La crónica del primer Sábado

Reestreno en sábado, más de lo mismo

  • El encendido del alumbrado reúne a mucha gente, aunque sin llegar al llenazo en el Real. La Feria repite la ampliación en un día con algo de apuros al final por las lluvias previas.

Soy incapaz de recordar mi primer noche de alumbrado de Feria. Pero recuerdo como si fuera ayer muchas otras noches de alumbrado, sobre todo aquellas de los tiempos en los que Jerez marcaba la pauta de lo que luego copiaba el resto de las principales fiestas de la primavera andaluza. Si funcionaba en Jerez, funcionaba en el resto.

Antes la gente aplaudía la novedad, la sorpresa. Todos los años, unos con más acierto que otros, se incorporaban elementos nuevos a un alumbrado que a la postre se incorporaban al resto de ferias. Los ayuntamientos pedían el alumbrado y el castillo de fuegos artificiales de la Feria de Jerez. Pero aquello se perdió, y ahora se aplica la máxima de 'si algo funciona, mejor no tocarlo', y viceversa.

El alumbrado de este año es un calco del año pasado, sin cambiar ni una coma. Son los mismos dibujos geométricos, los mismos colores, las mismas luces (1.160.602 para ser exactos), los mismos pórticos, arcos, guirnaldas y proyectores -mejor no les aburro con las cifras de cada uno de estos elementos-.

Vista aérea del Real de la feria con el alumbrado encendido (Pascual)

Tampoco cambia la empresa encargada del tinglado, Iluminaciones Ximénez, ni el coste, 744.000 euros, al que se suman otros 2.000 euros de los fuegos artificiales. En el presupuesto se incluyen las luces de refuerzo de la zona de 'esparcimiento y ocio juvenil', eufemismo utilizado por el Ayuntamiento para eludir el término 'botellódromo', que se traslada de la Rosaleda a los jardines a espaldas del restaurante El Bosque. Si la cosa funciona, ahí se quedará para años venideros; y si no es así, pues ya se verá. El 'botellódromo' -llamémoslo por su nombre-, cuenta igualmente con cámaras de vigilancia autorizadas por la Subdelegación del Gobierno por si la cosa se desmadra. Y por lo visto el viernes de preferia, nada se puede descartar, pues fue con diferencia el espacio más concurrido hasta altas horas de la madrugada.

El encendido del alumbrado, de vuelta al Real, sigue congregando a mucha gente -este año había bastante menos que en ediciones anteriores-, y el alcalde o alcaldesa de turno se encarga de apretar el botón. Y aunque la foto sea la misma del año anterior, en esencia, el rito prosigue con una expresión colectiva de asombro -un sonoro guau o wow, según la nacionalidad de los asistentes-, seguida de aplausos.

Junto a la alcaldesa de turno, la socialista Mamen Sánchez, y otros miembros de su equipo de gobierno y la oposición, el acto contó este año como invitados con los artistas que han participado en la grabación del disco compacto (CD) de bulerías en recuerdo de Lola Flores, a la que está dedicada la presente edición de la Feria, el vicealcalde de Lexington -la capital del caballo en Estados Unidos con la que quiere hermanarse Jerez-; y el presidente de González Byass, Mauricio González Gordon, en calidad de patrocinador de la fiesta.

Tampoco varía demasiado el mensaje, en líneas básicas, el deseo a los jerezanos de que disfruten de su feria, que a juicio de Sánchez, "representa, como el Gran Premio, una gran oportunidad para vender la ciudad" y la prueba está en que "la estación de trenes estaba hoy -ayer para el lector- colapsada de madrileños".

Se mantiene el alumbrado y se mantiene el formato, el del adelanto del inicio al sábado con el añadido de un festivo el lunes, cuyo éxito quedó contrastado ya en la anterior edición, como demuestra además que Sevilla no se lo haya pensado dos veces para renunciar a su tradicional 'Lunes de Pescaíto' para cambiarlo al sábado.

Lo del adelanto era de cajón. Sobraba el segundo domingo de Feria, que daba lástima, y con el anticipo en 24 horas y la incorporación de un festivo se ganan dos días de fiesta, o tres, que para eso está el invento moderno de la preferia, en este caso copiado de Sevilla.

Nadie discute el acierto de esta decisión, corroborado ayer por la afluencia de público antes, durante y hasta mucho después del encendido -antaño se quedaban un rato, pero no mucho que al día siguiente había que madrugar-.

Las lluvias, incluidas las de ayer por la mañana, alteraron los planes de montaje. Los más madrugadores en llegar ayer a la Feria se toparon con calles cortadas mientras los operarios municipales se afanaban en reponer el piso con una nueva remesa de albero.

A la hora de la verdad, la del alumbrado, el firme estaba firme -valga la redundancia-, por lo que la alcaldesa agradeció el esfuerzo del personal municipal. Quedan siete largos días por delante. Otra cosa es que el bolsillo y el cuerpo aguanten el tirón, pero en eso cada uno es soberano de sus decisiones.

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