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La transición hacia un fútbol de toque

  • Zidane completa el camino del Real Madrid hacia un estilo de fútbol basado en la posesión del balón

  • El gol de Casemiro tras una secuencia de 44 pases seguidos corrobora el cambio

Zinedine Zidane.

Zinedine Zidane. / cabalar / efe

El técnico del Real Madrid, Zinedine Zidane, ya puede estar orgulloso de un logro largamente ignorado durante los últimos años en el equipo blanco: de ser un conjunto eminentemente contragolpeador pasó a definir un estilo marcado por el fútbol de toque, algo que se corroboró en la goleada en la primera jornada de Liga contra el Deportivo.

Hubo un tiempo en el que se instaló un mantra entre el madridismo: a su hinchada no le gusta el juego basado en el pase. Fue durante los años en los que el Barcelona de Josep Guardiola marcaba el paso del fútbol mundial con un estilo agarrado a la posesión y el manejo del balón.

"Ese fútbol no triunfaría en el Real Madrid", llegó a decir el técnico chileno Manuel Pellegrini. Pero el tiempo, aunque largo, acabaría por desmentir tan extrema aseveración.

Entre 2010 y 2013, José Mourinho perfiló un equipo marcado por la exuberancia física, el vértigo y, por supuesto, el contraataque. Decidió combatir al Barcelona de Guardiola con armas divergentes, pero sin demasiado éxito. O, al menos, no tanto como exige una historia como la del Real Madrid.

Su sucesor, Carlo Ancelotti, anticipó una pequeña evolución, un mayor interés por la pelota, aunque las características del plantel no daban para una "revolución". Pero Zidane, entonces ayudante del italiano, sin duda tomó apuntes para el futuro.

La contratación de Rafa Benítez en 2015 pareció una regresión, una vuelta a los tiempos de Mourinho. Sin embargo, la experiencia fue efímera y el 4 de enero de 2016 fue despedido para anunciar a Zidane como nuevo entrenador blanco.

En un principio, el francés no tenía una idea demasiado transgresora en su cabeza y se agarró al esquema del 4-3-3, con la famosa BBC en la delantera, como ideario futbolístico. Le alcanzó para ganar una Liga de Campeones contra todo pronóstico.

El francés prefirió fortalecer el sistema defensivo y mejorar la preparación física como "terapia de choque". Con resultados inmediatos, por cierto. Fue en la siguiente temporada cuando comenzó a perfilar otra cosa para su Real Madrid.

Un hecho le ayudó definitivamente: la larga lesión de Bale. El galés se dañó el tobillo en el tercio final de la temporada y Zidane varió el esquema para jugar con cuatro centrocampistas y dos puntas, Cristiano Ronaldo y Karim Benzema. De la mano de Isco, la adición más notable, el Real Madrid pasó a ser dominador. Y al Santiago Bernabéu le gustó lo que vio.

La transición se completó en el inicio de la presente temporada, cuando Zidane -esta vez por elección propia y sin lesiones- mantuvo la idea de jugar con un 4-4-2. La vuelta de la Supercopa de España marcó un pequeño hito en la historia reciente de los clásicos. Por primera vez en 32 partidos ante el Barcelona, el Real Madrid lo superó en posesión, con un 53%, en el triunfo blanco por 2-0 después de un partido en el que el Santiago Bernabéu se rompió las manos de aplaudir el juego de los suyos. La prensa lo calificó como "un baile".

La primera jornada de Liga también trajo otro pequeño refuerzo estadístico para la idea de Zidane, pues ante el Deportivo de La Coruña marcó un gol después de completar la asombrosa cifra de 44 pases. El autor de la asistencia final fue un lateral, Marcelo, y el tanto llevó la firma de un centrocampista teóricamente defensivo, Carlos Casemiro, quien empujó el balón prácticamente sobre la raya de gol.

"Intentamos jugar así y sabemos que tenemos jugadores para hacerlo; el segundo gol es lo que trabajamos y estamos todos satisfechos", resumió Zidane al finalizar el choque con triunfo blanco por 0-3. Es lo más cercano al triunfo de una idea.

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