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Punto a base de orden

  • Suma y sigue El Xerez arrancó un valioso empate en Anoeta merced a un partido serio en el aspecto defensivo A tono La actuación de Chema, que desbarató claras ocasiones de la Real, fue decisiva

Con orden y sacrificio consiguió el Xerez de Esteban Vigo un punto en Anoeta ante la Real Sociedad. Para algunos el empate es insuficiente viendo lo atenazado que se vio por momentos al equipo que tuvo enfrente, muy protestado por su afición durante muchos minutos, mientras que para otros el resultado es más que válido pues los azulinos salieron de tierras vascas con un grado más de confianza y evidenciando nuevamente que es un equipo difícil de batir e incómodo, independientemente de quien tenga en contra.

Al punto contribuyó en buena manera el guardameta Chema, impecable en la noche de ayer. El alicantino se convirtió en una auténtica pesadilla para los delanteros realistas, que rozaron la desesperación ante los recursos bajo los palos del arquero.

La pena fue que arriba al Xerez le faltó algo más, no porque no lo intentaran Calle o Antoñito, su sustituto, Momo, Carlos Calvo o el mismo Emilio Viqueira sino porque al equipo le faltó un poco más de profundidad y sobre todo algo fundamental, creerse realmente que podía ganar al cuadro 'txuri urdin'.

Y es que aquella idea implantada por el Real Madrid de la década de los ochenta, la del miedo escénico, es una realidad para muchos equipos, sobre todo si te enfrentas a rivales aparentemente de entidad como suele ser el caso de la Real.

Fue quizás el único pero al completo partido del Xerez, porque lo demás, sobre todo a nivel defensivo y tácticamente hablando, no le faltó de nada.

Los azulinos nunca abusaron del juego directo, y desde el pitido inicial trataron de jugar el balón desde atrás. Todo ello pese a que ayer el técnico malagueño volvió a apostar por Antonio Calle en la punta del ataque en detrimento de Antoñito. Otra vez lo mismo, dirían algunos, y es cierto, ya que el sevillano parece ser el único prescindible pese a ser el máximo goleador del equipo y de haberse mostrado como un futbolista determinante en muchos de los partidos jugados hasta ahora.

Boquerón sabía de las necesidades de la Real Sociedad en casa, una circunstancia que pronto se pudo comprobar con un público exigente donde los haya. Los donostiarras no tienen margen de error y una simple pérdida de balón o un mal pase es una queja tumultuosa de todo el estadio que se transmite al juego del equipo. Es difícil jugar de esta forma.

Aún así, fueron los locales los que mayoritariamente rondaron la portería de Chema, ya que el Xerez, pese a dominar territorialmente y tener el balón en su poder, apenas si inquietaba a Zubikarai. Sólo un disparo de falta de Viqueira, que se envenenó, y al que tuvo que responder bien el meta blanquiazul en primera instancia, y la defensa en segunda tras el rechace aprovechado por Martí, pusieron en aprietos la portería contraria.

La Real, por su parte, tuvo hasta dos claras ocasiones para marcar, una de Díaz de Cerio y otra de Estrada, pero en ambas Chema intervino con acierto y solvencia.

Con el 0-0 inicial se llegó al descanso. La vida seguía igual, con una Real insistente, aunque poco precisa, y un Xerez bien ordenado, pero con un Calle desacertado y demasiado solo. El delantero madrileño le ponía unas ganas tremendas, pero cada vez que recibía de cara sufría para hacerse con el balón, unas veces por la cantidad de contrarios que le rodeaban y otras por la lentitud de movimientos.

Conforme transcurrían los minutos los pupilos de Juanma Lillo se impacientaban más y su rival no se aprovechaba de las indecisiones defensivas o las malas entregas en momentos puntuales. Los azulinos llegaban pero sin crear verdadero peligro mientras la Real Sociedad merodeaba la portería de Chema a impulsos y con poca fe.

La entrada del turco Necati espoleó a los realistas, que pudieron desnivelar el marcador antes de la media hora del segundo tiempo en un buen lanzamiento de Díaz de Cerio y otro posterior del ex jugador del Galatasaray que desvió Chema con muchísima seguridad.

Pero sólo fue un espejismo. De nuevo todo volvió a la normalidad. La Real a lo suyo, atacando a arreones y con escasa calidad, y el Xerez, ya con Antoñito sobre el terreno de juego, con poca profundidad pues sólo Momo, ayer uno de los mejores, y Jesús Mendoza, que también volvió al once titular, ponían algo de vértigo al juego ofensivo del Deportivo.

Con el conjunto local asfixiado y jugando más con el corazón que con la cabeza, los de Vigo pudieron dar la puntilla, pero esta vez el balón no quiso entrar. Primero con una acción que salió de las botas de Viqueira, quien se inventó un pase sobre Antoñito y su forzado remate lo sacó Zubikarai como pudo; y segundo con una asistencia del delantero sevillano a Álex Bergantiños pero cuando el gallego se disponía a engatillar la defensa se le echó encima.

Ya en el descuento, nuevamente Antoñito fue protagonista. Vicente Moreno peinó un saque de esquina botado por Momo, y el mal despeje de la zaga lo voleó el del Polígono alto.

No hubo tiempo para más, pitada a la Real Sociedad y punto para seguir creciendo del Deportivo, que ya afila las uñas esperando el encuentro del próximo sábado ante Las Palmas.

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