Feria de Jerez

Martes de 'regadío' y pasión

  • El intratable albero del Real, quebradero de cabeza de la organización de la fiesta al no terminar de asentarse, comienza a albergar a mucho público en una jornada pletórica

Como este gobierno municipal lo tiene todo tan bien medido y es tan políticamente correcto, seguro que para celebrar el día mundial del asma, mañana 6 de mayo, Infraestructuras regó ayer una vez más el Real del González Hontoria. El camión que asienta el piso es más feo que una nevera por detrás -al menos el que estuvieron utilizando hasta ayer- y parece que se lo han traído de Sarajevo o Ruanda, aunque en vista de que a la más mínima ventolera el albero se levanta como las arenas en el Quema, el concejal del ramo ordenó que se paseara nuevamente por la Feria para disgusto de caballistas y enganches, que tuvieron que bregar todo el paseo con el vehículo de marras. Rocío anticipado. Riapitá. Todo el mundo mosqueao. Si echan el cloruro potásico porque lo echan; si no lo echan porque no lo echan. "Habrá sido para ahorrarse el dinero...", le recriminaba al delegado del gobierno local, Antonio Fernández Ortega, un jerezano con una voz que era una mezcla de Joaquín Sabina y el cuponero antiguo del Gallo Azul. Así es Jerez. Eterna indecisión. Tó tiene alguna pega. Pero espérate que lleguen hoy los enganches a mansalva y las flamencas en tromba, por aquello del día de la mujer. Ahí veremos de verdad el polvo del camino. "Qué sucio está el parque", exclama un viandante, rodeado de una nube de albero. La falta del producto químico que habitualmente se vierte en el parque ha modificado hasta el color de lo que se pisa. "Hay muchas piedras, mucha suciedad en el suelo, ponlo en el Diario", me dice uno que ha tragado ya más tierra que comiendo tortilla en Valdelagrana un domingo de agosto con Levante. Y quedá lo mejor por venir...

Aunque para quedarte esmorecío nada mejor que consultar la lista de precios. Con las jarras de 'rebujito' a doce euros -dos mil pesetas de las antiguas, ¡qué tiempos aquellos!- y las raciones de pimientos a nueve euros en muchas casetas, no me extraña que en las comidas de los partidos políticos y demás organizaciones algunos estén más activos que El Mani en el bufé del Quitagolpe. El llamamiento de la alcaldesa ha tenido menos recorrido que Trillo en la maratón de Nueva York. En algunas casetas, claro está, el que pestañea, pierde. Merece más la pena irse a almorzar a la venta Estevabien o la calle Fontana número 4, para comer bien y barato, que quedarse en el recinto ferial para dar voltios en busca del clavazo del siglo. Desde siempre se ha dicho que para comer en condiciones hay que irse lo más lejos posible del parque.

En el almuerzo del PSOE, a mediodía de ayer, faltaron cucharas para meterle mano a las papas con choco. Menos mal que anduvo ágil la diputada Mamen Sánchez para facilitar cubiertos y atenciones a la prensa. La consejera de Agricultura, Clara Aguilera, empuñó el cazo y algunos, no todos, devoraron como si no hubiera mañana. A santo de qué se va a gastar más de uno diez eurazos en una ración de croquetas de 'La cocinera' con tres hojas de lechuga mal puestas. En la Feria, ya se sabe, se paga diez por lo que vale tres. Por eso algunos directamente no pagan. Bueno, algunos no se meten la mano en el bolsillo ni en Moscú con 15 grados bajo cero. El arte del pescueseo debería de ser deporte olímpico y tener entrada propia en el diccionario de la Real Academia de la Lengua, pues tiene entidad y algunos lo dominan como Sócrates la dialéctica.

Hablando de dialéctica, entablar conversación en Feria es tarea harto improbable. Im-po-si-ble. Y más en un día como el de ayer, en el que el González Hontoria registró el primer lleno serio de la fiesta. Al interlocutor de enfrente, que ya está con las luces largas puestas, se suma que tú no te enteras con el altavoz en la oreja a toda pastilla. Esto provoca que la conversación se transforme en una suerte de gestos de aprobación o negación, según convenga. Es como un pleno municipal sólo que, al fin y a la postre, uno de los dos acaba sirviendo más 'rebujito' o fino para cambiar el tercio sin meter la pata.

A los capillitas les gustará más la Semana Santa. Luego vendrá el Rocío y muchos se lo pasarán pipa. Pero la Feria es la Feria y aquí hay que lucirse. Sea martes o sea sábado, hay que brillar en un Real magnético, pegadizo, en el que se sabe cuando se entra pero no cuando se sale. O como diría el gran González Cabaña, la Feria no es cómo empieza sino cómo acaba. Aunque él, en honor a la verdad, Feria lo que se dice Feria, poquita. Es que no la pisa. Como mucho, la velada de Santiago y Santa Ana de Benalup.

Ayer, desde luego, no compareció a la cita organizada por sus compañeros socialistas jerezanos, "no vaya a ser que le salgan ronchas por pisar la Feria...", murmuró con guasa más de un militante destacado del partido en la "ciudad capital". Era día de desenfreno para el gobierno de Jerez y, aunque nadie abandonó su papel en la tragicomedia municipal, las puñaladas se dieron con más arte que de costumbre. En la caseta del PSA, por cierto, los andalucistas se volvieron a dar un abrazo en el Real. Qué lejos quedan ya aquellos mamporros que se repartieron en aquella Feria preelectoral de 2007. Arrumacos, besitos a diestro y siniestro, más roce que el gato de una venta... Cuánta pasión en la Feria del 'regadío'. El camión de Urbaser vuelve a pasar para enfangar el albero. Visto los precios, ya podía echar fino con Sprite...

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios