Leire martínez, vocalista de La Oreja de Van Gogh

"Emitimos discursos contradictorios con la igualdad de sexos"

-Planeta imaginario es el título de su nuevo trabajo. Los refugiados sirios, el terrorismo, la violencia de género... ¿Mejor imaginarse el mundo que vivirlo?

-Nuestra intención no era pintar un mundo paralelo, no podemos vivir ajenos a la realidad. Planeta imaginario es el punto de encuentro de los cinco, ese momento en el que nos juntamos y se crea un mundo particular que sólo existe cuando estamos los cinco.

-¿Cuándo dejó el ser humano de imaginar?

-Nos hemos hecho adultos y eso conlleva que las preocupaciones del día a día nos obliguen a dejar un poco de lado esa capacidad de imaginar. Pero, si te fijas, en cualquier conversación siempre se habla de un viaje que se quiere hacer, un lugar al que ir o un proyecto de futuro. Eso es imaginar. Aunque hay que tomarse menos a pecho los problemas y buscar el punto en el que soñar.

-Como el que siempre usa el mismo perfume, vuestros sonidos son ese aroma que resulta familiar. ¿Marca de la casa?

-(Risas). Nos lo dicen con frecuencia. El paso de los años nos ha llevado a evolucionar en las letras y como grupo, pero es todo un orgullo que después de 20 años hagamos música que suene a La Oreja de Van Gogh y la gente nos lo diga.

-En este trabajo no sólo le cantan al amor, también lo hacen al alzhéimer o la violencia de género. ¿Cambian los corazones por una dosis de realidad?

-Siempre hemos sido conscientes de lo que pasa en el mundo y hemos querido expresarlo en nuestra música. Tenemos una profesión con la que podemos hacer visibles realidades desde un enfoque diferente al habitual y que cale en la gente. Pero siempre le hemos tenido mucho respeto a esos temas, había que saber tratarlos. Han tenido que pasar los años, que nos han dotado de una madurez, para poder tratar temas tan delicados con el respeto que se merecen.

-En No eres mejor que yo denunciáis la violencia de género. Pero hay estilos como el reggaeton o artistas como Maluma que parecen instigarla.

-Quiero pensar que si le preguntasen a Maluma si quemaría a una mujer en un coche su respuesta sería que no. En realidad no es un estilo musical, somos nosotros en el día a día. Muchos afirmamos estar en contra de la violencia de género y abogamos por la igualdad entre hombres y mujeres pero luego emitimos discursos contradictorios. Hay conceptos que están muy arraigados en la sociedad y los repetimos de manera inconsciente, a pesar de estar en contra de las desigualdades entre sexos. Creo que todavía nos queda mucho por hacer y que, además, deberíamos ser consecuentes con lo que decimos y hacemos.

-Es curioso que su primer sencillo fuera Verano y ahora sea Diciembre. ¿Las dos caras de la vida?

-Verano habla de una chica que no quiere comprometerse con nada, que vive el momento. Todos nos hemos comportado así alguna vez, como si siempre fuera verano, pero adoptar esa actitud como un dogma puede resultar muy tóxico. Diciembre es una relación que está muerta. Lo espontáneo y el fracaso.

-Esa chica habla de una cantante que echa de menos su vida de antes. ¿No es tan idílico el cuento como lo pintan?

-En mi caso sí es bonito. Yo no me siento sola porque en el grupo somos cinco y siempre nos tenemos los unos a los otros para compartir el éxito o las frustraciones. Es más bien el hecho de que tienes que tener muy claro quién eres para mirarte al espejo y reconocerte. Los medios, los seguidores o los representantes te dicen cómo piensan que eres y tú terminas por creértelo.

-Pensar en la etapa de estudiante es recordar con inquina los trabajos en grupo. Vosotros vivís en un trabajo de fin de curso perpetuo y no se os da mal.

-La diferencia con los trabajos de clase es que a los compañeros no los elegías, te tocaban por imposición y no te quedaba más remedio que lidiar con ellos. Nosotros somos amigos y tenemos en común a la música. El día que deje de existir esa amistad el grupo morirá.

-Llevan 20 años en la música, ¿conducen con piloto automático o tiran de GPS?

-Un poco de ambas. Hay veces que te mueves por inercia porque ya controlas, pero para avanzar y explorar hay que hacer las cosas como si fuera la primera vez.

-El andaluz siempre dice que ser del sur imprime carácter. ¿Ser vasco ya es otro nivel?

-(Risas). Los clichés se suelen cumplir, pero me gusta pensar que, en el fondo, somos iguales. Tenemos las mismas preocupaciones y los mismos objetivos, aunque ser de un punto geográfico al final influye en la personalidad de la gente.

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