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El Milán reina en el mundo con Kaká como emperador supremo

  • Brasil domina el fútbol en el continente sudamericano gracias a su victoria en la final de la Copa América ante la Argentina de Leo Messi o Riquelme, que partía como favorita antes del encuentro

El Milán se encaramó a la cima del mundo, con el brasileño Kaká como emperador, en una temporada que dominó con sendas revanchas; ante el Liverpool, en la final de la Liga de Campeones, y contra el Boca Juniors, en el Mundial de Clubes.

El club italiano comenzó la campaña bordeando el drama, sancionado con 8 puntos de penalización por su implicación en el caso de corrupción del fútbol italiano y sin saber hasta el último momento si podría participar en la Liga de Campeones.

El equipo de Carlo Ancelotti penó durante toda la temporada en la Liga italiana, lastrado por el déficit de puntos con la que comenzó el torneo, pero, como le ha sucedido a la mayoría de los emperadores, encontró consuelo en su reino, fuera de su país.

Conforme fue avanzando en la Liga de Campeones, se sintió fuerte y recuperó a sus mejores jugadores. Estuvo el incombustible Paolo Maldini, el increíble Clarence Seedorf, ganador de la Copa de Europa con el Ajax, el Real Madrid y el Milán y aún decisivo en el equipo de Carlo Ancelotti, el talentoso Andrea Pirlo y el implacable goleador Filippo Inzaghi, el artillero que más tantos ha marcado en la historia de las competiciones europeas.

Pero, por encima de todos, estuvo Ricardo Izecson dos Santos Leite Kaká, que se coronó en la temporada en la que convirtió en efectiva su indiscutible calidad. Fue el máximo goleador de la competición y a su favor, logró una unanimidad poco común.

Fue elegido el mejor jugador del mundo por sus compañeros futbolistas (Premio FifPro), por los seleccionadores y capitanes (Premio FIFA) y por los periodistas (Balón de Oro y World Player).

"Todo ha ocurrido de una forma muy rápida y de un modo que nunca imaginé, pero la Biblia dice que Dios nos da más de lo que nosotros pedimos", comentó tras recibir el último premio Kaká, un ferviente seguidor de la Iglesia evangélica desde que se librase por poco de quedar paralítico, tras un accidente en una piscina.

El éxito de Kaká dejó en un segundo plano al argentino Leo Messi y al portugués Cristiano Ronaldo, los otros grandes protagonistas de la temporada.

Messi se encargó de emular con su juego a Diego Maradona y, en un mismo mes, marcó dos goles idénticos a los que consiguió el Pibe contra Inglaterra, en el Mundial de México'86.

Cristiano Ronaldo recuperó el título inglés para el Manchester United, al que incluso le sobraron dos jornadas en la Premier para acabar con la hegemonía del Chelsea.

El club inglés no sólo perdió el título de Liga. Meses después, a finales de septiembre, se quedó sin el entrenador que le convirtió en un grande: el portugués José Mourinho.

En España, el Real Madrid logró de una forma inimaginable un título de Liga que el Barcelona creyó tener en sus manos antes de tiempo, con Fabio Capello como técnico.

Esto no fue suficiente para que el entrenador italiano continuase en el cargo, porque en el club español se buscaba "excelencia en el juego", y fue sustituido por el alemán Bernd Schuster. Capello, no obstante, encontró un nuevo empleo antes de que concluyese el año y fue nombrado seleccionador inglés, con la misión de devolver el orgullo a los pross, eliminados de la Eurocopa.

En Italia, mientras, el Inter aprovechó que el Juventus fue relegado a Segunda, que el Milán comenzó el torneo con ocho puntos menos y que el Roma nunca llegó a ser una opción seria. Prácticamente, se paseó hacia su segundo scudetto consecutivo.

En Alemania, por último, sucumbió el Bayern, que se quedó fuera de la Liga de Campeones por primera vez en su historia, y de ello se benefició el Stuttgart, que no entró en los pronósticos hasta el último mes.

La temporada dejó otro gran triunfador; el Sevilla, que no sólo repitió título de la Copa de la UEFA, tras imponerse al Espanyol, en la tanda de penaltis de una emotiva final, sino que también concluyó el año como el mejor equipo del mundo, según la Federación de Historia y Estadística.

Brasil afianza su reinado en el continente americano

La selección brasileña afianzó su reinado en el fútbol sudamericano al revalidar el título de la Copa América Venezuela 2007, en una final bastante menos reñida de lo esperado ante Argentina (3-0).

El año también ha deparado la derrota en el Mundial de clubes de Japón del Boca Juniors, campeón de la Copa Libertadores, ante el Milán, ganador de la Liga de Campeones y que se impuso en Yokohama por 4-2.

Los dos colosos del fútbol sudamericano llegaron al partido decisivo de la Copa América con un claro favoritismo de Argentina, que hasta ese momento sólo conocía la victoria y había deslumbrado con acciones brillantes de Juan Riquelme y Lionel Messi, pero la albiceleste fue una sombra de sí misma en el estadio de Maracaibo.

Los hombres de Dunga encontraron en el contragolpe su arma mortífera y a los cuatro minutos ya iban en ventaja con un colocado derechazo de Julio Baptista.

Brasil, además, supo maniatar a Argentina. Riquelme apenas sobresalió en un duro remate al poste, mientras que Messi estuvo muy desdibujado, al igual que Tévez.

El regalo del gol en propia puerta de Roberto Ayala y el tercer tanto de Dani Alves desmoronaron definitivamente a Argentina, que no pudo cumplir el sueño de ganar de nuevo el torneo tras 14 años de sequía.

Por el contrario, Brasil sumó su cuarto título en cinco ediciones para erigirse como la mejor selección del torneo en el siglo XXI.

El gran protagonista fue Robinho, máximo goleador con seis tantos, aunque el delantero del Real Madrid fue de los más grises en la final.

Messi maravilló en algunos partidos y firmó el que probablemente fue el tanto más bonito, una perfecta vaselina con la zurda a México en semifinales.

El Milán se coronó en Yokohama como el mejor equipo del mundo tras vapulear por 4-2 a un Boca Juniors que se apagó tras el descanso.

Es el cuarto título intercontinental del equipo italiano que se vengó de la edición de 2003, cuando cayó precisamente ante Boca.

Para ganarse el derecho de jugar el Mundial de clubes, Boca tuvo que conquistar antes la Copa Libertadores y lo hizo con neta superioridad ante el Gremio brasileño.

En La Bombonera ya encarriló el título al vencer por 3-0 y lo refrendó en Porto Alegre con un rotundo 2-0, los dos tantos obra de su indiscutible figura: Riquelme. Ha sido el sexto título de la Copa Libertadores para el Boca en el partido 200 de su vigésima participación.

El Inter brasileño, campeón de la Copa Libertadores y del Mundial de Clubes de 2006, acumuló la triple corona al golear por 4-0 al Pachuca en el partido de vuelta de la final de la Recopa Suramericana. En la ida el equipo mexicano logró una insuficiente victoria por 2-1.

El otro título continental de clubes, la Copa Sudamericana, tuvo en el Arsenal a su inesperado ganador. Apenas con medio siglo de vida, el equipo argentino obtuvo el máximo galardón en su historia al superar al América mexicano (2-3 y 1-2).

La sorpresa presidió también el desenlace del Torneo Apertura del fútbol argentino. El Lanús finalmente cumplió con su objetivo y con un empate a un gol ante el Boca Juniors en La Bombonera se proclamó, por primera vez en su historia, campeón.

San Lorenzo de Almagro había obtenido en junio el título de campeón del torneo Clausura 2007.

En otras ligas ya decididas, Sao Paulo se proclamó campeón brasileño, Defensor se llevó el Apertura uruguayo y Atlante fue el mejor en México.

voleibol

La selección española, en la vanguardia mundial

La selección española de voleibol vivió en 2007 un año casi mágico, en el que firmó su vuelta a la elite mundial, tras conseguir el triunfo en el campeonato de Europa y ascender desde el puesto veinticuatro del ránking de la federación internacional hasta la sexta plaza que ahora ocupa.

Todo esto se vio plasmado en el campeonato de Europa que se celebró en Rusia en el mes de septiembre. La selección, arropada por su primer gran éxito, creyó en sus posibilidades y aprovechó el anonimato para sorprender a todos sus rivales.

Andrea Anastasi, el seleccionador italiano de España, supo transferir a sus jugadores una fe inquebrantable en la victoria, fueren cuales fueren las circunstancias y el marcador.

La selección española ganó todos los partidos en Rusia, incluida la gran final en Moscú, ante el equipo anfitrión apoyado por más de diez mil aficionados; vengando, de alguna manera, la victoria rusa en Madrid, el mismo día, en la final del Eurobásket.

España, la selección número veinticuatro del ranking mundial entraba por méritos propios en el olimpo de los vencedores y refrendaba y daba valor a la Liga Europea conseguida apenas dos meses antes.

Con el título de campeón de Europa en el bolsillo, el balance del año ya era increíble, pero todavía faltaba un nuevo giro de tuerca.

El título continental abrió a definitivamente las puertas internacionales para la selección española y pudo participar en la Copa del Mundo, que se celebró en distintas ciudades de Japón, del 18 de noviembre al 2 de diciembre.

Anastasi dejó a España y la nueva campeona de Europa se convirtió en el rival a batir por los tradicionales equipos de vanguardia del voleibol mundial.

La selección tropezó en sus primeros partidos y cundieron los nervios, quizá porque se pusieron unas expectativas demasiado elevadas -conseguir una de las tres primeras plazas que daban acceso directo a los Juegos Olímpicos de Pekin-, pero se supo rehacer.

El quinto puesto final conseguido en Japón significó aterrizar definitivamente en la elite internacional y demostrar que ni la Liga Europea ni el campeonato de Europa habían sido fruto de la casualidad. La Federación internacional (FIVB) certificó todo esto al publicar el ranking mundial con España en la sexta plaza.

balonmano

Año de sinsabores para los españoles

El fiasco de la selección española en el Mundial de Alemania, donde acabó en la séptima plaza, y el de los clubes españoles en Europa, donde por primera vez en quince años los representantes de la Liga ASOBAL se quedaron en blanco, ha propiciado un punto de inflexión, del que el balonmano español debe aprender para salir reforzado.

La pugna que mantienen desde hace varios años Alemania y España por la supremacía continental se decantó en 2007 claramente del lado germano, que sumó a los triunfos en la Liga de Campeones (Kiel), Recopa (Hamburgo) y Copa EHF (Magdeburgo), la conquista de un título mundial que se le resistía desde hace casi treinta años.

Una victoria no exenta de polémica, tal y como padeció la propia selección española, que vio truncado su sueño de revalidar el oro logrado en 2005 en Túnez, tras caer eliminada en los cuartos de final ante el conjunto teutón, en un choque marcado por la actuación arbitral.

El Ademar de León, al que tan sólo el mayor valor de los goles en campo contrario le impidió sumar ante el Hamburgo su tercer título de la Recopa, y el CAI Aragón, que en su debut en Europa se plantó en la última ronda de la Copa EHF, donde cayó ante el Magdeburgo, dieron la cara.

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