Entrevistas

"La pobreza ha salvado a La Habana"

"La pobreza ha salvado a La Habana"

"La pobreza ha salvado a La Habana"

-¿Tiene miedo de que le instalen un McDonald en uno de los santuarios de su memoria?

-La sociedad ha cambiado y empiezan a verse los cambios que produce la avalancha de visitantes norteamericanos. Todavía no hay un McDonald, pero se ha multiplicado el número de descapotables que recorren las calles de La Habana.

-¿El pintoresco Cadillac de los cincuenta?

-Sí, los dueños les han cortado el techo para convertirlos en descapotables.

-¿Se está convirtiendo La Habana en un parque temático para turistas?

- La pobreza ha salvado a La Habana de convertirse en una capital latinoamericana más.

-¿Qué se pierde el turista que coge un vuelo chárter y se instala una semana en una hamaca en el Meliá de La Habana?

-El turista español es el que más cerca puede estar de la realidad cubana. No es lo mismo llegar a La Habana con 1.000 dólares en el bolsillo que vivir en La Habana ganando 25 dólares al mes.

-¿Le molestan los opinadores profesionales que se ponen una guayabera y se convierten en la máxima autoridad en política cubana?

-Me molesta mucho. Pasa con mucha frecuencia que la gente que va a Cuba se mueve en un determinado circuito y se permite opinar sobre esa realidad que desconoce. En Cuba, cuando se aborda una misma realidad, se puede hablar del infierno comunista o del paraíso socialista.

-Dice que una de las frases que mejor definen al cubano es "esto no es fácil". Es igual que en Andalucía cuando se llama a un técnico para arreglar la lavadora. Y luego siempre falta una pieza...

-En Cuba también falta siempre la pieza y a veces hasta quien la arregle.

-¿El cubano lo que quiere es deshacerse del pintoresco Cadillac y comprarse un Toyota?

-¿Sabe cuánto vale un Toyota Camri en Cuba? 302.000 dólares. Se podrá imaginar que ese sueño no es ni una pesadilla.

-¿Cómo vivió al ascenso y caída del Mario Conde español?

-Yo sabía que había un Mario Conde en España cuando escribí mi primera novela. Era un gran personaje, el símbolo del triunfador de la Transición. Y ahora resulta que voy a los lugares y mucha gente conoce más a mi Mario Conde que al otro.

-Philip Marlowe siempre tendrá el rostro de Humphrey Bogart y el resto de actores que se han metido en la piel del personaje parecen unos impostores. ¿Algo parecido pasa con Jorge Perugorría en el papel de Mario Conde?

-Yo nunca le describo en la novela. Al final hubo que darle un rostro para hacer la película y Perugorría está muy cerca de la esencia de Mario Conde.

-Dice que la forma de hablar de los cubanos es con "olor, sabor y rapidez". ¿Le choca la forma de hablar de los andaluces?

-Para nada. En Cuba tenemos dos maneras de ridiculizar la forma de hablar de los españoles, o bien hablando como los gallegos o como los andaluces.

-Cuando recogió el Princesa de Asturias con su guayabera fue inevitable acordarse de García Márquez cuando recibió el Nobel.

-Fue una ratificación de mi pertenencia. Soy un escritor cubano, aunque tengo pasaporte español que no me sirvió en Granada para sacar dinero... Acudí también con una pelota de béisbol porque era la manera de traer a Cuba conmigo.

-Su obra nace de la calle, de la gente corriente. ¿Le dio el Rey algún argumento para sus novelas?

-La gente del poder no me provoca atracción alguna. A Gabo le encantaba estar cerca de los poderosos, a mí no. Estar cerca de un poderosos no me resuelve el diálogo de un personaje de una novela, que es para mí lo importante.

-¿Por qué no arraiga el béisbol en España?

-Son deportes casi antagónicos. El fútbol tiene como esencia el enfrentamiento, es la lucha de dos ejércitos por tomar el castillo del otro. El béisbol es diferente, es un deporte del siglo XIX totalmente racional y norteamericano cuya esencia es que el equipo que está a la defensiva es el que tiene la pelota.

-¿El espectador español es demasiado impaciente para aguantar los largos parones de un partido de béisbol?

-Es un problema filosófico. En el béisbol, cuando parece que no están pasando cosas, ocurren las cosas más importantes.

-¿Este ritmo va mejor con el espíritu cubano?

-Es un elemento esencial de la espiritualidad cubana. En sus inicios fue un espectáculo que arraigó porque tenía un carácter antiespañol, es cuando Cuba empieza a luchar por su independencia. España era un país atrasado de Europa y EEUU era una potencia emergente. Lo moderno venía del norte y así llegó el béisbol a una isla en la que los toros nunca tuvieron arraigo.

-El no exiliarse le ha costado críticas de todos los bandos?

-Los que están fuera de Cuba me critican y los que están aquí también. Es una decisión que tomé libremente porque necesito a Cuba para escribir.

-En el caso de Silvio Rodríguez sí hay implicaciones políticas en su decisión de permanecer en Cuba.

-Si me fuera a vivir a Granada y me preguntaran quién ganó la Liga en el 72 no tendría ni idea. Pero si me pregunta quién ganó la liga de béisbol diría el equipo y el nombre del líder de los bateadores. Esa memoria es fundamental a la hora de escribir literatura.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios