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fútbol · tercera división

Sobresaliente Guada (2-0)

  • El Guadalcacín cuaja un partido completo en defensa y es eficaz en ataque para noquear al potente Algeciras. Rosillo y Marín, goleadores.

En un partido sobresaliente, tanto por las virtudes propias como por la entidad del rival, el Guadalcacín cosechó un triunfo que vale su peso en oro y que le coloca seis puntos por encima de la zona de descenso y que supone otra inyección de moral para el equipo de Alberto Vázquez, que supo responder a todas las exigencias que planteó la visita del hasta ayer tercer clasificado: una defensa impecable y un ataque con cuentagotas pero certero para sentenciar una victoria de prestigio, tan peleada como merecida y que premia el sacrificio y esfuerzo de los azules, que se vaciaron para tratar de tú a tú a todo un Algeciras y acabar superando a un enemigo de cuidado.

En efecto, el Guada cuajó un partido completo de principio a fin y ni siquiera que el Algeciras saliese a por todas, con tres centrales para ganar efectivos en la pelea en el centro del campo, incomodó a los locales porque Alberto Vázquez colocó a sus piezas con orden y equilibrio provocando que se jugase más a lo que le convenía a los locales que a lo que les hubiese gustado a los visitantes; los azules le hicieron el partido incómodo de principio a fin a los albirrojos, ayer de naranja, que no encontraron vías para llegar con claridad a Lebrón y cuando el arquero local fue exigido con disparos lejanos respondió con la solvencia acostumbrada. El Guada, más habituado a partidos ásperos y a trabajar sin desmayo, se movió con soltura en la pelea, la presión, los balones divididos y el juego aéreo: es la historia de cada quince días. Los de casa no pierden los nervios ni les entran las prisas porque saben que alguna va a llegar, y la primera clara la mandó Juan Rosillo -premio a su impagable trabajo- al fondo de la red.

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Luego hubo que redoblar esfuerzos en defensa porque el Algeciras no se conformó y volcó el partido hacia Lebrón pero la zaga azul, comandada por un infranqueable Diego Galiano, se mostró tan segura como férrea obligando a los visitantes a intentarlo con disparos lejanos, y así el partido avanzó hasta el descuento, cuando Marín se inventó una jugada personal -ya con el Algeciras a la desesperada y con uno menos- para estrellar el balón con un violento derechazo en las redes de Romero.

De entrada, el Algeciras apostó por tres centrales para meter a Máiquez y José María en los carriles, con Ganet incrustándose en la defensa cuando el Guada achuchaba pero ni Anaya ni Iván Turrillo lograban conectar con los de arriba porque la presión local era asfixiante: Alberto Vázquez mantuvo la defensa de Las Cabezas, con Rosales junto al capitán y Pablo a pierna cambiada en el flanco izquierdo; con Juanjo correteando a cualquier rival con el balón y Luis Castillo -algo incómodo por la vigilancia rival- como eje, Rosillo y Chiqui peleaban por las bandas con Piñero de enlace y arriba Fran Jiménez, un coloso ayer ganando pelotazos y aguantando la pelota hasta la llegada de compañeros.

Arrancó enchufado el Guada, consciente de que la concentración era vital en un partido ante un rival como el de ayer, y Luis Castillo probó fortuna desde fuera del área; respondía el Algeciras con una rápida llegada tras robo de balón en la que Camps se equivocó al no habilitar a Máiquez, solo a su derecha, y disparó flojo y desviado en buena posición. Tras estos escarceos iniciales, el partido entró en una guerra de guerrillas en el medio campo en la que el Guada se mueve como pez en el agua y el Algeciras quiere pero no puede: la presión en el centro del campo provoca pelotazos porque ambos tratan de minimizar errores en la conducción y evitar riesgos atrás. Ganet y Juanjo ganan protagonismo y los porteros solo intervienen a balón parado: Lebrón mete bien las manos abajo en una falta lanzada por Camps y Diego Galiano trata de sorprender a Romero, al verlo adelantado, en una falta desde campo propio, tocando el balón por fuera la red superior de la portería visitante.

Sin más sustos para los guardametas, el partido avanza enquistado en el medio campo y con las defensas sin hacer concesiones hasta que a la media hora el Guada encuentra una triangulación entre Piñero y Luis Castillo, que habilita por encima de la defensa a Juanjo, que algo escorado a la derecha empalma saliendo alto el balón.

El duelo se agria con un empujón o carga excesiva de Mauri a Diego Galiano en la banda que acaba con el capitán chocando contra la valla lateral y dándose un buen golpe en las costillas, y el rifirrafe siguiente lo zanja el colegiado con amarilla por barba. De ahí al final, más pelea y lucha y quizás la mejor oportunidad de los visitantes, en la que un robo a Luis Castillo acaba con Mauri entrando solo por la derecha en diagonal pero Lebrón tapa bien su disparo raso y cruzado (42').

No cambia el guión en el arranque de la segunda mitad pero prontó lo hará porque tras un zurdazo cruzado desviado de Dani Gallardo, Juanjo recupera un balón cuando el Algeciras intenta sacarlo jugado desde atrás, pasa a Fran Jiménez y el delantero mete al hueco por la izquierda, donde Juan Rosillo gana la espalda a un defensor y cruza a la red ante la salida de Romero.

El Guada abre la lata y obliga al Algeciras, que se enrabieta y se va a por el empate volcando el partido hacia Lebrón, con tres aproximaciones peligrosas en diez minutos: un derechazo de Iván Turrillo que buscaba la escudra y sale alto (57'), un magnífico centro desde la derecha al que no llega Camps y despeja Rosales (62') y un despeje largo que se envenena tras el bote y Lebrón tiene que desviar a córner cuando el balón olía la escuadra (67').

Por entonces Guti ya había metido más madera con Pato y Tano, que en el 77 conectó un derechazo colocado a la escuadra que Lebrón desvió a córner y también sobresaliente estuvo el meta local en el 86', en un violento derechazo de Ganet que sacó a mano cambiada a córner. El Guada sufría con disparos lejanos porque los centros fueron todos para los azules, mejor colocados y situados que los atacantes albirrojos.

La segunda amarilla a José María, por derribar a Chiqui en un contragolpe, dio alas a los locales y desesperó a los visitantes, que recibieron la puntilla en el descuento: crueldad del fútbol, fue el mejor de los forasteros, Ganet, el que perdió el balón al intentar llevarlo desde la defensa a arriba, como había hecho todo el partido dando un recital de apoyos, coberturas, pase y desmarque, pero le robaron la cartera y Marín transformó el robo en un contragolpe mortal que acabó con un violento derechazo a bocajarro ante el que Romero no pudo hacer nada. La machada era una realidad y el Guada suma tres puntos de oro que premian su fenomenal trabajo. Ya queda menos.

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