La movida juvenil en la feria Así se divierten los jóvenes

Feria del sábado noche

  • Los jóvenes portuenses, reunidos en las inmediaciones de la portada de la Feria , optan por el 'botellón' para comenzar una jornada en la que pasan la mayoría de su tiempo fuera de las casetas

Sabado, 22:00 horas. Cientos de jóvenes se reúnen en la explanada entre las primeras casetas y la Carretera de Sanlucar. La gran mayoría portan un 'botellón' (bolsa de plástico con vasos, hielo, refresco y bebida alcohólica). Charlan y beben tranquilamente mientras las casetas juveniles apenas registran media entrada.

Es el modus operandi de los jóvenes; antes de entrar en las casetas beben cuatro o cinco copas: "Nos gusta el botellón porque así nos socializamos. Estamos en un ambiente tranquilo, nos divertimos y bebemos", argumenta Joaquín Sanjuan, un jerezano que disfruta de la Feria portuense. A esto añade: "Además, con el botellón sabemos lo que bebemos. En las casetas ponen garrafón y el día después la resaca es durísimo".

Los jóvenes lo tienen claro porque con el 'botellón' se divierten y ahorran dinero. Una botella de alcohol viene a servir una docena de copas. Teniendo en cuenta que el precio medio se sitúa sobre los 15 euros y que una sola copa cuesta en una caseta cuatro o cinco euros, el ahorro se precia considerable.

Pero no son sólo motivos económicos los que llevan a los jóvenes a comenzar con el 'botellón': "A nosotros no encanta. Si fuera más caro lo haríamos igualmente pues lo que queremos es estar charlando con nuestros amigos sin tener que estar escuchando la música alta. A las casetas iremos después, cuando hayamos bebido" razona Javier Porras, uno de los tantos jóvenes que abarrotan el recinto ferial.

Pero, ¿son conscientes de los efectos perjudiciales del 'botellón'?: "Sí, sabemos que dejamos muchos desperdicios, pero es que apenas ponen contenedores" se queja una chica señalando los dos contenedores a todas luces insuficientes que la rodean. Al sugerirle la posibilidad de un 'botellodromo' controlado responden sin tapujos: "No, no queremos que nos aislen como si estuvieramos en un ghetto. Esa no es la solución".

Cuando cae la medianoche la ambulancia ha aparecido dos veces para atender sendos casos de intoxicación etílica. Los que han sobrevivido se marcharán hacia las casetas, a bailar y rematar la faena con una última copa.

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