España

"Tenemos miedo"

  • Los no independentistas catalanes conforman una mayoría silenciosa cohibida por la presión

  • Muchos de ellos quieren una consulta, pero legal

Un hombre sostiene una bandera con el lema "Yo soy español" delante del Ayuntamiento de Barcelona.

Un hombre sostiene una bandera con el lema "Yo soy español" delante del Ayuntamiento de Barcelona. / Juan Carlos Cárdenas / efe

Detrás del estruendo político que sacude estos días España y Cataluñ, llama la atención un silencio: el de los catalanes que se oponen a la independencia y al polémico referéndum. Las encuestas dicen que son mayoría. ¿Por qué no se escucha su voz? "Porque tenemos miedo. Miedo a perder el trabajo, a que te insulten. Es un reflejo del ambiente que hay", cuenta Xavier, abogado de 48 años. "Ser proindependencia es muy guay, queda muy democrático, está de moda. Pero si te atreves a cuestionarlo o a ser un poco escéptico, te tildan de facha y antidemocrático".

Una concejal socialista de un pueblo fue agredida por estar en contra de la consulta

Hijo de catalanes, nacido en Cataluña y residente desde siempre en Barcelona, Xavier siente el autoritarismo del otro lado: "Los que estamos contra la independencia llevamos a nuestros hijos a la escuela en catalán, hablamos catalán en casa", explica. Pero aun así deben medir sus opiniones: "Con un comentario puedes perder amigos".

Es la polarización asimétrica que vive Cataluña: aunque las encuestas dicen que más de la mitad de la población rechaza la ruptura con España y el voto independentista se quedó en el 47,6% en las elecciones de 2015, el sistema electoral dio lugar a un Gobierno secesionista y sólo los independentistas organizan marchas masivas. "Los que están a favor chillan mucho, pero conozco mucha gente en contra que hacia fuera dice estar a favor por miedo", cuenta Roser. Como Xavier, la jubilada de 64 años ve una paradoja: quienes se manifiestan denunciando la "opresión" del Estado son los mismos que no admiten luego crítica o disenso, acusa.

"En una época hubo represión", admite Roser sobre la situación de los catalanes en la dictadura de Franco. "Pero ahora hay libertad. Puedes hablar catalán, nadie te priva de nada. La prueba es que la gente va por la calle chillando contra Rajoy y el Rey y no pasa nada. Pero sal a la calle a gritar contra el Govern o la CUP, a ver cómo te tiran piedras. ¿De qué lado está la represión?"

Roser se siente "catalana y luego española", pero quiere que todo siga "como está". "Creo que los países se irán haciendo cada vez más grandes, y nosotros queremos ser más pequeños", lamenta.

Para Mercé, de 26 años y estudiante de Ciencias Políticas, el auge independentista es "una cortina de humo" del Govern para distraer a la población de los problemas reales, incluyendo la corrupción. Y admite que eso pudo ocurrir gracias al silencio de los no independentistas: "Nos hemos escondido, no hemos hecho nada". La catalana residente en Barcelona cree que la falta de movilización se debe en parte al reparo con que muchos españoles ven los símbolos nacionales, herencia de su abuso por parte de la dictadura. "Es por el pasado que nos da un poco de miedo. Pero esto que está pasando en Cataluña también da bastante miedo", advierte. "Hay gente que te dice que hace falta una guerra. Es una bomba de relojería".

Desde sus visiones diversas, los tres coinciden en dos puntos: creen que en Cataluña debió haberse celebrado un referéndum legal pactado y culpan a Rajoy de haber alimentado la crisis por su falta de diálogo y su pasividad. "Es un agente doble", critica Xavier: "Ha creado más independentistas que ERC".

En este ambiente hostil, una concejal del PSC en el Ayuntamiento de Sant Hipólito de Voltregá (Barcelona) fue agredida el jueves por la mañana por un hombre contrario al posicionamiento de los socialistas sobre el 1-O. La edil denunció los hechos ante los Mossos. El municipio barcelonés está gobernado por el PSC y el alcalde, Xavier Vilamala, acompañó a la concejal agredida a interponer la denuncia. El PSC es contrario a la celebración de un referéndum unilateral e ilegal y defiende una solución pactada que mejore el autogobierno catalán: en los últimos días, varios de sus 122 alcaldes han sufrido amenazas y algunas de sus sedes han sido atacadas.

Asimismo, la Policía detuvo ayer a dos jóvenes de Orense acusados de agredir a otra persona de ideología contraria que exhibía la bandera de España como foto de perfil en su cuenta de Instagram. Los arrestados, a los que se le imputa un delito de lesiones motivado por ideología, son dos jóvenes de 18 y 22 años que pertenecen a la peña futbolística Ouligans que "defienden ideologías independentistas y de extrema izquierda".

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