Transporte

Aroma mercedario que inunda Jerez

  • Elegancia a raudales de la Hermandad del Transporte por las calles de Jerez con sus dos centenares de hermanos penitentes.

LA plaza de Santa Isabel, junto al antiguo hospital de la Ciudad, es un hervidero de gente cuando faltan cinco minutos para las cinco y media de la tarde y se abren las puertas que dan acceso al templo de la Basílica en la que se venera a la Virgen Morena, Patrona y Merced de todos los jerezanos. La expectación se palpa en el ambiente: hay ganas, muchas ganas de Semana Santa, y la benigna meteorología de la que disfrutamos, y que  parece que vamos a disfrutar toda la semana,  hace que esas ganas aumenten exponencialmente

Una vez que aparece en la barroca portada del templo mercedario (desgraciadamente este año con problemas de desprendimientos, cuyo paramento superior está actualmente protegido por una malla y apuntalado) la Cruz de Guía de la Hermandad del Transporte, y el cortejo, formado por unos 200 nazarenos, vestidos de inmaculado blanco, con su característico escudo cuatribarrado, casi evocando a los frailes que pintara Francisco de Zurbarán, sale muy ordenado y abandonando lentamente su sede canónica, camino de una calle con tanto embrujo como Merced. Nazarenos que traen a la memoria aquellos transportistas que, hartos de kilómetros por caminos y carreteras, allá por los años cincuenta, decidieron fundar una corporación para, refugiándose en la blancura de sus túnicas, reflexionar y meditar sobre lo que merece la pena en esta vida. 

A los magistrales sones de la Banda de Cornetas y Tambores del Rosario de Cádiz, poco a poco va viendo la luz de esta tarde luminosa del Domingo de Ramos el paso de Nuestro Padre Jesús del Consuelo en el Desprecio de Herodes, con su un novedoso exorno de rosas rojas. La cuadrilla de 50 costaleros, a las órdenes de Manuel Monje, llevan con cadencia y buen compás este soberbio y monumental paso de misterio durante la Estación de Penitencia al primer Templo de la ciudad, mientras miles de personas premian su esfuerzo en las angosturas del barrio de Santiago, en Carpintería Baja (¡qué momento!), en Tornería o en la recogida, donde su barrio se vuelca con la Hermandad.

Tras la salida del Señor Nuestro Padre Jesús del Consuelo, es Madre de Dios de la Misericordia, belleza sin igual salida de las manos de Sebastián Santos, en su portentoso y originalísimo palio, quien aparece bajo el dintel del templo basilical a los sones de la marcha “Quién te vio y no te recuerda (saeta jerezana)”, obra de David Hurtado y estrenada este año 2015. Un año más, es la Banda de Música de Ntra. Sra. de la Soledad de Cantillana (Sevilla) quien se encarga de poner la nota musical a este compás costalero que se derrocha por Merced,  el arco de Santiago, Nueva y Ancha, calles de honda raigambre flamenca. A reseñar el buen hacer de Jaime Racero, que cumple su tercer año al frente de los treinta y cinco costaleros que portan a la Morena del manto blanco. 

A medida que va avanzando la tarde, la Hermandad cumple con rigor su entrada en Carrera Oficial y encara, con sobriedad pero a la vez majestuosidad, una vez pasado el primer templo de la ciudad, su vuelta a la Basílica de la Patrona por las estrechas calles de la collación de San Marcos.

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