Entrevistas

"No hemos tocado fondo: me temo que 2009 nos traerá más disgustos"

-¿Qué nos deparará el 2009?

-En términos económicos, me temo que más disgustos.

-¿Aún no hemos tocado fondo?

-Parece que no. Lo siento. Las nuevas previsiones del Gobierno así lo indican.

-¿Persiste la incertidumbre?

-Hablaría más bien de ambigüedad, lo que significa que ni siquiera tenemos una idea precisa de lo que puede ocurrir. Con incertidumbre podemos calcular los riesgos. Con ambigüedad no.

-¿Cree que habrá nuevos sustos?

-No creo que haya muchos más sustos. Otra cosa es que se nos vayan a pasar pronto los que tenemos. Para principios del año próximo debería empezar a amainar el temporal.

-¿Está seguro?

-A los economistas nos pasa lo que a los científicos que estudian los volcanes o los terremotos: entendemos bastante bien por qué suceden las turbulencias, pero no somos capaces de anticiparlas. Los fenómenos sociales son más complejos.

-¿En qué sentido?

-La actividad económica es el resultado de las decisiones independientes de millones de agentes individuales, como familias, empresas o administraciones, que actúan cada cual por su cuenta, persiguiendo sus propios fines.

-¡Nadie nos avisó!

-La intensidad de la crisis ha sido inesperada. No éramos conscientes de la acumulación de riesgos, ni de su difusión por el sistema, ni de la deficiente regulación de los mercados financieros, que son en la economía como la electricidad en el hogar: si se corta, se paraliza todo.

-¿Se atreve a dibujar un escenario?

-Creo que los datos macroeconómicos van a seguir siendo malos, con una caída adicional de la actividad, por el estancamiento del consumo y la reducción de la inversión productiva, y con el consiguiente aumento del desempleo.

-No suena muy esperanzador.

-La tendencia de los principales indicadores parece mantenerse, aunque quizás con una dinámica más amortiguada.

-Y los indicadores dicen…

-Que el PIB ha caído tres puntos en un año, hay un millón más de parados más, el volumen de impagados ha crecido sustancialmente y el índice de producción industrial se ha reducido en más de quince puntos.

-¿Ninguna buena noticia?

-Es presumible que los agentes económicos se ajusten a esta situación, recompongan sus expectativas y empiecen a encontrar oportunidades nuevas. Los precios de las materias primas están bajando, el coste de los créditos se ha reducido y hay más liquidez.

-Pues mi hipoteca sigue igual.

-Pero el Euríbor ha caído más de un punto y medio en el último trimestre y bajará más. Otra buena noticia es que vamos a acabar el año con el 1,4 % de inflación. Así que en algún momento no muy lejano empezaremos a consumir más.

-Por ahora no hay quien compre.

-Es que el índice de confianza del consumidor ha pasado de un nivel superior a 70, a principios de año, a un nivel inferior a 50.

-¿Nos ha dado por ahorrar?

-Observamos un fenómeno peculiar: al tiempo que la riqueza se reduce aumenta el ahorro de las familias. Eso indica que las familias están tomando precauciones, ven el futuro inmediato poco claro.

-¿Cuánto hay de psicológico en la crisis?

-Las decisiones de los agentes económicos se basan en los datos reales y en sus expectativas de futuro. Siempre hay algo de psicológico en la vida económica. Para bien y mal.

-¿Cómo salir del túnel?

-Hay que recomponer la confianza, con acciones políticas rápidas y claras que ayuden a los agentes económicos a centrar sus expectativas y reduzcan la ambigüedad. Se trata de que los incentivos que se están poniendo en marcha empiecen a funcionar.

-¿Cuál es el reto a largo plazo?

-Enfrentar el problema de la baja productividad y la relativamente baja competitividad internacional de nuestra economía. Eso llevará años y requiere políticas de muy largo recorrido.

-¿Y nuestra principal debilidad?

-La enorme expansión del sector de la construcción. La crisis se ha llevado por delante la esperanza del aterrizaje suave. Y este sector tiene un gran poder de arrastre sobre el empleo, la producción industrial y el nivel de actividad en general.

-Luego…

-Creo que la crisis financiera se resolverá con relativa rapidez, pero la de la construcción tardará dos o tres años más. Y el desempleo tardará bastante en reducirse.

-¿Qué lección cabe extraerse de la crisis?

-Habría que aprovechar para pensar en el país que queremos dejarle a la siguiente generación. Hay que buscar la forma de mejorar la competitividad y empezar a mirar más allá del entorno local.

-¿Y qué mejoraría para el futuro?

-La educación. Nuestro sistema educativo no está a la altura de nuestro nivel económico. No es tanto que necesitemos más universitarios como mejores niveles en la educación obligatoria.

-¿Y eso afecta a la Universidad?

-La impresión que se tiene desde la Universidad es que los estudiantes llegan con serias deficiencias en tres aspectos formativos básicos: la lengua española, los idiomas extranjeros y las matemáticas.

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