La pelota de papel

Fanatizados contra la utopía

  • La fe inquebrantable y el fútbol que mana de la "idea" que propugna Sampaoli colocan al Sevilla al asalto de lo mejor en la segunda vuelta.

Aún no se había posado la pelota en la hierba tras el autogol más morboso y con más literatura de los últimos tiempos, y tanto Nasri como Ben Yedder, dos recién llegados al fútbol español a los que no les late el escudo sevillista desde pequeñitos, allá que se fueron como chacales a por el cuero. Esa voracidad ilustra lo que hoy es el Sevilla de Sampaoli. Nada de conformarse con salvar un punto ante el imponente e invencible Real Madrid de Zidane. Y entonces, el inquebrantable líder se consumió en la hoguera de Nervión. En apenas siete minutos acabó en cenizas ante la fanatizada grada sevillista. Cayó el Madrid y despertó la Liga: con el asterisco de esa visita pendiente del líder a Mestalla en febrero, el Sevilla queda a un punto de la cabeza y el Barcelona a dos.

¿Y puede este Sevilla sostener su pulso a los dos acorazados? Monchi fue claro el domingo por la noche, en los micrófonos de la Cope: "Si la Liga se va a 90 puntos, difícilmente la ganaremos. No somos tan superiores como Madrid o Barça para estar 40 partidos sin perder". Efectivamente, los sevillistas van a ritmo de récord. Por ahora igualan su mejor primera vuelta con los 39 puntos. Y les queda la visita al colista Osasuna el mediodía del próximo domingo. Y aun así esa proyección de puntos los llevaría a los ochentaitantos cuando acabe el campeonato. Un estrato ignoto para el club de Nervión, pero habitual, y discreto incluso, para Real Madrid y Barcelona en las últimas campañas. Dicho de otro modo: para que el Sevilla pueda entrar en la pelea, también va a necesitar que los dos de siempre sean algo más terrenales.

¿Y cómo pueden ser más terrenales el Real Madrid y el Barcelona? Viéndose obligados a repartir los esfuerzos. Que el desgaste los lleve a bajar el nivel en el campeonato. Por lo pronto, los sevillistas han visto aclarado su calendario en las próximas semanas a su pesar, a causa de su eliminación copera. Y, sin embargo, tanto el Real Madrid, que fue su verdugo, como el Barcelona y el Atlético se ven enfrascados en el camino copero con muchos visos de avanzar a semifinales. Y si es así, dos de ellos tres se las van a ver entre sí por entrar en la gran final.

Ese desgaste acaba poniendo a cada uno en su sitio y ahí está la duda. ¿Pagará tamaño desgaste? Hasta ahora, Sampaoli ha sabido embarcar al grueso de su plantilla. Sólo Kiyotake, sobre todo, y Ganso parecen desplazados. También lo estaba Kolodziejczak, pero el francés ha acabado en el Borussia Mönchengladbach y en su lugar ha llegado otro galo, Lenglet, que asombró en la vuelta copera ante el Madrid por su sereno y eficaz estreno a pesar de sus 21 años de edad. Ha llegado otro refuerzo invernal que no ha podido irrumpir con mejor pie. El montenegrino Jovetic, cedido del Inter, aterrizó en Sevilla el martes, debutó el jueves con gol en la Copa y el domingo, hizo el gol que hizo estallar de júbilo a los sevillistas.

El fanatismo de la afición es el mismo que Sampaoli ha inyectado a su vestuario, que también ha asimilado su "idea" táctica. El toque como piedra angular. La versatilidad táctica entre partidos y durante los partidos como clave: Zidane lo sorprendió con defensa de cinco, pero el hiperactivo Sampaoli acabó triunfador con sus últimas variantes, Jovetic en la mediapunta, Sarabia a la derecha. Y N'Zonzi desatado. Él es la pieza maestra del mecano. El que lo sostiene. Monchi busca otro medio para evitar que ese desgaste acabe horadando esos sólidos cimientos, fraguados por una fe que todo lo puede. Quizá, hasta una bella utopía.

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