REAL SOCIEDAD | xerez · así se vivió el partido

La afición, también en Anoeta

  • Dando la cara Unos cien seguidores azulinos arroparon al Xerez a pesar de su mala situación en la clasificación

Los aficionados del Xerez no tienen todos los años la oportunidad de visitar Anoeta para ver a la Real Sociedad medirse al cuadro azulino, por lo que más de un centenar de ellos se liaron la manta a la cabeza, que por cierto sobró porque la temperatura en San Sebastián fue sensacional durante todo el fin de semana, para no perderse una cita histórica. Y es que las vidas de donostiarras y azulinos son totalmente contrapuestas.

Lo normal es que la Real esté muy pronto en Primera y a los xerecistas les va a tocar trabajar y tener mucha suerte para mantener la categoría.

Los aficionados, la mayoría de ellos pertenecientes a la Federación de Peñas, Juventudes Xerecistas y al Kolectivo, pese a la derrota del pasado sábado en casa ante el Racing de Ferrol no dudaron en acudir al hotel de concentración del Deportivo para hacerse la foto de rigor con los jugadores y de paso animarles de cara al compromiso de la tarde.

Los seguidores no llegaron con tiempo al estadio y nada más entrar pudieron contemplar el impresionante aspecto que presentaba el césped, que era más que una alfombra, perfectamente tupido y sin una sola manchita.

Y para que no le faltara de nada, mientras que los dos equipos calentaban, los aspersores funcionaron a toda pastilla, para que la hierba estuviese mucho mejor aún y el balón corriese mejor.

José Luis Gónzalez fue otro de los grandes protagonistas del viaje, ya que regresó a la que fue su casa durante casi toda su carrera y al lugar en el que se consagró como portero.

El vasco visitaba Anoeta por primera vez como técnico, pero no se retiró sin saber lo que era jugar en este estadio, ya que cuando era azulino disputó a los blanquiazules una eliminatoria de Copa del Rey.

Otro dato que resultó al menos un tanto extraño fue ver a José Ramón Eizmendi dirigir él mismo parte del calentamiento de sus jugadores. El ex xerecista casi no se separó de sus futbolistas mientras estuvieron realizaron los ejercicios previos al partido, no paró de animarles ni de darles instrucciones y se marchó al vestuario con ellos.

El final de fiesta fue amargo, como casi siempre esta temporada, aunque al menos la derrota no fue humillante, como en otras oportunidades.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios