Feria de Málaga

Y una canción desesperada...

ES tan corto el amor y es tan largo el olvido..." . Ya lo dijo el maestro Neruda. Hay tardes de toros que son como despertar en la mejor parte del sueño. Tanto que intentas volverte a dormir a ver si por casualidad hubiera alguna posibilidad física y neuronal de continuar por donde lo dejaste. Pero esas cosas no pasan. Desde luego que no pasan. Y entonces rememoras lo bueno que ocurrió hasta que los párpados te devuelven a la realidad "y el verso cae al alma como al pasto el rocío...".

Volvía Antonio Ferrera a La Malagueta después de su gran actuación ante los victorinos. Era el sustituto de Morante de la Puebla y en sus dos tardes, más allá del surco o no que dejara en el espíritu del respetable, lo que es cierto es que se ha ganado el cariño del público. Eso es indudable. La tarde de ayer era también una oportunidad para ver a este diestro frente a una de las ganaderías, Victoriano del Río, que no entran en la etiqueta de las duras . Pero que también tiene cuernos, que se lo pregunten a El Juli en Sevilla. El caso es que no vino a vivir de las rentas. Dos tardes, merecidísimas, después de no pisar La Malagueta durante diez años, es para vivirlo. Y así lo hizo. Su entrega sigue siendo indiscutible y con las banderillas incuestionable, pero su primero, y así fue la tónica general de los toros, al principio iba pero se desvaneció. "Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos", pensarían los toros después de la segunda tanda. Qué bajón anímico entrar ante una corrida así. De su primera intervención se llevó una ovación de un público totalmente entregado a la causa ferrerista. El cuarto toro de la tarde, su segundo, fue el mejor. Y Ferrera lo aprovechó a su manera. Aunque es cierto que el animal se quedó algo crudo y que el torero se mostró algo atolondrado faltándole sosiego y reposo a la faena. Pero mató en todo lo alto. Y entre eso y el despliegue en banderillas, una oreja al esportón con una fuerte petición de segunda.

Un lío de los gordos, hablando en plata, es lo que hubiera formado El Juli si hubiera tenido mejor suerte con los lotes, o si por lo menos el quinto de la tarde no hubiera decidido por su cuenta que el cuento se acababa. "Y éstos sean los últimos versos que yo le escribo", hubiera sido el epitafio de la faena. Qué lástima que acabara así y no con El Juli en volandas. Aún así el madrileño fue un ejemplo de quietud y mando en sus dos intervenciones. Bravísima la doble presencia del diestro en este ciclo de 2013.

La canción desesperada la puso José María Manzanares. Su idilio con Málaga siempre ha sido muy intenso y los grandes amores no se olvidan fácilmente. Si es que se olvidan. Es un torero que siempre apetece ver, desde luego, pero el momento actual del diestro alicantino no es el que enamoraba meses atrás. Pero el que tuvo, retuvo, y el que tiene, lo saca. Sin duda. Cuando conseguía encajarse en el toro dejaba lances y pases de muy buen gusto, muy de su estilo pero el tercero de la tarde también decidió que ya no más. El caso es que la música, incomprensiblemente, empezó a sonar. Es cierto que lo que sonaba no era cualquier cosa, sino el pasodoble Agüero y aunque sea una delicia para los sentidos, siendo sensatos aquello debía parar. Y así fue. Se fue silenciado. Como también se fue en silencio tras la actuación en el sexto de la tarde. Un ejemplar muy exigente al que le hizo lo que su capacidad actual le permitió. El problema vino con la espada. "Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido", pudo pensar Manzanares reflexionando en su otrora destreza con la espada. Hasta dos avisos le sonaron al diestro tras realizar ocho descabellos.

Para hoy otro cartel modificado. En este caso afectado por la ausencia de Jiménez Fortes. Lo sustituirá Finito de Córdoba que aunque siempre fue muy querido y valorado en Málaga, no dejó muy buenos recuerdos en sus últimos capítulos en La Malagueta. Estará el maestro de maestros, Enrique Ponce, siempre fiel a su cita con Málaga. Cerrará cartel José María Manzanares. Su segundo toro será la última actuación a pie de este ciclo ferial. Se pueden escribir los versos más bonitos esta noche...

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