España

"Ni concentración pacífica ni protesta"

  • El auto de prisión de los 'Jordis' detalla cómo llamaron a las masas a impedir que la guardia civil pudiese salir de la sede de Economía los días de las detenciones

"Ni concentración pacífica ni protesta"

Lo que la Asamblea Nacional de Catalunya (ANC) y Omnium organizó los días 20 y 21 de septiembre en Barcelona no fue “ni una concentración pacífica” ni "una manifestación política” en contra de las detenciones y registros que en esas horas practicaban guardias civiles en la sede de la Consejería de Economía. Fue un llamamiento a la coacción y a impedir que los guardias saliesen de este edificio. Así lo detalla la juez Carmen Lamela, de la Audiencia Nacional, en el auto por el que envía a los dos líderes de esta organización, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, a prisión provisional sin fianza. El auto detalla los mecanismos de dos organizaciones, cuyo fin último es la celebración del referéndum del 1 de octubre y la proclamación de la república, y considera que se dan los tres elementos para ordenar la prisión provisional por un delito de sedición: una "reiteración delictiva" que puede seguir en los próximos días, además del riesgo de fuga y de la posible destrucción de pruebas. La sedición es una llamada al tumulto para impedir la actuación de la justicia.

Desde el 20 de agosto, la ANC creó una página web que enviaba a quienes quisieran participar en sus acciones a un grupo de whatsapp. Este fue el mecanismo empleado el día de las detenciones, desde donde se llamó a la "protección" de sus gobernantes e instituciones mediante movilizaciones masivas frente a los lugares donde se realizaban las detenciones. A las 08:50 dse envió el mensaje de "aturar" (parar en catalán) a la Guardia Civil y se montó un puesto en el número 10 de Rambla Cataluña, junto a la sede de Ecomomía, donde se entregaban chalecos de diversos colores y organizaban los turnos para impedir la salida de los agentes y la secretaria judicial. Aunque formalmente se explicaba que eran actuaciones "pacíficas", se pincharon las ruedas de los coches de los agentes, se destrozaron los automóviles, se estableció un cordón por la ANC y Omnium para impedir la salida y se retuvo dentro, y en contra de su voluntad, a los agentes.

Jordi Sánchez y Jordi Cuixart fueron los interlocutores de las fuerzas de seguridad en esos momentos, con ellos se negoció cómo reconducir la protesta, pero la juez estima que se hizo siempre para dar cumplimiento a sus fines políticos. La secretaria judicial pudo salir por un teatro anexo y “camuflada” entre el público cuando salía de la función. A los guardias se les ofreció un helicóptero, pero ante su negativa, tuvieron que aguardar toda la noche debido a la inacción de los Mossos. Los Jordis se llegaron a subir, megáfono en mano, a los coches de la Guardia Civil para alentar "a las masas" a que permaneciesen allí toda una noche que "va a resultar dura". La juez cita otro suceso, el 25 de septiembre en Badalona, donde Jordi Cuixart lideró una protesta contra una incautación de papeletas por parte de la guardia urbana, detuvieron el coche de los policías y llegó a entrar en el vehículo, cogió los papeles y se los entregó a los concentrados.

Por todo ello, la juez solicita la prisión. En el caso del mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, la juez no aprecia los requisitos (posible fuga y retiración del delito en el futuro), además de que no haya, de momento, hechos tan contundentes para explicar su actuación de demora como una sedición.

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