Crítica de Cine

Entretenimiento y extenuación

Una imagen de la película, a la vez homenaje y parodia del 'universo Batman'.

Una imagen de la película, a la vez homenaje y parodia del 'universo Batman'.

A ver, no se le pueden poner demasiadas pegas a una película de animación con figuras de clicks de Famóbil y fondos constructivos de LEGO que, ya desde su primera escena, con los títulos de crédito de Warner y los sones zimmerianos, se cachondea alegremente de toda esa solemnidad dramática y todos esos clichés oscuros que han hecho de los últimos Batmans de Nolan una suerte de religión de culto y prestigio desmedido. Tampoco al hecho de buscar un hueco analógico y retro entre la habitual imaginería digital fotorrealista que ha terminado por uniformizar la animación infantil en una misma paleta de brillos, reflejos, colores, volúmenes y texturas.

Nuestros muñequitos apenas articulados y levemente expresivos se lanzan a la autoparodia del universo de los superhéroes y villanos de la escuela DC con ánimo gamberro y el chiste o la ocurrencia siempre a punto, pero claro, uno está ya algo mayor y lento para seguir la acumulación y el endiablado ritmo de tanta peripecia lisérgica y tanto guiño cinéfilo para adultos (de la comedia romántica más empalagosa a la saga del Señor de los Anillos) sin agotarse de tanto mirar, tanto escuchar (sí, José Coronado, te hemos reconocido), tanto cambio de escenario y tanto desplazamiento. Habrá que volver a ella a cámara lenta o con el mando a mano.

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