Cine

Inédito Lisandro Alonso

  • Intermedio edita los tres primeros largometrajes del director argentino junto a un libro sobre su cine de Francisco Algarín

Cofre Lisandro Alonso. 3 DVD + Libro 72 págs. Intermedio. Incluye: La libertad, Los muertos (+making of) y Fantasma. Películas presentadas por Lisandro Alonso. 34,95 euros.

Inéditas en España, las tres primeras películas de Lisandro Alonso (Buenos Aires, 1975) iluminan uno de los rincones más interesantes y fructíferos del cine de lo que llevamos de siglo, ese del que emergen imágenes y sonidos pegados a la ambigüedad de lo real, ese del que, sin guión, brotan relatos mínimos (casi al gusto o la imaginación del espectador) en vías de (auto)disolución, aquel que ha proyectado una auténtica vía alternativa al cine industrial a partir de un nuevo lenguaje, escurridizo híbrido entre la ficción y el documental, y de nuevos métodos de producción que destierran la dictadura del cine como profesión.

La libertad (2001), Los muertos (2004) y Fantasma (2006) conforman una trilogía de la misma manera que los dos primeros títulos y Liverpool (2008), este sí estrenado entre nosotros, podrían conformar otra. Fantasma cierra en un lacónico juego especular el ciclo de dos cintas rodadas en plena naturaleza con dos intérpretes no profesionales, Misael Saavedra y Argentino Vargas, dos cuerpos errantes, opacos y silenciosos que saben hacer muy bien las cosas que saben hacer (cortar árboles a hachazos, cocinarse un armadillo, destripar una cabra) y que van a transitar ahora como verdaderos fantasmas, totalmente fuera de sitio, por los pasillos y las salas del Teatro San Martín de Buenos Aires, arquitectura laberíntica poblada de ruidos y sonidos sintéticos, donde se proyecta la película Los muertos.

Mientras Misael trastea por habitaciones, escaleras y lavabos, Argentino contempla su película junto a un público de apenas tres personas: "La verdad es que está linda... para entretenerme y mirar un rato, estaba bien", le comenta a una chica a la salida de la proyección. La frase, simpática y formularia, encierra una ironía sobre lo prescindible del cine, pero también esa idea, apuntada por Kiarostami, de la utopía de nuevo cine popular en una época de saturación y polución de imágenes. Es ahí donde parece trabajar precisamente el cine de Alonso, en esa formulación de una mirada aparentemente inocente y primigenia (que en cualquier caso esconde su reverso autoconsciente: una inesperada y sostenida mirada a cámara de Misael en La libertad, un juego de desenfoques sobre las ramas de los árboles en Los muertos) que devuelva precisamente la posibilidad de un reinicio, de un reencuentro con las imágenes y los sonidos, de una reeducación que parta de lo esencial, de un paisaje de la naturaleza, de sus ciclos, de un río que fluye, de unos hombres haciendo lo que saben hacer durante el tiempo necesario que esto les lleve.

El cine de Alonso ha puesto a prueba a la crítica. Ahí donde la achacosa vieja guardia no ha sabido encontrar un lenguaje y las herramientas para hablar de él, una nueva crítica tantea nuevas vías de acercamiento. Lo podemos comprobar en el espléndido libro que acompaña esta edición: una primera parte, firmada por Santiago y Virginia Fillol y Francisco Algarín, apuesta por el ensayo visual para proponer un sugerente itinerario iconográfico por el cine de Alonso con referencias a filmes de Ford, Lang, Flaherty, Whale, Peckinpah, Lynch o Jarmusch. Una segunda, firmada ya en solitario por Algarín, se adentra en el frondoso territorio Alonso a través de uno de los ejercicios críticos más prolijos y generosos que puedan leerse hoy en castellano, sorteando inercias y lugares comunes de otros textos sobre el autor para establecer un fértil y enriquecedor diálogo con sus imágenes, motivos, flujos y sonidos con atención al detalle, casi plano a plano, y sin caer en los tantas veces anestesiantes tics del análisis textual gracias a un lenguaje desbordante de pasión y conocimiento.

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