Entrevistas

"Quería ser vaquera del Oeste y me quedé con los Ángeles de Charlie"

-Dígame por qué se hizo usted policía.

-Me gustó desde siempre. No leía a Corín Tellado, sino las novelas de Marcial Lafuente Estefanía y veía Bonanza, con esos caballos. Mi favorito era Adam, el negro. Pero como no podía ser vaquera del Oeste, me quedé con los Ángeles de Charlie, y empecé a estudiar Derecho hasta que pude ingresar en la Policía. Hoy monto un caballo negro.

-Primera mujer en una misión de paz policial en la ONU, primera comisaria provincial, de las primeras jefe superior. ¿Siempre ha sido la primera de la clase?

-Sí, yo y mis compañeras, porque en el Cuerpo somos tan pocas que todas somos las primeras en algo. Yo tengo en gran estima la capacidad de todas nosotras.

-Complicado siendo mujer tener mando en un Cuerpo tradicionalmente masculino. ¿Ha sentido en sus carnes el machismo?

-Al ser las primeras, tenemos la sensación de llevar 30 años en un escaparate. Era lógica la inicial curiosidad, pero se nos está examinando continuamente. Debemos estar capacitadas y hacerlo además bien. Siempre he creído que es una afrenta comparativa. De todos los mandos hay que esperar que lo hagan bien, no por cuestión de género. No voy a negar que ha sido muy difícil.

-Mejor ni hablamos de la conciliación de la vida familiar con la profesional.

-Mis hijos han tenido grandes ausencias de su madre, aunque siempre han dicho que están orgullosos de que su madre sea feliz. Yo me fui a El Salvador con mis hijos y mis perros. Los maridos no siguen a las mujeres, que son las que mantienen la familia a pesar de la distancia. Los maridos no las siguen o te hacen elegir continuamente.

-Y en su caso particular ...

-Estoy divorciada desde hace 14 años.

-Desde que asumió hace un mes el cargo, no para de decir que hay que aumentar la sensación subjetiva de seguridad entre los ciudadanos, patrullando las calles. ¿Había quejas?

-Tenemos una Unidad de Contacto Ciudadano y sabemos que la gente quiere, necesita ver a la Policía para sentirse seguro. A mí en la calle, en el supermercado, me paran para contarme cosas. Al que le han robado una vez se siente inseguro, aunque aquí los datos son buenos. Me refiero a los datos objetivos. En El Puerto hemos cerrado el año con los mejores resultados de los últimos cinco años, pero eso no le llega al que tiene un problema de droga al lado de su casa.

-Lo de en casa del herrero, cuchara de palo, ¿se ha cumplido con usted? ¿Le han robado alguna vez?

-Sí. Me robaron todas las joyas en mi casa de Las Palmas (en uno de sus anteriores destinos). Haciendo obras, se dejaron una puerta abierta y entraron. Se llevaron todas mis joyas, que aún no había metido en la caja fuerte, y no logré recuperar nada.

-Acaban de esclarecer el atraco a un banco en Cádiz en noviembre deteniendo a tres miembros de la mafia calabresa. Ha sido llegar y besar el santo, aunque vaya papelón lo que le puede esperar en la provincia.

-Después de 30 años en el Cuerpo estamos curados de hechos similares. Yo tengo la suerte de llegar y contar con una plantilla estupenda

-Vamos, que ya se ha puesto al día. ¿Me desvela alguna instrucción?

-Las operaciones importantes contribuyen a aumentar la sensación de seguridad. Vivimos en un mundo de imagen. Se lo he dicho a los comisarios, quiero que se dé publicidad al trabajo.

-¿Cuáles son los puntos negros de la provincia? ¿Hay diferencias con Canarias?

-En Cádiz hay de todo. Tres fronteras, contando la de Gibraltar, una con Europa y dos con África. Las líneas estratégicas son las mismas en todas partes. Inmigración, terrorismo, narcotráfico, crimen organizado. Canarias tiene sus problemas específicos derivados de su insularidad, pero en Cádiz hay todas las especialidades. Vivimos en Europa, en territorio Schengen, y también el delincuente tiene supresión de barreras. Pero aquí hay una plantilla aceptable.

-Su antecesor solía quejarse de que antaño la Policía era vocacional y hoy en día se ha burocratizado. ¿Usted es de las que piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor?

-Tenemos ya una Policía adaptada a los tiempos del siglo XXI. Hoy ingresar en la Policía es una opción más al mundo laboral. Tampoco hace falta que todo el mundo quisiera ser policía de niño. Hay muchas vocaciones tardías.

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