Estaba llamada a ser otra de las grandes exposiciones que iba a acompañar a la celebración del Bicentenario de la Constitución. Era una de las apuestas de la Iglesia por estar presente en la conmemoración de los doscientos años de La Pepa, donde ya jugó un importante papel en el desarrollo de Las Cortes y donde quería tener una presencia activa en esta ocasión. Pero finalmente, por el momento no será posible. El Obispado ha tenido que aplazar la exposición Presencia y memoria en la que lleva algunos años trabajando, desde que se planteara una programación para el Doce en tiempos todavía del anterior obispo, Antonio Ceballos.

La intención de la Iglesia es que esta muestra pueda finalmente llevarse a efecto. No obstante, desde Hospital de Mujeres indican que se ha tenido que renunciar a que esto sea posible a lo largo de este año 2012. La falta de financiación para el montaje y desarrollo de la exposición, que se ha trabajado para que sea de gran calado, obliga a la institución religiosa a declinar su inauguración en lo que resta de año.

Por tanto, la opción en la que se trabaja actualmente es que Presencia y memoria pueda ponerse en marcha durante el primer trimestre del próximo año. La idea sería que la celebración de los 200 años de la Constitución de Cádiz se prolongase de alguna forma hasta el 19 de marzo, día en que el texto constitucional cumplirá 201 años, y entre enero y marzo de 2013 pudiera llevarse a cabo la exposición. En esta línea, la Iglesia entiende que algunas de las instituciones públicas o privadas con las que vienen trabajando y buscando financiación, sí puedan destinar una partida en los presupuestos del próximo ejercicio, lo que facilitaría costear la cantidad necesaria para desarrollar debidamente la exposición.

Conviene recordar que el Obispado siempre ha trabajado en la línea de organizar una muestra de gran calado. Tanto, que en su momento tuvo que sustituir el escenario inicial del torreón del Sagrario, en la parroquia de Santa Cruz, por el interior de la Catedral, con el objetivo de que el contenido que se quiere incluir pudiera mostrarse debidamente.

Para conseguir una exposición acorde a la celebración del Bicentenario, el Obispado creó una comisión de la que forman parte destacados expertos y conocedores de la historia y el arte de la Iglesia. Esta comisión la forman el vicario general de la diócesis, Guillermo Domínguez Leonsegui; el historiador y archivero diocesano, Luis Palomino; el sacerdote especializado en Catequesis Antonio Alcedo; los hermanos Juan y Lorenzo Alonso de la Sierra, historiadores; el profesor de la Universidad de Cádiz Manuel Bustos; la presidenta de la Academia Hispanoamericana, Carmen Cózar; y el general de Infantería de Marina Agustín Rosetty.

Todas estas personas vienen trabajando desde hace años en la elaboración del hilo conductor que se quiere dar a esta muestra -que pretende ser un recorrido histórico-catequético "para mostrar que la Iglesia no se limitó a ceder el Oratorio para que Las Cortes debatieran el texto constitucional, sino que participó activamente en todos los sentidos en aquellos episodios de 1812", según explicó en su día Domínguez Leonsegui-; o en la elección y catalogación de las obras de arte que se pretenden mostrar en el interior de la Catedral.

Relacionado precisamente con esto último, desde hace meses la Iglesia ha ido sometiendo a intervenciones de restauración algunas de las piezas que se incluirán en Presencia y memoria, lo que refleja por tanto la envergadura de este proyecto, en el que también se quieren mostrar piezas inéditas. La intención es que éstas luzcan en el mejor estado de conservación posible. Además, es intención del Obispado que ante la importancia del acontecimiento, se edite un catálogo especial sobre la muestra, que se concibe como algo similar a las exposiciones de Las edades del hombre que se celebran en Castilla.

A la espera de que el proyecto finalmente pueda llevarse a cabo a principios de 2013, en el Obispado insiste en que "no está parado, se sigue trabajando" para mostrar al público lo mejor de la Iglesia gaditana y dejar constancia, doscientos años después, de la implicación y el papel que tuvo en 1812.