Leonor Leal. Bailaora

"Hoy en día no entendería mi vida sin el flamenco"

  • La jerezana asegura que se divierto con lo que hce, "no bailo para ganar dinero ni para hacer más o menos galas, a veces nos perdemos en eso y no disfrutamos de los que hacemos"

Mochila al hombro y mantón al cuello, refleja entusiasmo ante su inminente estreno. Comedida y pasiva al principio, pronto pasa al diálogo. Es expresiva a más no poder y da vueltas a las cosas antes de contestar. Es Leonor Leal una artista de corazón y que sólo sueña con bailar, su gran pasión.     

—Hábleme de su espectáculo.

—La idea ha surgido más bien de Paco López. Me llamó, me ofreció la posibilidad de hacer algo diferente y me gustó.  Además, eso de tener un director supone otra forma de plantearte las cosas, porque nosotros normalmente nos juntamos con los músicos y no piensas tanto en una obra en sí, piensas en bailar. Todo surgió el año pasado y a partir de ahí empezamos a hablar de las cosas que me gustaban y demás. Entre los dos le hemos dado forma al montaje y bueno, esperemos que guste. A mí personalmente, que él controle ciertos aspectos, me quita responsabilidad y hace que me pueda centrar en otros asuntos.

—Juan Parra, Rocío Márquez, Juana la del Pipa....¿Son artistas invitados por algún motivo?

—Sí, todo tiene su explicación. Juan Parra fue mi primer maestro en el baile flamenco y por eso he querido contar con él. Rocío representa la dulzura, la otra vertiente del cante, y Juana, ya se sabe, es lo racial, todo lo contrario. A veces la veo cantar y pienso, ‘ojalá tuviera yo sólo una chispita de su arte porque sería distinta’. En realidad son contradicciones, esas contradicciones que forman parte de mi vida.

—Una vez dijo que no era una jerezana normal, ¿puede explicarlo?

—(Risas) Sí porque aunque he nacido en Jerez mi madre es de León, mi padre andaluz pero es como si fuese alemán, no le gusta para nada el flamenco, y bueno, por eso lo decía. Además, yo empecé bailando danza clásica y hasta los 18 años lo único que hice fue eso, la primera experiencia que tuve con el flamenco fue después de los dieciocho, pero me cautivó de tal forma que hoy día no entendería mi vida sin el flamenco. Por eso digo lo de ser una jerezana poco corriente, no por nada, me gusta mucho mi ciudad.

—¿Qué ha aprendido de la danza y qué del flamenco?

—La danza ha sido mi formación de base y con ella he conseguido conocer perfectamente mi cuerpo. Tuve como maestra a Belén Fernández y además de la técnica nos enseñó valores de la vida diaria. Casi sin darnos cuenta estábamos aprendiendo muchas más cosas aparte de la danza. Para mí fue una persona ejemplar por su integridad. Nunca tuvo favoritas, y todo lo basaba en el trabajo y en la constancia. Me ayudó mucho. Luego, a través del flamenco me he podido conocer a mí misma. Gracias a él he andado por caminos que me han llevado a otras disciplinas y eso me ha enriquecido como persona.

—¿Conocerse a sí misma?

—Sí, bailar me ha llevado a cuestionarme muchas cosas, desde quién soy en realidad, cómo puedo  descubrirme, qué significa vivir y actuar, qué hago metida en esto, qué me permite entender el flamenco, qué puedo aportar, y sobre todo qué sentido tiene el arte en el ser humano. Ahora para mí es  necesario tomar conciencia de lo que hago en el sentido más primitivo y esencial pues descubro que así el verdadero peso de las cosas se palpa mejor.

—Empezar con 18 años, una edad tardía, ¿le ha beneficiado o le ha perjudicado?

—No lo sé porque en estos últimos años, desde que empecé a bailar flamenco, todo ha ido muy rápido. Casi no me ha dado tiempo a digerir lo que me estaba pasando. Antes de marcharme a Sevilla a estudiar magisterio musical estuve un año dando clases con varios profesores de Jerez, con Juan Parra, con Angelita Gómez, con Ana María López, con La Chiqui, pero fue mi primera experiencia. Recuerdo que cuando llegué a Sevilla la gente me decía ‘¿qué eres de Jerez?’, y daba por hecho que yo sabía bailar, cuando apenas llevaba un año dando flamenco. He tenido que ir muy rápido, y como no tenía una base y a mí me gusta entenderlo todo, soy muy meticulosa para eso, iba desgranándolo todo. Yo no podía decir en una compañía que no entendía una cosa, ellos lo daban por hecho porque las bailaoras llevaban toda la vida bailando, y yo no, y lo tenía que analizar todo. Eso, a decir verdad, me ha beneficiado, he tenido que adaptarme a las circunstancias y eso me ha hecho aprender más rápidamente.

—Aunque habla de esa velocidad profesional de los últimos años, ha podido compartir escenario con gente como Antonio El Pipa, Javier Barón, Andrés Marín...¿Qué le ha supuesto eso?

—Me ha hecho aprender muchísimo porque cada uno tenía un concepto diferente del baile. Antonio, por ejemplo, me llamó cuando apenas llevaba un año bailando flamenco. Fue en el espectáculo ‘De Cai, el baile’ y con él aprendí mucho. Lo mismo me ocurrió con Andrés Marín, cuyo concepto del baile y del ritmo, por ejemplo, no tiene nada que ver con el de El Pipa.

—Desde aquel año 2002 en el que hizo ‘De Cai, el baile’, con Antonio El Pipa, ¿qué recuerdos le quedan del Festival?

—Muchos porque yo empecé haciendo cursos. Mi madre me regalaba por Reyes un curso en el Festival y así fui aprendiendo. Luego he tenido diversas experiencias muy bonitas, para mí volver a Jerez siempre es un motivo de alegría.

—Ahora que se experimenta tanto en el baile, ¿en qué momento cree que está?

—Bueno, yo hablo de mí, de la concepción personal que tengo. El baile actual lo veo muy variado, novedoso, atrevido, inquieto... Eso no me preocupa. Los límites se pueden ampliar y con ello enriquecer, a mí me preocupa ir hacia adelante y al mismo tiempo atrás, o mejor dicho al centro, al blanco de la diana, y no en la forma sino en el contenido. Yo me divierto con lo que hago, no bailo por ganar dinero ni me centro en conseguir más o menos galas.  A veces nos perdemos en ese tipo de banalidades y no disfrutamos de lo que hacemos. Cuando voy a ver a un espectáculo me quedo siempre con lo que me ha transmitido, con las esas sensaciones.

—Dicen los entendidos que usted es de las que mejor maneja la bata de cola entre las jóvenes, ¿la veremos en su nuevo montaje?

—Sí, y además se verá bien porque es una bata muy llamativa. No sé si soy de las que mejor la maneja o no, sólo sé que quizás en ese aspecto me ha ayudado mucho la danza, porque me ha hecho conocer mi propio cuerpo. Para mover la bata tienes que controlar bien todos los movimientos y quizás ahí la danza me ha ayudado.

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