Teófila es un globo que se va desinflando.  

 

-Si el PSOE no ganara las elecciones municipales en la provincia o si perdiera la Diputación, ¿peligraría su continuidad como secretario general del partido?

 

-Mi continuidad como secretario general me trae sin cuidado. Yo he hecho un trabajo de casi diez años que está ahí y estoy trabajando para cumplir los doce años en el cargo. Lo que está claro es que estoy convencido de que vamos a ganar las municipales en la provincia y de que vamos a mantener la Presidencia de la Diputación. Y para conseguir nuestros objetivos debemos tener en cuenta que nada está hecho y que hay que jugar el partido hasta el final. Y nos vamos a dejar la piel en el intento con el cuchillo en la boca y los dientes apretados para ganar, pero nunca desde el triunfalismo o el conformismo.

 

-Se da por hecho que usted volverá a ser el candidato del PSOE en Benalup-Casas Viejas y que, en principio, seguirá en la secretaría general del partido hasta el año 2012. Pero, después de lo sucedido en el congreso regional de marzo, ¿sigue ofreciéndose para  volver a ser el candidato a la Presidencia de la Diputación?

 

-Repito lo mismo que he dicho siempre: a mí lo que me gusta es la política local. Mi mayor satisfacción en política ha sido y es ser alcalde de mi pueblo. Pero reconozco que el trabajo en la Diputación me gusta porque creo que la labor con los ayuntamientos merece la pena. Y no tengo más aspiraciones políticas. Si por mí fuera, me gustaría seguir siendo presidente de la Diputación, pero esa decisión nunca es personal. Entiendo que si mi partido valora bien lo que estoy haciendo me reiterará la confianza; y si no, pues habrá otro compañero al frente de la Diputación de Cádiz.

 

-Ya han pasado dos meses del congreso regional del PSOE, con su ya famosa 'espantada' de la ejecutiva regional y su posterior disculpa pública. Pasado este tiempo, ¿se puede decir que todo esto le ha servido para descubrir quiénes son sus fieles y sus traidores en el partido?  

 

-No es cuestión de fidelidad o de traición. Hace casi tres años me pasó una cosa en el ámbito personal (se refiere al fallecimiento de su esposa) que cambió mi forma de entender la vida y la política. Y durante y después del congreso regional ocurrió algo para lo que yo ya no tenía lágrimas, porque las había agotado todas. Y eso ha vuelto a provocar otro cambio en mi forma de entender la vida y la política. Desde entonces no busco tener amigos en mi partido. Ya no confundo compañerismo de militancia con la necesidad de ser amigo. Yo lo que quiero tener en mi partido son compañeros que sean leales a las instrucciones de la dirección, que en este caso la tengo yo. Lo único que busco es eso: lealtad. Tenemos que ser compañeros, pero no tenemos por qué ser amigos. Y he descubierto ahora que fuera del partido tengo a muchos, muchos amigos.

 

-¿Y tiene compañeros que le han fallado en ese principio de lealtad?

 

-Claro. Hay gente que nada más acabar el congreso regional se puso a llamar a los periodistas intentando mover el patio con argumentaciones subjetivas que yo no comparto y que hablaban de la necesidad de una gestora o de un congreso extraordinario. Esos desde luego no han demostrado lealtad ya no hacia mí sino hacia el partido, y eso es más grave sobre todo porque en ese momento el PSOE estaba viviendo un cambio histórico en Andalucía. Y han sido desleales porque no han mostrado sus discrepancias donde hay que manifestarlas, que es dentro del partido. Han optado por las filtraciones anónimas, sin dar la cara jamás, buscando exclusivamente sus propios intereses personales. Sí, lamentablemente tengo compañeros desleales, pero son pocos y cobardes.

 

-Quienes sí le han mostrado lealtad han sido sus socios de IU. ¿Tantas cosas les une?

 

-Con IU tenemos un pacto estable que ha servido para mejorar las relaciones entre las dos organizaciones. Y ahora tengo claro que en un horizonte electoral IU será siempre el partido por el que mostraré mis preferencias a la hora de pactar. Y eso es así porque compartimos parte del proyecto ideológico, porque tenemos formas de gestionar muy similares y compatibles y porque resolvemos los roces sin que nadie quede mal. Esa es nuestra diferencia con el PP. Nosotros siempre le damos el sitio a nuestros socios y el PP da el abrazo del oso, pactando en función de sus intereses para debilitar al otro. Esto lo ha comprobado el PA en carne propia tras lo de San Fernando. Me imagino que habrán aprendido la lección.

 

-Igual no es el abrazo del oso, pero usted ha devorado a sus anteriores socios en la Diputación, como Pacheco o Hernán Díaz. ¿Le toca ahora devorar a Barroso y a Antonio Roldán?  

 

-Yo no devoro a nadie porque perro no come carne de perro (risas).  Lo de Pacheco no estuvo vinculado al pacto de la Diputación sino a circunstancias personales del pacto de Jerez. Y a Hernán Díaz le debilitaron actuaciones judiciales vinculadas a algunos miembros de IP. Por lo tanto yo no soy consciente de que el pacto con el PSOE acabe debilitando. Y a Barroso y a Roldán este pacto les ha dado un escenario político y una capacidad de proyección mayor de la que podrían tener como alcaldes de sus pueblos.

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