-Parece que cada vez hay más afición por observar el cielo.

-Efectivamente cada vez hay más gente a la que le gusta observar el cielo y aunque para algunas cosas se necesita un telescopio, hay otras que se pueden disfrutar a simple vista.

-Y dentro de esa observación, tienen un lugar especial los meteoritos.

-Sí porque aunque son un fenómeno imprevisible, llaman mucho la atención sobre todo por la bola de fuego que crean, que puede llegar a ser muy espectacular.

-No hace mucho usted mostró su hartazgo por la cantidad de personas que sin criterio científico, piensan que han encontrado un meteorito.

-Hay personas que quieren hacer pasar cualquier piedra como si fuera un meteorito y en muchas ocasiones se ponen en contacto con expertos para que les certifiquen su procedencia real.

-¿Para un experto es fácil identificar un meteorito auténtico?

-En la mayor parte de los casos sí. Basta con tener una foto bien enfocada de la piedra. Algunos otros casos tienen que pasar por una identificación más complicada y necesitan de una analítica que corrobore qué tipo de composición tienen.

-¿Y si uno se encuentra un meteorito en el campo?

-Desde 2007, están considerados como patrimonio nacional. Tienen el mismo valor que si uno se encuentra una moneda griega o una vasija romana. Nadie puede quedarse con él.

-Pero quizá el problema que tienen es que están muy cotizados, ¿no?

-La mayor parte de ellos se mueven en el mercado negro, lo que supone una pérdida para nuestro patrimonio. Además, otro de los perjuicios que ocasiona esto es que las rocas se destrozan partiéndolas en trocitos pequeños, lo que hace perder una gran cantidad de información en el estudio del origen del universo.

-¿Y qué le parecen esas películas que vaticinan la destrucción de la Tierra como consecuencia del impacto de un meteorito?

-Pues hay de todo. Algunas son eminentemente catastrofistas, mientras que otras usan una base científica algo más sólida pero incluso en el mejor de los casos, Hollywood siempre enfatiza esa parte catastrofista. Aunque es cierto que un meteorito de grandes proporciones terminó con los dinosaurios, un impacto de esa magnitud ocurre cada muchos millones de años. Aquel sucedió hace 65 millones. Es más probable que la especie humana deje de existir por sí misma, a que la vaya a destruir un meteorito, aunque también es bueno estar atentos a lo que pasa ahí afuera.

-¿Cuántos meteoritos pueden caer en España cada año?

-Hay una estadística establecida. Para una superficie como la de España, que tiene algo más de 500.000 kilómetros cuadrados, esa estadística habla de unos tres impactos por año. El último caso, en diciembre de 2016, provocó una bola de fuego espectacular en la provincia de Granada y se supone que llegó a caer al suelo, porque no se ha encontrado.

-Usted acaba de publicar un libro divulgativo que lleva por título Meteoros y meteoritos.

-Es el segundo que hago a nivel divulgativo después del que hice sobre el de Puerto Lápice, con la Universidad de Valencia. Como ya he comentado, todos estos temas interesan cada vez más a la gente. El libro tiene la ventaja de dar claves al público en general para que se familiarice con el tema, pero al mismo tiempo está dirigido a astrónomos profesionales.

-Da la impresión de que la astronomía es una ciencia cara. ¿Se puede ser astrónomo en España?

-En otros países la astronomía se hace a golpe de cheque. En España se hacen grandes cosas y cuando no hay fondos suficientes, se agudiza el ingenio. Contamos con grandes profesionales, que incluso sin grandes recursos llegan muy lejos.

-Usted presentó hace pocos años, y en exclusiva mundial, el mayor impacto registrado en la Luna por un meteorito.

-Y eso creó suspicacias en organismos como la NASA, que no lo había visto y nosotros dimos constancia científica de ello.