Oncología

Miedo y falta de información frenan la participación en ensayos clínicos

  • Un estudio analiza las necesidades y percepciones de las pacientes oncológicas sobre las investigaciones. Expertas piden un nuevo modelo más claro de consentimiento informado.

Ser útil para la investigación, amor a su familia y altruismo suelen ser razones poderosas que esgrimen las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama que deciden participar en un ensayo clínico. "Participo porque realmente lo que nos cura es la ciencia", "Participo para sentirme útil" estos testimonios fueron recogidos en el estudio Activas Necesidades y percepciones de las pacientes oncológicas sobre los ensayos clínicos desarrollado por el grupo académico en cáncer de mama SOLTI.

ES el primer estudio de esa naturaleza que se realiza en España y su objetivo ha sido detectar las motivaciones, barreras y miedos que afectan a las mujeres a la hora de decidir si se enrolan o no en el ensayo clínico de una nueva terapia. El estudio hace recomendaciones basadas en la coincidencias de los criterios de las pacientes y los expertos que participan en la investigación. Los autores del estudio, entre los que se encuentran Giovanna Gabriele, Laura Fernández Maldonado y Ana Casas, habían detectado que a pesar de la atención que se le ha dedicado en los últimos años al cáncer de mama aún existen dificultades para reclutar a pacientes en los ensayos clínicos.

El estudio de SOLTI reveló que la experiencia vital de la paciente, su personalidad, el momento que vive de la enfermedad y el conocimiento previo que tenga de qué es un ensayo clínico son factores que afectan a la percepción y la decisión final de la mujer de incorporarse al ensayo. "Existe un gran desconocimiento en la sociedad sobre el valor de los ensayos clínicos para el avance de la investigación y del tratamiento del cáncer", apunta Ana Casas, oncóloga de la Unidad Multidisciplinar de Cáncer de Mama del Hospital Virgen del Rocío en Sevilla.

La personalidad de la paciente es uno de los factores determinantes en su actitud ante un ensayo clínico. "Suelen ser mujeres de gran fortaleza que creen que pueden con todo, en muchas ocasiones se aíslan y ni siquiera informan a la familia de sus decisiones", indica Giovanna Gabriele. "MI marido se enteró de que participaba en un ensayo porque me vio en un programa de televisión. No se lo conté porque quería seguir mi vida con normalidad. No me veo como una paciente, soy una persona y el ensayo clínico es parte de mi tratamiento, no es una cosa adicional o un apéndice", explicó una de las mujeres del estudio.

Entre las recomendaciones del estudio está convertir el documento del Consentimiento informado en una herramienta útil y legible para los implicados. "Ahora mismo es un documento repleto de tecnicismos y efecto adversos que genera más alarma que serenidad en los pacientes. Si lo firman es porque confían en el oncólogo pero perciben que es un documento destinado a la protección legal del ensayo y no una herramienta de utilidad para los pacientes", dicen las autoras.

Para Casas es imprescindible que los pacientes que participan en un ensayo lo hagan con un conocimiento pormenorizado de su situación clínica, de sus alternativas terapéuticas, de su pronóstico y sus posibilidades". Casas indicó que la confianza en los médicos, entendida como una relación más simétrica y menos paternalista que la actual, es fundamental. "Debemos dar a las mujeres más voz y un papel más activo en la redacción del consentimiento informado. La obligatoriedad de ceñirse a las Normas de Buena Práctica Clínica garantiza la alta calidad de todos los procedimientos de un ensayo clínico, lo cual redunda en una mayor calidad asistencial", explicó.

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