Salud y Bienestar

La colaboración externa se cuela en la estrategia I+D farmacéutica

  • Las sinergias permiten avanzar de forma rápida en la detección de enfermedades.

La reciente crisis del ébola ha puesto de manifiesto la eficacia de la colaboración externa para encontrar soluciones a los problemas de salud de carácter global. La alianza entre centros de investigación, gobiernos y universidades se vislumbra como la única fórmula capaz de frenar el avance de una epidemia o encontrar la cura a enfermedades crónicas. En ese escenario, el vicepresidente de Janssen, Ludo Lauwers, reclama el aprovechamiento conjunto del talento y las nuevas tecnologías: "No sabemos lo que puede venir y es mejor estar preparados en un ambiente de colaboración".

Por este motivo, Janssen ha impulsado en los últimos años una política de innovación centrada en la creación de sinergias con otros grupos de apoyo: "Hemos instaurado una política de innovación abierta con universidades, empresas de biotecnología, compañías emergentes y otros socios externos en los campos de la química farmacéutica, la biología y la biofísica", ha explicado el director de operaciones del centro de investigación de Val-de-Reuil de la compañía, Jean-Michel Argoullon, durante unas jornadas dedicadas a la innovación. Uno de los acuerdos más emblemáticos para la compañía, perteneciente al grupo Johnson & Johnson, es el firmado entre el centro de investigación de Val-de-Reuil y Effimune en 2003. La planta de Val-de-Reuil, ubicada en Normandía (Francia) y con casi 27 hectáreas, se inauguró en 1991 para fabricar Imodium (un medicamento para la diarrea). En la actualidad, elabora productos farmacéuticos y cosméticos y cuenta con un centro de investigación sobre dos áreas terapéuticas: la oncología (cánceres hematólogos, de próstata y de pulmón) y las enfermedades infecciosas (virus del dengue y respiratorios).

Effimune, por su parte, es una firma de biotecnología que desarrolla un nuevo fármaco para el tratamiento de la artritis reumatoide con resultados muy prometedores en los ensayos preclínicos. Este medicamento, conocido por el momento como FR104, es el primero que permite bloquear las respuestas autoinmunitarias y, por ahora, ha obtenido grandes avances como tratamiento de la esclerosis múltiple, el lupus y la uveítis. Su eficacia, además, puede trascender al campo de los trasplantes de órganos o médula ósea, ya que es capaz de bloquear el rechazo e inducir la tolerancia inmunológica del trasplante, tal y como explica Bernard Vanhove, CEO de Effimune.

Este acuerdo de colaboración permite lograr un rendimiento mayor en un periodo de tiempo más corto. Según el director del centro de innovación de Londres, Jeanne Bolger, departamentos como el de Val-de-Reuil, conocido también por sus éxitos en el tratamiento de la tuberculosis multirresistente con Sirturo (bedaquilina) y del VIH con Edurant (rilpivirina), actúan como "nodos regionales que sirven de catalizadores de la colaboración". La presidenta de la compañía en Francia, Emmanuela Quilès, ha puesto cifra a la apuesta de esta farmacéutica por la innovación abierta y ha asegurado durante la visita a uno de sus centros que la compañía destina cinco millones de euros anuales a los acuerdos de colaboración.

Para Lauwers esta fórmula es la única que puede garantizar que la "medicina transformadora" sea una realidad: "El objetivo es acelerar la prevención, llegar a diagnosticar la enfermedad antes de que aparezcan los primeros síntomas y eso, sin duda, es el punto fuerte de la sanidad del futuro". Janssen ha anunciado este año la creación una plataforma experimental que pretende interpretar los primeros signos de la susceptibilidad a la patología para lograr diagnosticarla antes de que comience. Esto es posible estudiando los orígenes, la predisposición genética, y las exposiciones medioambientales. La prevención y la colaboración externa son los dos pilares clave, según Quilès, por el paciente: "Hay mucho que hacer. Los pacientes están esperando".

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