Economía

El inversor y los amigos invisibles

  • La disparatada trayectoria de Fernando Gracia, el falso socio de Iniesta que compró la conservera de Barbate Rey de Oros Dejó tirados a los acreedores de la inmobiliaria portuense Hogarsur

Fernando Gracia, el aparente empresario aragonés que hizo que Barbate soñara con la llegada de Andrés Iniesta al pueblo como llegaron los Rolls Royce negros que atraviesan Villar del Río en la peli de Berlanga, tuvo que tener amigos invisibles en la infancia. Así, y no de otro modo, se podría explicar una trayectoria empresarial en la que aparecen jeques árabes sin nombre, Johan Cruyff, Luis Figo, una fábrica de ataúdes y avales de la Unión de Bancos Suizos que los bancos suizos nunca habían avalado. Sin embargo, pese a ese peculiar currículum, Gracia, a día de hoy es propietario de Rey de Oros, la conservera de Barbate que hasta octubre pertenecía a los descendientes de Aniceto Ramírez Rey, el hombre que en 1931 decidió envasar en latas el atún de almadraba y las sardinas prensadas.

La conservera cavó su tumba con gran boato. Hasta el presidente de la Junta de entonces, Manuel Chaves, acudió en julio de 2008 a la inauguración de la nueva planta en el polígono de El Olivar. Aquella inversión dejó un agujero que los propietarios no pudieron tapar, campo abonado para gente como Gracia, que lanzó una oferta de compra, con el nombre de Iniesta por delante. Y en ésas seguiríamos si la propia bodega del jugador del F. C. Barcelona no hubiera emitido una nota alertando de que ellos no habían participado en la compra de ninguna conservera.

Gracia, como ha ocurrido en otras ocasiones, se hizo carne como salvador, el señor Lobo en persona. Aceptó todas las condiciones de los propietarios de la empresa barbateña que estaba en situación concursal, dijo que pagaría los atrasos a la plantilla, que mantendría el empleo y lo aumentaría, anunció la apertura de tiendas gourmet con la marca Iniesta -cuyo logo era clavadito al de la empresa del futbolista- en Madrid y en Sevilla y le hizo a las empresas del sector un pedido desmedido de melva canutera, pese a que la melva canutera no la conoce nadie fuera de Andalucía. También hizo un pedido de 70.000 euros en sardinillas que quiso pagar con avales. El fuerte de Gracia son los avales.

Los avales de Gracia llevaron a Zúrich a Tomás Torres, abogado de El Puerto de Santa María, para una operación totalmente diferente en el año 2013: la del plan de viabilidad de la inmobiliaria portuense Hogarsur, en concurso de acreedores. Torres, como administrador concursal, llegó a ese santuario del capitalismo que es la sede de la Unión de Bancos Suizos (UBS). Llevaba en su cartera avales de 14 millones de euros emitidos por ellos a favor de Gracia. "Estas cosas las ves después -asume Torres-. Habíamos trabajado en el plan de viabilidad de la firma durante un año con Gracia, que en el trato corto era un hombre agradable y simpático. No podíamos sospechar que detrás de los avales no había nada. Cuando los entregamos, los empleados de UBS, al ver los documentos, nos miraron con cara gélida. A mí me dio la impresión de que no se enfrentaban a esto por primera vez, como si ya hubieran vivido la escena".

Tras el año perdido con Gracia, que generó grandes expectativas entre los acreedores de la inmobiliaria, Hogarsur entró en la fase final del concurso, la liquidación. Sí, en El Puerto se acuerdan mucho de Gracia, aunque, como siempre hace Gracia, encontramos amigos invisibles para enviar balones fuera. En el caso de los avales de Hogarsur, éstos no eran suyos, sino de los inversores a los que representaba, que nunca se supo quiénes eran. En el caso del plagio de logo de Iniesta, la culpa fue de los diseñadores, que tampoco nadie sabe quiénes son.

Pero la obra maestra de Fernando Gracia en el apartado de amigos invisibles es la creación de un jeque árabe sin nombre, el jeque que iba a comprar el Zaragoza con el apoyo técnico de Johan Cruyff y el conocimiento del mandamás de la liga profesional, Juan Tebas, que, supuestamente, era el único que conocía el nombre del jeque.

Durante meses la prensa deportiva de Zaragoza hablaba en los titulares del jeque y de las intenciones del jeque, pese a que nadie vio nunca al jeque. Porque el jeque hablaba por boca de Gracia y Gracia no paraba de advertir sobre si el jeque estaba contento o estaba enfadado y que no era conveniente que el jeque se enfadara. Observen, si no, esta entrevista en El Periódico de Aragón:

"-A nosotros nos interesaba más el Zaragoza antes que ahora, porque, por ejemplo, nos han ofrecido el Málaga por 40 millones y estando en Primera.

-Su oferta está avalada en una cuenta corriente de una sociedad con sólo 3.000 euros.

-Pero eso da igual. Hacienda nos debe más de 62 millones".

Es grande. Hacienda debiendo dinero como aval... Con esa operación, Gracia pisó unos cuantos palcos de estadios. Al fin y al cabo, era el hombre de confianza de Cruyff y del jeque. Sin haber soltado un duro, Gracia, en nombre del jeque, se reunió con el entrenador, Víctor Muñoz, para diseñar la plantilla de la siguiente temporada.

Sus movimientos siempre son audaces, como cuando le vendió a la Sociedad Deportiva Huesca un acuerdo para patrocinar su camiseta en los partidos de Copa del Rey con el nombre de la empresa Mármoles Bempe, de Novelda. Gracia no tuvo problema en fotografiarse con el presidente del club mostrando la camiseta con su nuevo sponsor. La estupefacción de Bempe al encontrar el nombre de su empresa en la foto fue indescriptible. "No tenemos ni idea de ningún acuerdo de patrocinio, no hemos hablado con nadie del Huesca", dijo atónito Luis Torregrosa, el gerente de la empresa, que reconoció que se vio dos veces con Gracia y que éste le había contado lo del famoso jeque invisible, pero que jamás habló con él de patrocinar nada ni salió la palabra Huesca en sus conversaciones. Pero ya era tarde, no se podían cambiar las camisetas y el equipo jugó con el nombre del patrocinador que nunca tuvo. Son cosas que sólo consigue Fernando Gracia, del que nadie es capaz de decir en qué momento este hombre se enriquece, si es que lo hace, con estas alquimias empresariales. Intentamos saberlo, pero no coge el teléfono que unas semanas antes no dudaba en contestar para contar el futuro de la industria conservera.

Quizá le vaya mejor con la fábrica de ataúdes que aparece a su nombre en Benamejí (Córdoba), Ataúdes Joaquín. Llamamos a Benamejí. Nos cuentan que el caso es que el propietario de la fábrica de ataúdes, un concejal del Partido Independiente de España, se largó de la noche a la mañana a Sudamérica. ¿Y quién apareció? Gracia, naturalmente. ¿Y qué pasó con la fábrica de ataúdes? Que ya no hay ataúdes. "Lo que sé es que me dejó a deber en el bar", cuentan en un establecimiento de Benamejí.

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