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¡Bienvenidos a Villa Pingüino!

  • La niña robot Arale salió de la mente de Akira Toriyama antes que su personaje más conocido, Son Goku. El propio autor entró en la ficción y adelantó la interacción con el lector

La simpática Arale.

La simpática Arale.

Todo el mundo conoce a Akira Toriyama por su obra más famosa, Dragon Ball (1984). Pero antes, este autor creó las absurdas aventuras de la niña robot Arale (tan fuerte e ingenua como Son Goku), que vive en un pueblecito llamado Villa Pingüino.

Cuando Dr. Slump apareció en las páginas de la revista Shonen Jump en enero de 1980, su autor era desconocido. Sin embargo, la aceptación del manga fue tal, que el 8 de abril de 1981 se estrenó el primer episodio de la teleserie de animación. El manga terminó de publicarse en 1984. La serie de televisión sobrepasó los 240 episodios, terminando el 19 de febrero de 1986.

Dr. Slump narra las desternillantes aventuras protagonizadas por un robot humanoide con forma de niña de trece años llamada Arale Norimaki, quien carece de sentido común y cuenta con una fuerza extraordinaria.

La historia transcurre en Villa Pingüino, donde sus habitantes no saben que Arale es en realidad un robot. El creador de Arale es el Dr. Sembei Norimaki (el Dr. Slump del título), un científico casi treintañero, tan buenazo como salidillo, capaz de concebir los más absurdos inventos a los que Arale y sus amigos siempre le sacan partido.

La verdad es que contar de qué va Dr. Slump no tiene mucho sentido, porque lo que define a este cómic no es lo que cuenta, sino cómo lo cuenta. El autor se permite algunos juegos, como que en un personaje del cómic haga referencia a otros mangas (Astroboy y Doraemon), o que otro personaje use físicamente una onomatopeya de la viñeta para golpear a un pajarraco.

También aparecen personajes secundarios como Suppaman, parodia de Superman, que es capaz de volar pero prefiere ir en monopatín, la pareja de extraterrestres, con trasero como cabeza, la familia Tsun, que tiene poderes sobrenaturales, la profesora Yamabuki, amor platónico de Sembei, el bebé Gatchan, capaz de volar y de expulsar rayos por sus antenas, además de comer metal, etc. A estos personajes recurrentes se les sumarían otros como los policías, la familia Gorila o Caca (sí, una caca), aunque para sonada, la aparición de Son Goku, el protagonista de Dragon Ball, cuando se dejó caer por Villa Pingüino y se encontró con Arale.

El propio autor se convierte en un personaje más de su propia ficción, interactuando con sus personajes con total libertad. No sólo eso, sino que Toriyama va más allá, y también se dirige abiertamente al lector, nos hace partícipes del relato, en una ruptura de la cuarta pared que el autor maneja como nadie.

Arale tiene algunas carencias, porque hay detalles que el buen doctor a sus veintiocho años no ha visto, y que tampoco aparecen en películas o mangas. A pesar de eso, Sembei no solo crea una niña sino que intenta hacerla pasar por humano entre los habitantes de Villa Pingüino, una tarea casi imposible dada la fuerza desmedida de Arale y la ingenuidad de la misma, que le hace en ocasiones desvelar su origen.

Eran otros tiempos, pero, a pesar del ligero toque picante que en ocasiones tienen las historias, Dr. Slump es una serie para niños que también sorprenderá a aquellos más veteranos que dejen de lado sus prejuicios y se adentren en el maravillo mundo de Villa Pingüino.

Gran parte del humor de Dr. Slump es autorreferencial; por ello, cuanto mejor conocemos a los vecinos de Villa Pingüino, más nos reímos y nos divertimos con lo que Toriyama nos cuenta, y más fácilmente nos damos cuenta de lo inteligente y brillante de su propuesta.

El autor se olvida de todos los elementos racionales y va metiendo elementos de todas las películas, cómics, series y libros que le gustan, para crear un universo surrealista, donde el límite es la imaginación del autor y la tolerancia del lector.

A nivel de guión, Toriyama utiliza esquemas simples para hacer reír al lector, ya sea mediante el humor situacional o el absurdo, incluyendo a su vez gags y elementos recurrentes. No sigue los esquemas del shonen, puesto que no hay un progreso del héroe, ni nada similar, es únicamente el humor por el humor.

En el apartado artístico, nos encontramos con un dibujo sencillo, que, a pesar de los años transcurridos, se conserva bastante bien. Los diseños están llenos de imaginación y resultan muy atractivos y diferenciados, cada uno con su personalidad.

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