España

Bono da 'barra libre' a los portavoces y suprime el cronómetro

  • El presidente del Congreso ni siquiera ha activado el cronómetro que controla las intervenciones.

El presidente del Congreso, José Bono, ha cumplido la promesa que hizo esta mañana a los periodistas de "no perder el tiempo hablando del tiempo" y lo ha aplicado a rajatabla en el debate de investidura, al dar 'barra libre' a los portavoces.

Si en la pasada legislatura, su antecesor en la Presidencia de la Cámara Baja, Manuel Marín, estableció un riguroso sistema para controlar el tiempo empleado en las intervenciones de los diputados, Bono se ha estrenado como presidente con una flexibilidad inaudita en el palacio de la Carrera de San Jerónimo.

Las señales luminosas ubicadas en la tribuna de oradores, que informan a los diputados de la duración de sus comparecencias con los colores del semáforo (rojo, amarillo y verde) no se han encendido durante la intervención de Mariano Rajoy ni tampoco cuando ha comenzado su turno el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida.

En la pasada legislatura Marín puso en funcionamiento un sistema que incorporaba obligatoriamente a todas las imágenes de televisión emitidas desde el hemiciclo un cronómetro sobreimpreso con los minutos y segundos empleados por cada diputado y un fondo cromático semafórico que variaba en función del tiempo restante.

Esa innovación ha desaparecido por completo en este debate de investidura.

En la reunión de la Junta de Portavoces celebrada esta mañana, los representantes de los grupos pidieron flexibilidad a Bono a la hora de utilizar el cronómetro, y a tenor de lo visto esta tarde en el ‘cara a cara’ entre el candidato socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, lo ha tenido en cuenta.

En principio, Rajoy disponía esta tarde de 30 minutos para su primera exposición sobre el discurso matutino del candidato socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, pero utilizó diez más sin que Bono hiciera amago alguno para advertirle del exceso.

Una vez que le había respondido Zapatero, por tiempo ilimitado, Rajoy tenía diez minutos para replicar, pero consumió 16, también con la aquiescencia del presidente del Congreso, que parecía haberse dejado el reloj en casa.

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