España

El capitán del Alakrana dice que su trabajo se ha convertido en un infierno

  • Iker Galbarriatu asegura que los secuestradores le golpearon por todo el cuerpo, menos en la cara, y que los tuvieron 20 días sin ducharse, "a veces no nos dejaban ir al baño".

El capitán del Alakrana, Iker Galbarriatu, ha asegurado este lunes, en el juicio a los dos presuntos piratas somalís Abdu Willy y Raageggesey Adji Haman, que el secuestro del atunero vasco ha convertido el trabajo de su vida "en un infierno" y, a pesar de las secuelas psicológicas, ha vuelto a navegar en el mismo barco, "pero ya no se trabaja igual, por ti y tú familia".

Durante su declaración como testigo en el juicio que se sigue por estos hechos en la Audiencia Nacional, Galbarriatu ha reconocido a Abdu Willy como parte de los piratas que secuestraron el barco, el 2 de octubre de 2009, y ha relatado que cuando éste y el otro acusado, que se enfrentan a una petición del fiscal de 220 años de cárcel, fueron apresados ese mismo día por la Fragata Canarias, "la situación se hizo insostenible".

Ha explicado que en un principio los secuestradores creyeron que les habían matado, lo que conllevó un aumento de "la frecuencia de los golpes y amenazas" que recibían de los piratas, aunque desde el principio del secuestro ya fueron constantes los golpes y amenazas.

A él en concreto, según ha narrado, le dieron "muchos golpes" en todo el cuerpo "menos en la cara, me pegaron por todo el cuerpo".

Además les tuvieron unos 20 días "sin darnos una ducha y a veces no nos dejaban ir al baño y había que hacérselo encima". "Era un regalo cuando te dejaban ducharte o lavarte la boca, eso era una fiesta".

Ha afirmado que el que parecía "el jefecillo" de los secuestradores era Mohamed Jama, que iba y venía, pero nunca pernoctaba en el barco, y actuaba como negociador.

Jama sólo hablaba con el patrón Ricardo Blach, que era el que se ponía en contacto con el armador, y cuando él le preguntaba por la negociación "me daba largas".

El marinero Pablo Costa Durán, espibotero del Alakrana, también ha hecho un relato de los malos tratos que recibió de los piratas, que en tres ocasiones le obligaron a llevar a entre tres y cinco en el espibote -una lancha auxiliar de 6 metros de eslora- a las playas de Somalia para recoger hombres y armas y en una de esas ocasiones le dieron una paliza en la orilla que le provocó "estar mal cinco días" durante los que permaneció encerrado en su camarote.

Las veces que fue a tierra con los piratas vio a gente armada y dos todoterrenos y ha identificado a los dos acusados como parte de los secuestradores "sin ningún género de duda".

José Carlos Meira Lago, engrasador, también ha reconocido a los dos acusados como parte de los secuestradores y ha dicho que vio a Abdu Willy en la cocina y al otro en el comedor y que los dos iban armados.

La noche en que fueron apresados, "fue terrible", uno nos dijo "spanish, spanish y nos apuntó a todos. Yo creo que querían dispararle a alguien", ha destacado.

Sobre los malos tratos, ha dicho que a él no le golpearon y que sólo "me sacudieron un poco" el día que les llevaron a todos a proa y dispararon por encima de sus cabezas con un lanzagranadas y una ametralladora para atemorizarles.

También ha recordado el día que embarcaron a tres de los tripulantes en un esquife y ha señalado que les dijeron que se los llevaban a tierra por los dos que estaban en España y que se los iban a entregar a la familia de ellos, aunque fue un simulacro para presionar al gobierno español porque jamás dejaron el barco.

Al ser preguntado por los destrozos que hicieron en el barco, la presidenta del tribunal ha pedido que lo contara grosso modo y después le ha preguntado: ¿a los motores no le hicieron nada?. No, ha contestado el testigo, a lo que Murillo ha añadido: "no claro, si no se van todos ustedes para abajo".

Este martes continúa el juicio con el testimonio de otros tripulantes del Alakrana.

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