Cultura

Al aire, libre

  • 'Un paseo invernal'. Henry David Thoreau. Trad. Marcos Nava. Errata Naturae. Madrid, 2014. 128 páginas. 14,90 euros.

No extraña el regreso de Thoreau en estos tiempos de creciente desconfianza hacia el Estado o los poderes constituidos, los más lúcidos de cuyos impugnadores -de otros más vale no fiarse- pueden encontrar en el pensador de Massachusetts a un espíritu libre que lo fue de verdad y con todas las consecuencias. En este regreso del padre de la desobediencia civil han tenido mucho que ver los editores de Errata Naturae, a quienes debemos una nueva traducción de Walden y la recuperación de libros menos conocidos pero igualmente valiosos, como las sumarias pero reveladoras Cartas a un buscador de sí mismo o, sobre todo, Musketaquid, donde Thoreau recreó el viaje de juventud emprendido junto a su malogrado hermano John por los ríos Concord y Merrimack. A ellos se añade este Paseo invernal que hace el número cien del catálogo de Errata -conmemorado por la editorial con una recopilación de sus impagables colofones- y reúne dos breves y luminosos ensayos: el que da título al volumen y otro, algo más extenso, titulado Caminar, perfectas muestras del genio de Thoreau para aunar el vuelo de la meditación con las delicias de la vida contemplativa.

El primero de ellos, con sus precisas observaciones sobre el modo en que la estación modifica el paisaje, es una hermosa apología del invierno como tiempo propicio al recogimiento, en el que "la maravillosa pureza del mundo natural nos ofrece un placer inigualable". Asimismo descriptivo pero con mayor carga filosófica, el segundo aborda algunos de los grandes temas de Thoreau: "Quisiera hablar a favor de la Naturaleza, de la libertad absoluta y de lo salvaje", tres conceptos asociados a un "arte de Caminar" -escrito así con mayúscula, pues para el ensayista esa actividad, lejos del ejercicio rutinario, tiene algo de sagrado- que adquiere su pleno sentido, también ético, cuando transcurre lejos del mundo civilizado, incluidos los jardines y avenidas de los espacios urbanos. Frente al huerto cultivado, los parajes abrumadores e incluso inhóspitos, tan abundantes en la geografía americana. Frente a los cercados, el campo abierto. Frente a la vana erudición, las "palabras verdaderas, frescas y naturales que se abran como brotes en primavera" y una famosa anécdota, referida al lugar de trabajo del poeta Wordsworth: "Aquí está su biblioteca, pero su estudio está al aire libre".

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