La Oración en el Huerto

La contemplación dominica de Jerez

  • La cofradía adornó con flores silvestres al Señor como reminiscencia del huerto de Getsemaní

PERMÍTANME que me repita pero no puedo dejar de evocar, al paso de la esta dominicana Cofradía, lo que decía el maestro Fernández Lira de ella: que siempre vio acertadísimo que una Cofradía con sede en el convento de la Orden de Predicadores llevara dos ángeles, uno en cada paso. Se evoca así toda la historia de la Orden, desde el siglo XIII en que fuera fundada por Santo Domingo de Guzmán, de la cual esta corporación señera de nuestro Jueves Santo es su versión penitencial.

Casi doscientos nazarenos nazarenos componen el cortejo de esta cofradía, esencia dominica del día del Amor Fraterno, vestidos, como no podía ser de otra manera, con hábito formado por túnica y escapulario blancos y capa y antifaz negros, a imagen y semejanza de tantos y tantos frailes que a los largo de los siglos dieron gloria a Dios con la pobreza, la contemplación y la predicación por bandera.

Eran las ocho y veinte de la cuando la cruz de Guía de la Hermandad se aposentó en la puerta que da a la alameda de Cristina Pocos minutos después, hacía su salida el imponente conjunto formado por el Señor de la Oración en el Huerto, estrenando una túnica donada por el grupo joven de la Hermandad, y el Ángel Confortador, dirigido un año más por Manolo Ballesteros, su eterno capataz, que iba con un exquisito y original exorno formado por flores silvestres (que incluyen cardos, eucalipto y lavanda), a imagen del Monte de los Olivos. Cabe reseñar en este punto que, bajo la roca sobra la que se posan las manos del Señor, se depositaron las papeletas de sitio de Manolo Mesa, el siempre recordado Manolito, y de Pepe Antonio González de la Peña, figuras señeras de esta corporación y que ya no están entre nosotros.

Es de reseñar el estreno musical de la Agrupación de la Sentencia tras el monumental paso que tallara Manuel Guzmán Bejarano y que valiera el Premio Nacional de Talla en 1967. Quizás el hecho que en el día de ayer no pudiesen acompañar al Soberano Poder les hizo sonar con más fuerza de la que habitualmente derrochan.

Por su parte, María Santísima de la Confortación, con treinta costaleros a la voz de José Luis Sánchez, se plantaba en la Alameda Cristina a los sones de la Banda Sinfónica Municipal de San Fernando, que ya en el interior del templo había interpretado 'Mater Mea' en recuerdo de los que ya no están entre nosotros. El palio lució exquisito con un exorno formado por alelíes y rosas blancas.

Si bien el camino de ida hacia la Carrera Oficial no es que sea de gran belleza, debido a la cercanía con la Carrera Oficial, sí hubo que destacar la vuelta hacia el convento de Santo Domingo, donde las estrecheces de Carpintería Baja y Carmen esperaban la maestría de ambas cuadrillas.

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