Contaminantes universales

Los ftalatos en el punto de mira

  • Existen muchas sustancias químicas artificiales que se usan como plastificantes en multitud de objetos cotidianos. Algunos estudios presuponen riesgos aún por determinar.

Geles, champús, lacas de uñas, juguetes infantiles, envases de plástico, suelos de PVC, productos de limpieza para el hogar, restos de pesticidas presentes en verduras y frutas. Todos pueden estar repletos de ftalatos, unas sustancias químicas artificiales que se usan como plastificantes y fijadores, y que están presentes en multitud de objetos y sustancias de uso diario. Algunos estudios han encontrado metabolitos de estas sustancias en la sangre y en la orina y los han relacionado con problemas de salud, aunque no han podido establecer si su relación es directa o causal. Su presencia es tan extendida que también se les llama "contaminantes universales".

Sólo en la Unión Europea se producen cerca de un millón de toneladas anuales de ftalatos. En España, el Instituto de Salud Carlos III encontró niveles de ftalatos muy superiores a la media registrada en otros 16 países europeos en niños de dos localidades del centro de la península. El estudio, realizado en 2011, fue parte de un proyecto europeo llamado Cophes/Democophes. Otros estudios llevados a cabo en España han arrojado resultados aún más elevados, como el que realizó el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (Creal) de Barcelona.

Aunque es difícil establecer el tipo de relación de los ftalatos con problemas de salud concretos se les considera parte del fenómeno conocido como contaminación interna a la que se le adjudica una acción disruptora endocrina, y en el que los plásticos, los plaguicidas y el dióxido de carbono de las grandes ciudades se señalan también como grandes contaminantes. En Madrid la Fundación Vivo Sana ha presentado esta semana la iniciativa Hogar sin Tóxicos acompañada de un informe de 120 páginas que resume varios estudios científicos que demuestran la urgencia de regular la presencia de ftalatos por su relación con el deterioro de la calidad del semen, la alteración de los niveles de hormonas sexuales, la infertilidad, o las alteraciones tiroideas.

El documento también recoge una petición formal a las autoridades para que se establezca una estrategia nacional dirigida a reducir la exposición de los ciudadanos a estas sustancias, especialmente los niños y las mujeres embarazadas. Según Carlos de Prada, autor del informe, los ftalatos son "inhalados, ingeridos y absorbidos por la piel", lo que los convierte en un gran problema. Al no unirse químicamente a los productos de cuya composición forman parte, como el PVC, los ftalatos se van desprendiendo lentamente a lo largo del tiempo, lo que permite que se acumule en el polvo doméstico y en el aire. Otros ftalatos pueden llegarnos a través de la comida o la piel por el uso de cremas y otros cosméticos. Según el informe estamos sometidos a "una exposición continuada".

Según la Fundación Vivo Sano de los 100 ftalatos usados con mayor cierta frecuencia en todo el mundo, 26 están registrados en las bases de datos de la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA). Y de ellos, 12 han sido incluidos en la lista de sustancias altamente preocupantes por sus posibles efectos para la salud. De ellos algunos requieren una autorización por la Comisión Europea para su uso, por ejemplo: BBP, DEHP, DBP y DIBP.

El rol de estos productos como disruptores endocrinos es una de las mayores acusaciones que caen sobre los ftalatos por su presunta capacidad de interferir en el equilibrio de la actividad hormonal y alterar varios procesos fisiológicos.

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