La crítica · Baile

Bisoñez contra talento

  • Alba Heredia destapa en Villamarta la bisoñez y la fuerza de su baile.

Casi sin tiempo para asimilarlo, porque hace dos días estaba en Rusia, Alba Heredia se vio encima de las tablas de Villamarta. En cuestión de horas ha tenido que cambiar su propuesta, pensada para pequeño formato, de ahí que ayer incluso optase por saltase el programa previsto para la Sala Compañía.

Pero Villamarta no es cualquier cosa. Además, viendo el nivel que a diario se oferta, con espectáculos cada vez más sofisticados, cuando el formato se minimaliza, parece como si algo faltara. Evidentemente, esto no quiere decir nada porque al fin y al cabo, y al margen de escenografías, iluminaciones, sonido y demás menesteres que hoy día conforman un montaje, lo importante es el contenido, el interior, es decir, el baile.

Alba Heredia lo tiene y lo exterioriza de una forma visceral y muy barroca. Es como un pura sangre justo antes de salir a competir, con raza, con brío y con una fortaleza descomunal.

Empezó con poderío, casi como un torero a puerta gayola, apareciendo por el patio de butacas y desfilando con hechuras y elegancia hasta el escenario mientras de fondo sonaba, a través de un vídeo, la guitarra de su tío Juan Maya Marote por rondeñas. Con traje blanco y bata de cola, la joven bailaora granadina dibujó en el aire verdaderas joyas, como uno de esos mosaicos que decoran los patios de la Alhambra. Maneja con magnificencia los brazos, posiblemente su mejor virtud, y eso le da mucho empaque.

Más vehemente estuvo por seguiriyas, que ejecutó tras una ronda de martinetes en la que Manuel Tañé y Alfredo Tejada mostraron una carta de presentación muy acertada. De morado y con el violín apoyando al cante y la guitarra (innecesario, bajo mi punto de vista), Alba no brilló de la misma forma. Eso sí, dejó algunos detalles a tener en cuenta para el futuro, sobre todo al improvisar, un factor que últimamente aparece poco en los espectáculos de baile.

Sonó entonces la guitarra de Graná, la de Luis Mariano, para introducir el cante por malagueñas. Tejada recordó a la Peñaranda y Tañé, Johnny Cortés y José Ángel Tirado remataron con fuerza por abandolaos cada uno a su estilo.

Por soleá volvió a bracear con garbo, moviéndose bien por el escenario mientras Manuel Tañé volvía a sacar a flote su contundente metal. Su registró fue variando. Primero sugerente, luego explosiva, más tarde académica, después actual...Así hasta romper con fuerza tras una escobilla demasiado larga y abusando en demasía de recursos 'muy de tablao', efectos que en Villamarta, al contrario que en otros espacios más reducidos, se aprecian con mayor facilidad.

En el remate final nos dejó sensualidad, provocación y un buen manejo de las caderas. Alba lo había dado todo, estaba exhausta, se había dejado la piel sobre el escenario. La granadina, a sus 22 años, demuestra que cualidades tiene, sin embargo y aunque lleva bailando desde que tenía 4 años, aún le quedan determinados aspectos que pulir encima como bailaora. No obstante, su margen de mejora es amplio.

Baile'En estado puro'

Baile: Alba Heredia. Cante: Manuel Tañé, Johnny Cortés, Juan Ángel Tirado y Alfredo Tejada. Guitarra: Luis Mariano Renedo. Violín: David Moreira. Palmas: Rafi Heredia. Sonido: Sergio Delgado. Técnico de luces: Tito Osuna. Escenografía: Antonio Marín. Vestuario: José Tarriño. Producción: Daliris Gutiérrez. Día: 4 de marzo. Lugar: Teatro Villamarta. Aforo: Lleno.

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