Crónica personal

Cerco a Rajoy

LA Moncloa respeta la decisión de los jueces y está a la espera de leer los argumentos que han llevado a decidir que declare Mariano Rajoy como testigo del caso Gürtel. Pero es indudable que la decisión de la Audiencia Nacional ha caído como una bomba.

Hay doble lectura: por una parte, el tribunal demuestra que todo el mundo es igual ante la ley, incluido el presidente del Gobierno; sin embargo, no se puede dejar de lado que ese tribunal ya se manifestó en sentido contrario hace unas semanas. Consideraba que declaraciones previas de otros testigos e implicados demostraban que durante el tiempo que se produjeron los supuestos delitos, que han provocado el caso de corrupción más grave al que se enfrenta el PP, Rajoy no tenía ninguna responsabilidad sobre los dineros del partido. Es significativo que la Fiscalía esté en contra de citar a Rajoy, igual que la Abogacía del Estado, aunque siempre se puede suponer, con mala fe, que ésta puede inclinarse por favorecer al Ejecutivo para el que trabaja.

El cambio de postura por una nueva exigencia de la acusación particular, una asociación judicial. Al no conocer si aporta nuevos datos, es mejor no pronunciarse, pero provoca incomodidad que nuevamente una decisión judicial se incruste en la vida política. Más aún cuando vivimos una clara predisposición de miembros de la Judicatura a decidir teniendo muy en cuenta el calendario político, o toman medidas que conmocionan el mundo político que, con frecuencia, posteriormente son rechazadas por otros jueces cuando ya han influido en ese calendario.

En Gürtel hay que ir hasta el fondo, con rigor . Sea quien sea el afectado, incluido Rajoy. Pero sería infinitamente más tranquilizador que no existieran dudas del trabajo de algunos jueces, su ideologización y su empeño en resolver casos lo más rápido posible. Y que, ante un asunto como éste, el cambio de criterio se explique bien y cuando se produce. Lo contrario sólo provoca desazón y desconcierto.

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