De libros

Adiós a Günter Grass, la conciencia crítica de la posguerra alemana

  • El autor de 'El tambor de hojalata' trabajó hasta el último momento en su nuevo libro "Su obra es un impactante espejo de nuestro país", reconoce el presidente alemán.

Günter Grass, el autor más importante en lengua alemana desde la posguerra, murió ayer los 87 años. El autor trabajó hasta su muerte en su último libro -que reunirá prosas y textos líricos- y falleció a consecuencia de una infección en una clínica de Lübeck (norte de Alemania) rodeado de sus familiares. Visto como un referente político en su país, Grass alcanzó fama mundial con la publicación de su novela El tambor de hojalata, en 1959. Cuatro décadas después, en 1999, recibió el más prestigioso galardón de las letras mundiales, el Nobel (cuyo jurado lo consideró responsable del "renacimiento de la novela alemana en el siglo XX"), y el mismo año obtuvo también el Príncipe de Asturias de las Letras, que por primera vez distinguió a un autor en una lengua que no era la española. 

Las reacciones en su país, donde la voz de Grass era prácticamente una instancia moral, se sucedieron durante toda la jornada de ayer. A la cabeza de todas ellas, la de la canciller, Angela Merkel, que reconoció que con su obra Grass "ha marcado como pocos la historia de Alemania, desde el final de la guerra hasta hoy, con su compromiso personal, literario, político y social". "Su obra es un impactante espejo de nuestro país. En ella se encuentran las grandes esperanzas y equivocaciones, los miedos y los anhelos de generaciones enteras", dijo el presidente federal alemán, Joachim Gauck. El escritor rechazó siempre este trato de "poeta nacional", pero lo cierto es que no sólo su obra, sino también su propia peripecia vital, encarnaron de manera profunda y elocuente la compleja historia de la Alemania moderna, con su constelación de tabúes, iluminaciones y fracasos. 

Conciencia crítica de sus compatriotas, y polemista incansable y comprometido hasta el final, el escritor abordó sin concesiones una extensa sucesión de controversias sobre los temas centrales de la Alemania nacida tras la Segunda Guerra Mundial. "Un poema, un apunte biográfico de Grass, hace temblar el país y las redacciones", sentenció el escritor Moritz Rinke en 2007, a propósito de la confesión que hizo entonces Grass: de joven, con 17 años, se alistó en las SS seducido por la parafernalia militar, los cantos utópicos y el orgullo nacionalista de un país hundido. No llegó a ir más allá de un confuso coqueteo adolescente, pero la vergüenza de haber pertenecido a una de las fuerzas que con mayor rotundidad invocan el horror nazi le torturó para siempre. En una conversación con el autor, el crítico literario Hanjo Kesting consideró que toda su obra literaria, artística y política debía entenderse como "el ejercicio de penitencia de toda una vida". 

Nacido un 16 de octubre de 1927 en la ciudad (hoy) polaca de Gdansk, Grass recibió una educación católica y vivió la infancia "entre el Espíritu Santo y Hitler", según su biógrafo Michael Jürgs. Su temprano éxito como escritor fue "un cuento de hadas", en palabras ahora del propio Grass. En 1956 se había mudado a París junto con su mujer, Anna. En una modesta habitación de una casa en un patio trasero escribió en tres años su novela más conocida, El tambor de hojalata. La historia del extravagante Oskar Matzerath, que se niega a crecer como forma de protesta, se convirtió pronto en un clásico de la posguerra. Cuando Heinrich Böll se convirtió en 1972 en el primer alemán en ganar el Nobel tras la guerra, preguntó: "¿Por qué yo y no Grass?". 

Con un estilo marcado por influencias tan dispares como Alfred Döblin, François Rabelais o los hermanos Grimm, Grass dejó en más de medio siglo de actividad una rica obra de géneros tan diversos como drama, lírica, piezas de ballet, aforismos, ensayos, novelas y autobiografía, además de esculturas, dibujos y pinturas. En su obra, aparte de El tambor de hojalata, destacan las novelas Años de perro (1963), El rodaballo (1977) o Es cuento largo (1995), piezas teatrales como Los plebeyos ensayan la revolución (1966) o la trilogía autobiográfica Pelando la cebolla (2007), donde realizó aquella polémica confesión que en Alemania irritó no tanto por el hecho en sí como por su silenciamiento durante 60 años mientras dictaba lecciones de moral. 

Políticamente se alineó con el Partido Socialdemócrata y cultivó la imagen de escritor comprometido, convencido de la identidad entre escritor y ciudadano. Apenas hubo un tema importante para los alemanes sobre el que no polemizara: defendió a escritores perseguidos, fustigó la energía nuclear, consideró "apresurada" la reunificación alemana, en 2003 publicó un controvertido artículo contra la guerra de Iraq y en 2012 fue declarado persona non grata por Israel tras asegurar denunciar el escritor en el poema Lo que hay que decir que ese país es "un peligro para la paz mundial". 

Amante de la cocina, el buen vino y la familia, Grass deja un vacío cultural al que es difícil encontrar paralelos en la historia de la Alemania moderna.

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