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El gran milagro pepinero

  • El Leganés, con uno de los presupuestos más bajos de Primera, vive el momento más dulce de su historia ocupando puestos europeos y respetado por los grandes

  • Lección de superación

El gran milagro pepinero

El gran milagro pepinero

Cíclicamente el fútbol escupe historias de las que hacen afición más allá del papel couché y la espiral de premios, peloteos y niñerías de las estrellas de siempre. La historia del Leganés, un equipo hoy en puestos europeos, se une a las que otros años han protagonizado clubes que rara vez podían pensar que se codearían con la élite. Un año el Eibar, otro el Getafe, el Villarreal en su día... Son capaces de ganarse la admiración del aficionado de a pie, sobre todo si, como ha pasado en algunos casos, logra asentarse en la categoría, crecer en estructuras y convertirse en un club profesional en la mejor Liga del mundo.

Historias que a veces implican a clubes y a veces a futbolistas, como la de un miembro del propio vestuario del Leganés, Alexander Szymanowski, que pasó por varios equipos de barrio de Madrid y que, aparte de ayudar en la pizzería de su padre en Argentina, trabajó mientras era futbolista de Segunda B como dependiente en Decathlon o hasta repartidor de alfombras.

El Leganés de Asier Garitano, en su segunda temporada en Primera División, ha roto todos los pronósticos. Su triunfo ante el Athletic ha confirmado al equipo pepinero como un hueso duro de roer para los históricos del campeonato y sumerge a la afición madrileña en un sueño inimaginable al inicio de la Liga.

Y la del Leganés es una historia digna de ser recordada porque no siempre el fútbol devuelve todo el trabajo realizado, pero a veces sí. Casi en la quiebra en diciembre de 2008, la situación en Butarque pintaba como la de muchos en una categoría como la Segunda División B. Una plantilla de jugadores tomando las clásicas medidas de protesta por el impago de sus nóminas, los acreedores apremiando en la puerta... algo no poco frecuente en una categoría en la que aún sobreviven clubes históricos que luchan por vivir la mitad de la explosión de los pepineros.

El matrimonio Moreno Pavón puso lo justo para dotar a la entidad, primero de lo mínimo exigible, tranquilidad, y luego para ir colocando las bases de un proyecto de regenaración que no ha podido ser más modélico. Acertó no sólo en la persona de su entrenador, Asier Garitano, sino en tener la paciencia para dejarlo trabajar y esperar resultados. Se ha visto muchos casos similares de dirigentes que llevan a los altares a los técnicos que logran el objetivo del ascenso y a la campaña siguiente pierden el norte movidos por una extraña voracidad de éxitos. Garitano ascendió al Leganés en su primera campaña, la 13-14, a Segunda División A. Tuvo un año de transición en la categoría de plata para dar la campanada en la 15-16. Otro ascenso, éste histórico, que provocó un auténtica explosión en localidad madrileña. Lógicamente, con uno de los presupuestos más bajos de la Liga y una astuta política de cesiones, el Leganés se mantuvo en la máxima categoría nacional con una imaginación no sólo ceñida en lo deportivo, sino también extensibles a otros departamentos. El de márketing fue el más innovador, con una atractiva y rompedora cartelería los días de partido que animó a la afición a vivir cada domingo lo que se entendía como un momengo histórico, irrepetible...

Pero en el fútbol todo tiene un punto de superación y el arranque de campaña del Lega es sencillamente espectacular. La victoria por la mínima ante el Athletic ha puesto al Leganés nada más y nada menos que en puestos europeos, aupado a la quinta plaza con el segundo presupuesto más bajo de Primera (42 millones de euros) y un límite salarial de 34.686 (el decimoquinto).

El equipo blanquiazul ha sacado un rendimiento espectacular a los pocos goles que marca. Sólo superando a los del fondo de la tabla en esta faceta con ocho tantos, su seguridad defensiva está a prueba de bombas. Permite pocas ocasiones a sus adversarios y su guardameta, el ex sportinguista Pichu Cuéllar, es el menos goleado de todas las ligas europeas junto al barcelonista Ter Stegen. El Leganés ha recibido sólo tres goles en nueve jornadas, Cuéllar acumula 479 minutos sin encajar un gol y ha dejado su puerta a cero en siete de esos nueve encuentros.

La ilusión manda en Butarque, donde el milagro ha llevado a la afición pepinera a un sueño del que no quere despertar.

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