teresa viejoPeriodista y escritora

"¿Existe la mujer fiel?"

"¿Existe la mujer fiel?"

"¿Existe la mujer fiel?" / belén vargas

-su novela Animales domésticos (B de Books) ha sido calificada de adictiva, valiente, descarnada, visceral…

-Y perversa. Quería escribir una historia desde las tripas, con mucha verdad, muy pegada a lo que sucede en la calle y en las relaciones. Y nació en un impulso, de tirón.

Las nuevas tecnologías son un juguete envenenado, han reventado las relaciones sentimentales"

-¿Qué animal es el más difícil de domesticar? Cualquiera diría que el marido...

-Los sibilinos, es decir, las serpientes. Los que tienen sangre fría y se mueven sigilosamente por detrás. No los maridos, sino los amantes.

-¿Cómo se recupera alguien cuya vida se ha roto por un engaño amoroso?

-Mi protagonista, Abigail, lo hace desde la venganza y desde un morbo que se convierte en su gasolina. Si tuviera que darle un consejo, sería el de recuperarse recomponiéndose de dentro hacia fuera, y ella lo hace por fuera. No sé si es un buen camino, pero para mí era una exploración mucho más interesante del que hubiera tomado yo.

-¿Las nuevas tecnologías han disparado los celos?

-Han reventado las relaciones sentimentales. Si pudiera, les pondría una bomba. Por favor, dónde está el cortejo, la seducción, la piel... Nos han dado un juguete envenenado. La mirada y un beso valen mucho más.

-Dice que aplicaciones como Tinder terminan con el morbo del cortejo, pero ¿no cree que ese sexo casual tiene mucho de morboso?

-Sexo casual ha habido siempre. Si entra aquí un señor, le puede apetecer y a mí también, pero el problema es que el sexo ha ocupado el lugar del amor. Ya se ha prostituido todo. Cuando lo cuentas todo por Whatsapp y te ves por primera vez ya no hay vida que contar. Es mucho más bonito guardarse, encontrarse, mirarse, seducirse...

-Yo no tengo Whatsapp...

-Muy bien.

-El mundo líquido del que hablaba Zygmunt Bauman.

-Por supuesto. Ha sido mi referente continuo. Al final del libro la protagonista lo cuenta, sabe qué es el amor líquido. Un mundo sin relaciones, sólo conexiones. Uno entra y sale como con el Whatsapp. Haces una pregunta, nadie responde y a los tres meses contestan. Es de locos.

-Los pasajes de sexo explícito ¿se inspiran más en Apollinaire o en los relatos porno de Penthouse?

-Ni en lo uno ni en lo otro. En la vida. Me resulta muy fácil incluir un episodio sexual cuando tiene sentido. El lenguaje sexual entre Abigail y su marido es esencial, hablan más a través del cuerpo que con palabras. Ella se está explorando sexualmente ante la debacle de su vida y empoderándose a través del sexo. Quería animar a pensar si la mujer trata de empoderarse en los sectores laboral, social, pero necesita hacerlo a través del sexo. Que el hombre ejerce el poder a través del sexo es un hecho; que lo hace la mujer y se siente feliz haciéndolo es una pregunta.

-Joaquín Sabina cantó que un par de cuernos salvan matrimonios. ¿Su protagonista piensa igual?

-Prefiero Revólver. Carlos Goñi dice que "el peligro es perder a quien se ama con la furia que desata el huracán, comprobar que en casa ya no espera nadie y que no hay nadie a quien puedas esperar". Esta canción es la esencia de lo que pasa a la protagonista.

-¿Somos todos vengativos?

-Sí, es muy humano. No hay venganza en el reino animal. Soy compasiva ya con cualquier acción humana que pueda lastimar al otro. Si algo me ha hecho esta novela, es no ser juez.

-¿Es uno más feliz en pareja viviendo en la inopia?

-No. Es bastante simple y se pierde el sentido de la vida, que también es sufrir. Hay que saber siempre.

-¿Existe el hombre fiel?

-¿Existe la mujer fiel?

-¿El hombre tiene la fama y la mujer carda la lana?

-Habría que definir qué es la fidelidad y qué es la lealtad. Poner nombre a las cosas.

-¿Cuánto hay de natural o de cultural en la poligamia?

-Hay un sustrato antropológico que nos hace ser promiscuos. La pareja es una invención y un pacto social. Macho y hembra necesitan asegurarse cada uno una cosa: la hembra protección para ella y sus crías, y el macho asegurarse de que está diseminando su herencia genética, que sus crías son de él y no de otro. Es así desde la época de las cuevas. A partir de ahí, todo es tendencia poligámica.

-¿Encuentra paralelismos entre la enajenación de alguien engañado por su pareja y la de quien es persuadido por el nacionalismo o el yihadismo?

-La traición de quien amas es de las peores, pues ataca el lugar donde has depositado lo que eres en otra persona. Esa traición es brutal y hasta se pueden cometer barbaridades, incluso matar. Lo otro es un tipo de locura colectiva muy rara que a veces desestimamos y que responde a la capacidad de contagiar emociones al grupo. Eso es muy peligroso y muy manipulable. Pero a título individual es peor la traición.

-Marlon Brando flirteaba con periodistas atractivas. ¿Le ha sucedido algo así?

-Voy a ser más perversa. Yo seduzco siempre. Quien diga que no lo hace miente. Una entrevista es un ejercicio de seducción entre ambos. Y lo hago con hombres y mujeres cada vez que estoy con el micrófono de Radio Nacional. Y obviamente hay personajes con los que te dan ganas de tomar una café, sea señor o señora.

-Empezó en televisión en Rockopop, donde conoció a muchos músicos de la Movida. ¿Cómo les sentaba a aquellos jóvenes la erótica de los focos?

-Había una especie de compadreo entre periodistas y músicos muy curioso. Entonces me sedujo, entre comillas, Lou Reed, que fue muy impertinente conmigo en la primera entrevista, pero después cada vez que venía a España quería tomarse un refresco conmigo, pero bien, sin intención rara. Fue un juego de seducción intelectual muy interesante.

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