La Lanzada

La impronta de solemnidad que llega desde el Carmen

  • El público reunido en torno a la basílica agradece el protagonismo del sol tras una Semana Santa donde han reinado las nubes

LAS decisiones tomadas en las jornadas de Jueves Santo de estos dos últimos años era la comidilla que iba y venía por las calles del barrio del Carmen. El pasado 2010, la hermandad de la Lanzada se arriesgaba y salía a la calle aún con un alto riesgo de lluvia. El agua 'sorprendía' a la cofradía saliendo de Tornería, por lo que tuvo que refugiarse en San Juan de Letrán mientras que, justo enfrente a esa hora, La Oración en el Huerto tuvo que volver a Santo Domingo nada más salir el misterio. Este infortunado suceso ya pesó en la toma de decisiones de la junta de gobierno del año pasado, cuando decidió que no se abrirían las puertas de la basílica de Nuestra Señora del Carmen Coronada.

Sin embargo, este año era diferente. Contrastando con los distintos días de la presente Semana Santa, el sol ganaba a ratos la batalla a las nubes y el riesgo de lluvia era mínimo. La decisión en esta ocasión fue fácil, y muy aplaudida, ya que los files tenían ganas de disfrutar de una estación de penitencia tranquila y a su hora este año en general y de La Lanzada en particular.

Eran las siete de la tarde cuando la zona frente a la basílica comenzaba a estar abarrotada de público esperando ver a la cofradía carmelita. Se trata de una hermandades más especiales y señeras de la ciudad. Cada elemento, insignia e imagen que compone la formación respira un trozo de historia de Jerez. Un claro ejemplo es la talla de Santísimo Cristo de la Lanzada, que se estima del siglo XVIII.

La espera de la salida de esta hermandad siempre es fácil, la portada de la basílica del Carmen tiene una belleza que atrapa sin que te des cuenta. Mientras la mirada se pierde por sus esquinas, sorprende la apertura de las puertas del templo, que deja entrever entre tinieblas, al fondo, el paso de la hermandad de La Lanzada. En la mente cofrade, cada año se forma el mismo pensamiento, ese año en que la cofradía esté compuesta por dos pasos y por fin pueda procesionar bajo palio Nuestra Señora del Buen Fin.

El pensamiento dura lo que tarda en comenzar en salir el cortejo de nazarenos cn la cruz de guía y primeros cirios. Hermanos color marrón ataviados con la típica túnica con reminiscencia carmelita que poco a poco van haciendo filas perfectamente formadas que demuestran la seriedad y preocupación de la cofradía en los pequeños detalles que al final conforman la personalidad de una formación.

Con el tránsito de hermanos de los nazarenos carmelitas, llegaba el difícil momento de la salida de la impresionante canastilla de La Lanzada, obra como no podía ser de otra forma, del genial Manuel Guzmán Bejarano. La obra porta elegantemente las cuatro imágenes que componen el conjunto escultórico del momento en que Longinos asesta una lanzada a Cristo. A su lado, María Santísima de Gracia y Esperanza mira a su hijo, entre lágrimas, luciendo una nueva flamante corona que no pudo estrenar el año pasado.

Sin prisa, pero sin pausa, el misterio se adentra en Carmen y Sedería para llevar por las calles de Jerez la seriedad propia del buen gusto cofrade.

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