El portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José María Gil Tamayo, ha denunciado la existencia de "trabas" en algunas comunidades autónomas donde no se realiza la oferta "necesaria" de clases de religión católica y que reducen esta enseñanza hasta convertirla en "algo heroico".

Así lo ha expresado  el portavoz de la CEE en la rueda de prensa posterior a la reunión de la Asamblea Plenaria de los obispos al ser preguntado por el hecho de que haya seis comunidades en las que hay centros públicos donde no se imparte la asignatura de religión.

Gil Tamayo ha reconocido que ésta es una cuestión que les preocupa porque se pierde "sensibilidad" en los padres que, en algunos casos, no toman conciencia de la importancia de la enseñanza religiosa en sus hijos. El portavoz de la CEE ha advertido de la existencia de "trabas" en algunas comunidades que están "reduciendo la enseñanza religiosa para hacerla algo heroico" y ha recordado que se trata de un derecho de los padres que ha de ser respetado, tal y como lo establece la Constitución española.

Por otro lado, ha pedido a la UE que sea "más generosa" y ayude a países como España e Italia que no pueden hacer frente, por sí solos, a la contención y acogida de seres humanos que huyen de sus países. Gil Tamayo ha pedido una mayor implicación de la UE en sus fronteras, "que no son sólo las de un país" y ha calificado las respuestas que las instituciones europeas han dado al drama de la inmigración de "raquíticas".

"La UE tiene que ser más generosa y ayudar a países como el nuestro e Italia, que por sí solos no pueden hacer frente a la contención y acogida de seres humanos que huyen, a veces, de la muerte", ha subrayado. En este sentido, el portavoz de los obispos ha asegurado que la UE puede hacer mucho más, como políticas de ayuda al desarrollo, o colaborar en la normalización política en muchos países para que sus habitantes no tengan que buscar mejores condiciones de vida fuera de sus fronteras.

"No se puede actuar a golpe de tragedia", ha advertido Gil Tamayo a la UE, quien ha lamentado que el Mediterráneo se está convirtiendo en un "cementerio" de seres humanos que huyen, no sólo del hambre, sino de situaciones políticas "para defender su vida y sus propias convicciones".