A pocas horas de que la Feria del Carmen y de la Sal se clausure, las jornadas festivas del fin de semana acogen cada noche a un numeroso público con ganas de diversión. A pesar de que la Feria ha comenzado con cierta timidez, es en los días más fuertes -como era de esperar- cuando se está recibiendo una mayor afluencia de público.

La noche del pasado viernes se presentó de nuevo con un lleno de las casetas y calles del Real. Al ser el primer día del fin de semana, el habitual botellón en el paseo marítimo de La Magdalena acogió esta vez a miles de jóvenes. Las casetas de marcha comenzaron a llenarse alrededor de las tres de la madrugada. A esa hora, en muchas de ellas no cabía ya ni un alfiler. Una de las que ha tenido mayor acogida en esta edición de la Feria es La Luna, como se aprecia con sólo ver las largas colas que se forman cada noche a sus puertas para poder acceder al interior.

La velada no fue tan tranquila como las anteriores. La mayor afluencia de público al tratarse de un fin de semana deparó varios incidentes que se repartieron entre varias casetas y que, incluso, precisaron de la intervención de los agentes de la Policía destacados en el recinto ferial. Fueron mayoritariamente peleas entre grupos de jóvenes que se disiparon con la presencia policial. No hubo detenciones.

El fuerte Levante, protagonista habitual en otras ediciones de la Feria, rompió ayer con las jornadas de buen tiempo que hasta ahora se habían disfrutado para despertar de nuevo la fiesta en el Real.

A las dos de la tarde, se celebró el tradicionl encuentro de las salineras y las damas de la Bahía. Las primeras en pisar el Real fueron las damas de Chiclana, las siete jóvenes más guapas de la localidad vecina atrajeron las miradas de los que se encontraban en la calle principal. Ataviadas con el traje típico de chiclanera, pasearon por la calle principal hasta llegar a la Caseta Municipal. Minutos después llegaron las salineras, cansadas de la noche anterior pero con la misma sonrisa que demuestran cada velada. Formando un corrillo comenzaron a conversar y a presentarse entre ellas.

Llegaron las damas de Cádiz, con el tradicional y llamativo traje de piconera y se unieron al grupo. Más tarde, un gran grupo apareció por la entrada de la Caseta Municipal, eran las damas del Rosario de Rota que vinieron acompañadas también de sus ninfas del Carnaval.

Para darles la bienvenida a todas y desearles un buen encuentro y almuerzo se encontraba Jesús Perulero, delegado de Fiestas del Ayuntamiento. Pero antes de la comida, no debía faltar la tradicional foto de grupo. Todas se posicionaron delante de la rotonda que preside la típica caballa de la Feria de La Isla, situada en la calle principal.

"Resulta una ocasión muy bonita para entablar amistad con todas ellas y creo que es original el poder estar juntas" explicó la salinera mayor, Alba Martínez, al aludir a este encuentro. La reina de la fiesta isleña no pudo tampoco ocultar su tristeza al llegar a la recta fina de la Feria.

Después de posar para la foto protolocaria, las jóvenes se dirigieron a la Caseta Municipal para sentarse a almorzar en las mesas que estaban preparadas para tan especial encuentro. Gazpacho y solomillo formaron el menú de esta alegre convivencia.