Feria de Jerez

El arte de comer bien en el González Hontoria sin tener que dejarse la cartera

  • La caseta de los cofrades de Fátima, ‘13 de mayo’, y la de Picadueñas Baja, ‘Pozo de la Víbora’, son dos buenos ejemplos

Los seguidores de las tres ‘bes’, las de las palabras bueno, bonito y barato, deben saber que sobre el albero del parque González Hontoria existe la posibilidad de comer bien sin dejar temblando la cartera. Los precios se mantienen por el estilo a los del año pasado y siguen existiendo multitud de lugares donde llenar el estómago por poco. Uno de ellos es la caseta del Pozo de la Víbora, conocida desde hace cuarenta años por sus famosos pinchos. No son pocos los jerezanos que deciden llenar la tripa con estas delicias  morunas. Fue hace 40 años cuando Jaime El Kantafi trajo esta tradición a las casetas de la Feria de Jerez “y desde entonces no han fallado”, dice el hostelero de la caseta de los vecinos de Picadueñas Baja, Nicolás Chacón.

Su nieto, Mohamed El Kantafi Azirar, junto con sus compañeros Farid y Hassan, son los encargados de poner ese toque de picante que tanto gusta. El secreto, cuenta Mohamed, “está en las especias, que sonn especiales. Servimos los mejores  pinchos de toda la Feria y no lo decimos solo nosotros”. Debe ser cierto porque un anciano, acompañado de su esposa, ambos foráneos, llegan con la intención de comerse un par de pinchos. “No veas lo que ha costado encontraros”, dice satisfecho de haber terminado la búsqueda.

Nicolás Chacón apunta que no son pocos quienes deciden llenar la tripa con un par de pinchos y un gazpacho cordobés, lo que permite salir almorzado por apenas 6 euros. Para quienes gusten de sabores menos árabes, la caseta ofrece los tradicionales serranitos y montaditos diversos.

Donde han bautizado a serranitos, montaditos y demás elaboraciones feriales de forma cofrade ha sido en la caseta ‘13 de Mayo’, la de los cofrades del Señor de la Paz de Fátima. Allí, al frente del turno, está el capataz del paso de misterio y mayordomo de la corporación, Jesús Caro Barea. En la larga lista se pueden encontrar pilatos (tortilla con jamón y pimiento), caifás (montadito de filete), además de atadillos, saquetinas, romanitos, capirotes rojos...

A los cofrades de Fátima les va bien la Feria. “Aquí, por ejemplo, de tres a cuatro personas puede comer bien por unos 50 euros, lo que no está nada mal”. Éste es el séptimo año de la hermandad en el Real y medio centenar de hermanos se dejan la piel a diario por dotar a la corporación de ese dinero que tanto necesita. “Ninguno de nosotros cobramos”, dice Caro. La comidas en las hermandades es una garantía, “especialmente en aquellas en que los hermanos son los que llevan la cocina se come bien y barato”, apostilla el hermano Javi Rincón.

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