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El Barça, cuestión de centímetros

  • La derrota ante el Celtic abre el debate sobre las visibles consecuencias de disponer de jugadores bajos en la zaga

El Barcelona sufre cuando el balón llega por arriba. Pero al técnico Tito Vilanova los centímetros no le preocupan: el modelo de los bajitos se aplica también en la línea de defensa.

"Si fichásemos jugadores altos no sufriríamos tanto en jugadas de estrategia, pero no jugaríamos tan bien al fútbol", advirtió el entrenador después de la sorprendente derrota del miércoles por 2-1 ante el Celtic, tras encajar goles extraños y ser cuestionado por la endeblez física de sus zagueros.

El Barcelona presentó en Glasgow una defensa de circunstancias, dada las lesiones de Carles Puyol y Adriano, más la larga convalecencia de Gerard Piqué, que le impidió salir desde el inicio del encuentro.

Marc Bartra, de 21 años, fue el futbolista más alto de la zaga con sus 1,81 metros. Junto a él estuvieron Javier Mascherano (1,74), Daniel Alves (1,73) y Jordi Alba (1,70). Una invitación al rival para jugar balones aéreos y proponer un juego físico.

Nadie como Jordi Alba representó la agonía que vive esta peculiar defensa de bajitos en el juego aéreo, con el tanto que abrió el triunfo del Celtic.

El keniano Victor Wanyama utilizó sus 188 centímetros para elevarse por encima de Jordi Alba en un saque de esquina y cabecear con insólita sencillez.

El segundo tanto, anotado por Tony Watt en el tramo final, llegó por un error en cadena del Barcelona, al intentar controlar un balón llovido del cielo que finalmente fue a parar al punta escocés. El Barcelona está sufriendo mucho este año en la zaga. Por las lesiones y por su propia filosofía.

El conjunto español encajó 21 goles en los 16 partidos jugados esta temporada, una media de 1,3. Con Josep Guardiola, el anterior técnico, el portero Víctor Valdés nunca se acercó al promedio de uno recibido.

El equipo azulgrana suele conceder pocas ocasiones de gol al rival, pero éstas son clamorosas en cada partido.

Sin embargo, Vilanova no va a cambiar un estilo que el equipo lleva en su ADN, aunque ello conlleve sacrificios en defensa.

El técnico es consciente de que, por ejemplo, lo que le ofrece un jugador como Jordi Alba en ataque es en buena medida gracias a su físico. O lo que le aporta Mascherano en la salida clara del balón desde la defensa.

"Uno disfruta con estos bajitos cuando están en el banquillo y a mí me gusta disfrutar del fútbol", advirtió.

"La conclusión es que tenemos que seguir jugando igual", afirmó pese a la derrota en Glasgow. "No me gusta perder, pero prefiero perder así".

Sin embargo, cada vez más rivales plantean dificultades al Barça practicando lo que se conoce en España como el estilo Chelsea, el juego defensivo con el que el conjunto inglés le ganó en la última semifinal de la Liga de Campeones.

La cuestión está en ver si Vilanova rentabiliza los riesgos que asume en defensa.

Por el momento sí lo está consiguiendo, pues es líder autoritario en la Liga española con 28 puntos sobre 30 posibles, mientras en Liga de Campeones tiene un camino relativamente sencillo para ser primero de grupo.

Pero también perdió el primer título en juego de la temporada, la Supercopa de España, tras caer por 2-1 ante el Real Madrid en un partido decidido por los errores defensivos de los azulgrana.

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