Angustias

Certeza cofrade por el Humilladero

  • Las Angustias, como demuestra desde hace décadas, volvió a ser ejemplo de cofradía de orden, seria y elegante.

AL que le guste, tenga una especial sensibilidad para captar lo bueno y se considere un entendido de los de verdad sobre  cofradías y Semana Santa sabrá que en Las Angustias tiene una referencia absoluta. Es así porque cada Domingo de Ramos expone sus enormes valores cofrades, esos que solo pueden lucir muy pocas. Los es porque cuando pocas eran las hermandades que miraban sus cortejos, Las Angustias era de las escogidas y de las que sabían de la importancia y de la trascendencia que tiene el nazareno en el ser de la hermandad en su salida procesional. Así es como cada Semana Santa la cofradía del Humilladero sale a las calles sin hacer ruido, silente, casi andando de puntillas para no empañar la maravillosa estampa penitente de la que se vanagloria la hermandad. Silencios sólo interrumpidos por las voces blancas de la escolanía que entona el canto del Stabat Mater evocando los dolores de la Virgen ante el paso donde Ella expone sobre su regazo al Señor descendido y muerto. 

 

Silencios en la plaza que lleva el nombre de la Dolorosa, un mutismo respetuoso que es obligado para acompañar a nazarenos de negra y noble estirpe cofrade, que en considerable número formaron el espectacular y precioso cortejo de cera elevada al cuadril para formar el tintineante pasillo de luz que desembocaba frente por frente al canasto que tallara Guzmán Bejarano para la Virgen de las Angustias.  La hermandad de la vera del Humilladero fue ayer la misma de siempre y la diferente de cada Domingo de Ramos, cuyo caminar elegante volvió a conmover y a dejar huella ante el público que la vio pasar. 

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