El Xerez Deportivo juvenil de Liga Nacional ha realizado una gran temporada y, pese a la falta tanto de recursos económicos como deportivos -al igual que el primer equipo ha sufrido la falta de un horario adecuado para entrenar y no ha tenido un campo completo en el que poder ejercitarse-, se ha quedado a las puertas de la gloria, a un pasito del ascenso a División de Honor. Las promesas realizadas por algunos de los miembros más destacados del Ayuntamiento tanto a los técnicos como a los padres de varios jugadores cayeron en saco roto, nunca recibieron ningún tipo de apoyo.

El jerezano Carlos Sánchez ha compatibilizado su trabajo en la cantera del Sevilla con la dirección del equipo y confiesa que "aceptar el ofrecimiento del Xerez para entrenar a este equipo, para mí, y se lo he comentado a los chavales en el vestuario, es la mejor decisión personal que he tomado en mi vida. Tengo que dar las gracias al grupo que he tenido, a mi cuerpo técnico y a los padres. Ha sido un año en cuanto a aprendizaje, a emociones, a todo, de diez, espectacular, de los que merece la pena vivir".

Recuerda como empezó todo y a día de hoy todavía no se cree lo que han conseguido. "En julio me llamó Juan Pedro, yo estaba en el Sevilla C y mi intención era la de compatibilizar el trabajo en el segundo filial por la mañana con la Escuela del Sevilla por la tarde pero opté por arriesgar y empezar mi carrera como entrenador en solitario. Al principio, me encontré sin equipo, ya que la columna vertebral se había perdido, dos jugadores se fueron al División de Honor del Sanluqueño, otros al Cádiz, otro al Nástic, otro al Recre, otro al Marbella, otro al Betis. Teníamos que montar un equipo nuevo, con muchas dudas y con futbolistas que optaron por jugar en conjuntos de inferior categoría porque nosotros no sabíamos si íbamos a competir y no querían arriesgarse. La pretemporada fue complicada, intentamos buscar jugadores por todos los equipos de Jerez que estaban en categoría inferior y le dedicamos muchas horas de trabajo. Y no me quiero acordar del día antes de empezar la Liga, salimos a competir al final y ahora no nos podemos quejar".

El entrenador también resalta que "mentalmente aquello fue duro pero a la vez motivante para los chavales. Cuando nos quisimos dar cuenta estábamos en Ceuta para jugar el primer partido y sin saber cómo afrontaríamos los gastos de la temporada. Así, el objetivo era intentar salvarnos. A nivel personal, lo que pretendía era aprender de los chicos, proponer un poco de fútbol y que ellos fuesen al final de Liga mejores jugadores que al principio. La pelota comenzó entrando y, a base de mucho trabajo, de mucho compromiso y de mucha actitud por parte de mi plantilla y gracias a la ayuda de mi cuerpo técnico y de mi delegado Juan, acabamos la primera vuelta sextos pero teniendo en cuenta que Sevilla, Betis y Cádiz no podían ascender. Estábamos a dos puestos de subir".

La ilusión se instaló entonces en el vestuario pero Sánchez en ningún momento quiso lanzar las campanas al vuelo porque era consciente de las limitaciones de la entidad. "El objetivo de cara a la segunda vuelta era el mismo pero propuse a los chavales, para que no se presionaran, que se tomaran el segundo tramo de la Liga como si empezáramos de cero pero con la misión de intentar mejorar lo hecho en la primera vuelta. Los problemas comenzaron a llegar y a crecer porque llegó el bloqueo de los derechos federativos y no podíamos incorporara nadie, ya comenzaban a faltar recursos para los desplazamientos, a una media de 300 ò 400 euros cada quince días, los arbitrajes los teníamos que pagar nosotros porque el club ya nos dijo que no tenía. Ahí, gracias a la ayuda de los padres, de un grupo de personas increíbles y de mucha dedicación, logramos seguir adelante. Buscamos patrocinadores, vendimos papeletas, un poco de todo".

La recta final de Liga fue la más bonita pero también la más delicada por perder las opciones de ascenso a falta de un par de partidos. "Hasta la penúltima jornada tuvimos posibilidades de ascenso y muchas de ellas se nos fueron en un partido en Taraguilla. Íbamos ganando 0-1 en el minuto 80 y nos pitaron un penalti en el minuto 86 de los que te pitan en el Campo de Gibraltar. Mi portero salió de puños, le da al balón, choca con el delantero, el punta mira al árbitro para reclamarle que no era falta en ataque, que sólo había saltado, y se encuentra con el penalti. La derrota en ese partido por culpa de esa decisión nos dejó sin casi casi el 80% del ascenso. Los jugadores lo pasaron muy mal, sabían que con esa derrota perdíamos algo por lo que habíamos trabajado muy duro".

A lo largo del intenso curso vivido, se queda con "los triunfos ante algunos de los equipos más potentes del grupo, como el Córdoba, la imagen ofrecida ante Betis y Sevilla, en partidos que también perdimos en los últimos minutos y en los que hasta los entrenadores contrarios felicitaron a los chavales" y le encantaría borrar de un plumazo "las dificultades que han ido apareciendo al margen del tema económico. Hemos tenido que entrenar a las once de la noche, en medio campo, luego teníamos agua fría en la ducha, y hemos tenido tres lesiones de gravedad de más de seis meses, que afectan bastante al grupo. Teníamos diez niños de primer año y han respondido fenomenal. Se lo he comentado a ellos, si esta Liga hubiese durado un mes más, seríamos equipo de División de Honor. Es más, si se mantiene la base y el club sigue adelante, este equipo puede luchar con ciertas garantías por el ascenso. Es comprometido, tiene ganas, actitud, es trabajado, es increíble".

Por último, el técnico admite que le gustaría continuar pero su futuro depende "del Sevilla sobre todo. A ver qué deciden y qué misión me encomiendan. Aquí todavía no se sabe nada, ojalá el futuro se aclare cuanto antes y sepamos a qué atenernos".