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El mérito de ser duodécima

  • La pareja española formada por Hurtado y Khaliavin alcanza su objetivo

Sara Hurtado y Kirill Khaliavin, durante un momento de su ejercicio de danza en la final de Pyeongchang.

Sara Hurtado y Kirill Khaliavin, durante un momento de su ejercicio de danza en la final de Pyeongchang. / HOW HWEE YOUNG / efe

La pareja española formada por Sara Hurtado y Kirill Khaliavin terminó  en duodécima posición la competición de danza sobre hielo de los Juegos Olímpicos de invierno de Pyeongchang 2018, lo que afianza a los patinadores en su deseo de continuar hasta Pekín 2022. "Creo que no podríamos haber pedido otra cosa", dijo Hurtado tras finalizar el programa libre de Pyeongchang 2018 con una valoración de 101,40 puntos, su mejor marca del año. La puntuación total, sumado el ejercicio corto del lunes, fue de 168,33.

"La sensación que hemos tenido en el hielo es que somos una pareja fuerte y que podemos dar un programa de nivel y competir con los mejores del mundo, ya no sólo de casa o de Europa", agregó la española de 25 años.

Los canadienses Tessa Virtue y Scott Moir recuperaron el trono olímpico al lograr una puntuación total de 206,07 puntos y vencer a sus grandes rivales, los franceses Gabriella Papadakis y Guillaume Cizeron, que tuvieron que conformarse con la plata con una valoración de 205,28.

Ninguna de las dos parejas ha bajado del segundo puesto en todas las competiciones en las que han participado desde el comienzo de 2015, así que el resto competía prácticamente por el último escalón del podio. En esa pugna los ganadores fueron los hermanos estadounidenses Maia y Alex Shibutani, que se quedaron el bronce al sumar 192,59 puntos.

"Estamos hablando de unos Juegos Olímpicos, donde llega todo el mundo a su mejor nivel", señaló Hurtado. "Conseguir nuestra mejor marca y hacer un programa así tan completo, es un trabajo bien hecho y un objetivo cumplido. Nunca hubiéramos podido imaginar hace dos años llegar aquí de esta manera".

La patinadora compitió ya en los Juegos de Sochi 2014, donde fue decimotercera formando pareja con Adriá Díaz. Tras separarse de su anterior compañero, Hurtado tuvo que buscar otra pareja para estar en Pyeongchang y la encontró fuera de España.

Campeón del mundo junior en 2011 precisamente en Gangneung, Khaliavin se unió a Hurtado en 2016 y obtuvo la nacionalidad española en julio de 2017. Juntos están dispuestos ahora a recorrer otro ciclo olímpico hasta 2022.

"Kirill y yo nos sentimos como un equipo nuevo que acaba de empezar. Hemos empezado a aprender a entendernos el uno al otro, a cómo patinar juntos, estamos empezando a tener nuestra propia personalidad, nuestro propio carácter dentro del hielo, que es lo que buscas en una pareja", explicó la española.

"Es como si fuese un personaje que tienes en el hielo que creas entre los dos. Y de ahí lo proyectas y es como tu personalidad. Entre nosotros somos dos pero hacemos uno, que es una imagen", añadió Hurtado, que contó con el apoyo de sus padres, Pilar y Javier, en la grada del Ice Arena de Gangneung.

Hurtado y Khaliavin entrenan en Moscú, así que eligieron una música para su programa libre que uniera ambas culturas como el Don Quijote de Leon Minkus, un ballet habitual del Bolshoi que el patinador de origen ruso interpretó incluso con una chaqueta donada por un bailarín del famoso teatro de la capital rusa. "Éste es un programa que lo sentimos mucho. Le hemos puesto nuestro toque personal y eso ayuda a templar los nervios desde el principio y empezar más suelto. Es un programa en el que nos lo pasamos bien", contó Hurtado.

También disfrutaron sobre el hielo los canadienses Virtue y Moss, que recuperaron su trono olímpico de Vancouver 2010 después de ser subcampeones en Sochi 2014. Los norteamericanos llegaban a Pyeongchang tras caer en la final del Gran Prix en Nagano ante Papadakis y Cizeron.

La rutina libre de los franceses fue ayer mejor (123,35 puntos frente a 122,40), pero insuficiente para remontar la ventaja que los canadienses habían logrado el lunes en el programa corto. Virtue y Moir, de 28 y 30 años respectivamente, se convierten así en la segunda pareja que logra dos oros olímpicos en la disciplina, después de los rusos Pasha Grishuk y Evgeniy Platov en 1994 y 1998.

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