Tribuna Económica

carmen pérez

'Bancos malos'

Las consecuencias de los excesos de una época, y que la crisis puso de manifiesto, siguen acompañándonos: la banca europea tiene en sus balances un billón de euros de préstamos morosos y fallidos, el 5,4% del total de préstamos, de un volumen equivalente al 7% del PIB europeo. Y para buscarle solución a este problema, este viernes se discute en Malta, en la reunión de los ministros de economía y finanzas, Ecofín, la propuesta de la Autoridad Bancaria Europea de crear un banco malo europeo. Sería aplicar a escala comunitaria la misma receta que ya se aplicó en España en 2012, cuando se creó nuestro banco malo, conocido por su acrónimo, Sareb, para ayudar aún más a las cajas intervenidas y nacionalizadas.

Estas cajas traspasaron a la Sareb los préstamos que empresas y particulares habían dejado de pagarles, y que requerían de un penoso y largo camino para intentar recobrarlos. Era de esperar que de muchos de ellos no se consiguiera finalmente nada. De otros, se obtendrían los activos que sirvieron como garantía hipotecaria, mayormente pisos que no hay quien venda, suelo urbanizable, promociones inmobiliarias en curso o terminadas, que aún siguen atascadas…También pasaron a la Sareb muchos de estos activos -con sus impuestos, cuotas de comunidad y gastos de mantenimiento- que ya se habían adjudicado esas cajas.

Se esperaba -así nos lo vendieron- que con la concentración y con la gestión especializada la Sareb obtendría una rentabilidad anual del 15%. La realidad ha sido muy diferente y la Sareb ha tenido pérdidas, salvo en 2014, todos los años. Esta misma semana, su presidente ha reconocido que la entidad lleva acumulada unas pérdidas de 751 millones de euros. Y aunque los socios son privados en un 55%, será el contribuyente español el que terminará soportándolas.

El mismo procedimiento de limpieza -no ya a cajas, sino a bancos completamente privados- se seguiría con el banco malo europeo. Y con toda probabilidad también tendría las mismas consecuencias: pérdidas. Y esto presenta una dificultad añadida porque la distribución de los préstamos morosos en Europa no es nada homogénea: en España, la morosidad ha descendido considerablemente y se sitúa cerca de la media, en el 5,9%; en Italia supera el 16%; en Portugal, cerca del 19%; y en Grecia, en más del 46%... No es de extrañar que Alemania, con sólo un 2,66% de morosidad, antes incluso de la reunión haya rechazado esta propuesta si implica pérdidas mutualizadas.

Pero lo que ninguno discute es si hay que seguir -tras los 470.000 millones de euros ya inyectados- ayudando a la banca. Ahora se plantean este sofisticado instrumento, que dilata el problema en el tiempo, pero que compromete igualmente dinero público, eso sí, poco a poco, y no tan a las claras. Pero la creación de un banco malo europeo mostraría de manera radical la extrema irracionalidad del modelo bancario hacia el que hemos evolucionado: los préstamos buenos se los quedan y los malos los traspasan. Si la protección al depositante y la defensa de la estabilidad financiera conducen necesariamente a que se socialicen las pérdidas, que sea el Estado el banquero, para qué banca privada.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios