Entrevistas

"El escándalo homosexual de Cádiz causó una crisis ministerial"

-Me ha llamado mucho la atención que en su libro se repita tanto la palabra miedo.

-Claro, miedo sobre todo porque el homosexual representa poner en entredicho el límite entre los géneros, entre lo masculino y lo femenino. Límites que son fundamentales en nuestra sociedad para mantener el sistema de matrimonios, alianzas, perpetuación de la propiedad, los linajes...

-¿Y miedo en las personas individuales también?

-Bueno, también, porque siempre pone en duda a la propia persona que lo percibe si él mismo guarda los límites entre lo masculino y lo femenino como debe.

-¿Y tanto peligro suponen los homosexuales?

-No, qué va. Pero se le han atribuido muchísimos males, como el de corromper a los niños (y no está tan lejos el caso Arny) porque se confunde homosexualidad con pederastia. Incluso, en la época del macartismo, en Estados Unidos se vinculaba la pertenencia a sociedades secretas homosexuales con el comunismo, o con sociedades sionistas.

-Uf, eso es como todos los males juntos.

-Todos los supuestos males reunidos. Hubo autores en España que afirmaban que Azaña era homosexual, y que tenía relaciones con el hermano de su mujer.

-¿También en esto ha habido épocas muy diferentes?

-Sí, por ejemplo en la época que hemos estudiado nosotros, en la II República, la visibilidad era mucho mayor, con clubes y bailes públicos, y durante el franquismo en cambio desapareció por completo.

-¿Se puede entonces vincular democracia y visibilidad?

-Claro, parece que en las sociedades más abiertas y con un sistema político plural pueden aflorar plurales sistemas de vida.

-¿Es posible entonces la regresión?

-Claro, sí, sí. Lo mismo que es posible una regresión de la vida pública o de las libertades. Por ejemplo, con la aparición del sida hubo esa regresión con los homosexuales, sobre todo en los Estados Unidos. Recordemos que se llegó a hablar del cáncer gay.

-Pero ahora la visibilidad es máxima.

-Sí, pero muchas veces mostrando estereotipos. Igual que antes existía en televisión, por ejemplo, el de criada andaluza, ahora está el estereotipo del mariquita que hace programas del corazón, como si eso fuera un plus.

-En su libro da un enfoque nuevo sobre el tópico que vincula a Cádiz con homosexuales.

-No hay trabajos académicos sobre esa fama de Cádiz con la homosexualidad. Hay una teoría que dice que en el siglo XVIII se deportaba a los sodomitas a América y, claro, pasaban por Cádiz. Otros dicen que viene del primer franquismo, cuando a los militares sodomitas se les deportaba a Canarias y también pasaban por Cádiz.

-Pero usted ha encontrado otra pista.

-Sí, se trata de un caso escandaloso y que provocó un gran revuelo en la ciudad. Fue en 1898, y vino a raíz de que un diputado malagueño, Adolfo Suárez Figueroa, que tenía un periódico, El Nacional, publicó un artículo titulado "El reino del sarasa", en referencia a Cádiz. En ese artículo denunciaba al gobernador civil de Cádiz, Pascual Ribot, por haber organizado bajo cuerda y regulado la prostitución homosexual masculina. Aportaba como prueba unas fichas en las que los prostitutos pagaban 15 pesetas por la cartilla sanitaria obligatoria entonces. Eso fue un escándalo en toda la prensa de España, se hablaba de Cádiz, de que la degeneración de la virilidad había provocado el desastre de Cuba... Tanto que Ribot, que era cuñado de Maura, tuvo que dimitir. Y luego el ministro de Fomento, Gamazo, que también era familiar del gobernador, presionó al editor del periódico, y al conocerse las amenazas el ministro también tuvo que dimitir.

-¿O sea que el asunto provocó una crisis ministerial?

-Exacto, y la prensa de la época de toda España decía que lo que no habían conseguido las derrotas de Santiago y Cavite lo había logrado el escándalo de Cádiz.

-¿Y en la ciudad cómo se vivió?

-Fue un revuelo, porque cuando Ribot volvió por su familia a Cádiz, se formó una manifestación enorme en la ciudad, que había visto su buena fama por los suelos. Todo esto fue tan comentado en todo el país que por eso creo yo que de ahí viene la fama de Cádiz, y más cuando no he encontrado datos de épocas anteriores en que se hablara de eso.

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