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Infantino sucede a Blatter

  • El suizo, secretario general de la UEFA, asume la presidencia de la FIFA al vencer a Al Jalifa Dispone de tres años para la regeneración de la entidad

El suizo Gianni Infantino será el sucesor del caído Joseph Blatter en el trono de la FIFA, después de ganar en Zúrich las elecciones presidenciales en el congreso extraordinario del ente rector del fútbol mundial celebrado en Zúrich.

El ganador se impuso por 115 votos a 88 al otro gran favorito, el jeque bahreiní Salman bin Ibrahim al Jalifa, en la segunda ronda de votación, en la que ya sólo era necesaria una mayoría absoluta de las 207 federaciones habilitadas para participar. El jordano Ali bin al Hussein recibió cuatro apoyos en la segunda vuelta, por cero del cuarto candidato, el francés Jerome Champagne.

En la primera ronda, en la que eran necesarios dos tercios de la cámara para ganar, Infantino logró 88, Al Jalifa 85, Al Hussein 27 y Champagne siete.

Actual secretario general de la UEFA, el abogado suizo de 45 años será el encargado de liderar a la organización deportiva más poderosa del mundo en el momento más difícil de su historia, afectada por una profunda crisis de credibilidad por corrupción.

El mandato del presidente no será de cuatro años, sino sólo hasta 2019, ya que completa el periodo destinado en principio a Blatter, que anunció su decisión de dejar el cargo cuatro días después de ser reelegido en el convulso congreso de mayo de 2015.

Entonces, el suizo de 79 años ganó las elecciones pese a que dos días antes el FBI había irrumpido en el hotel de la FIFA en Zúrich para detener a varios dirigentes futbolísticos por sospechas de corrupción. El caso se convirtió en una avalancha para la FIFA, que ha visto cómo desde entonces más de 30 dirigentes han sido detenidos acusados de cobrar sobornos.

Investigado también por la Justicia suiza, el propio Blatter se vio arrastrado por la corriente y terminó suspendido por seis años, junto a su enemigo íntimo Michel Platini, por la comisión de ética de la FIFA. La ausencia de los dos hombres más poderosos del fútbol abrió la puerta a nuevas caras en la carrera electoral.

Cinco eran los candidatos que aspiraban al sillón presidencial, aunque sólo dos llegaron con verdaderas posibilidades de victoria. El sudafricano Tokyo Sexwale se retiró justo antes de la votación, después de dar su discurso ante los delegados reunidos en el Hallenstadion de Zúrich.

Infantino será el noveno presidente de la FIFA en sus 112 años de historia, una lista en la que no se incluye al camerunés Issa Hayatou, presidente interino en octubre tras la suspensión de Blatter.

El máximo reto del dirigente será recuperar la confianza no sólo de los aficionados al fútbol, que hace tiempo que está bajo mínimos, sino también la de los millonarios patrocinadores, que es en realidad lo que más preocupa a los gerifaltes.

Varios son ya los sponsors que dijeron adiós a la FIFA en medio del escándalo. Por primera vez en años se espera que el ente rector del fútbol mundial presente pérdidas. "Estamos en una situación económica difícil", admitió ayer el director de finanzas, Markus Kattner, que prevé números rojos de 550 millones de dólares en el ciclo 2015-2018.

Para evitar nuevas fugas de sponsors, el congreso aprobó también un profundo plan de reformas que proporcionará más transparencia y abrirá la organización a las mujeres y los derechos humanos. La iniciativa fue rubricada por 179 votos a favor y 22 en contra, lo que supone superar ampliamente el 75 por ciento de los 207 delegados, umbral necesario para modificar los estatutos.

A través de una nueva separación de poderes se espera evitar en el futuro la corrupción y los tratos de favor. Prácticamente todos los estamentos de la FIFA, desde la presidencia hasta las comisiones, se modificarán.

El presidente pierde poder en favor de un nuevo Consejo, un órgano que sustituirá al controvertido comité ejecutivo, tendrá más miembros e incluirá al menos una mujer por confederación.

Por primera vez, además, el presidente tendrá un límite de mandatos, un máximo de tres periodos de cuatro años, y su sueldo será público.

La FIFA se compromete además a respetar los derechos humanos, capítulo polémico en un momento en el que los dos próximas Mundiales se disputan en Rusia y Qatar, dos países criticados por su política a este respecto.

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