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Carrete de Málaga: ¡Olé la gracia!

Repasar la vida de José Losada Santiago, Carrete de Málaga, requiere cuanto menos unas cuantas horas. Infinitas vivencias, anéctodas o "monotonías", como él las llama, nos descubren a un personaje en el que la gracia, como demostró el pasado domingo en la Sala Compañía, le rebosa allá por donde pisa.

Acompañado por uno de los autores de su libro, Francis Mármol, el malagueño fue desglosando su ajetreada vida, desde sus inicios precarios en una época "en la que había mucha hambre", hasta su época dorada en la Costa del Sol de aquellos años sesenta y setenta con el boom de España a nivel internacional.

Su biógrafo, paciente y perfecto conocedor del personaje, fue introduciéndonos en su trayectoria profesional hasta situarnos en una especie de flash-back, en aquellos primeros años de vida. "Yo no sé cuándo nací", explicó Carrete. "Es cierto-contestó Francis- porque por mucho que hemos buscado su partida de nacimiento no la hemos encontrado, lo único que hemos encontrado ha sido su partida de bautismo, sólo eso. Así que cada día dice que tiene una edad", confesó entre risas.

Carrete, espontáneo y con esa gracia que ya no existe, relató que "yo nací en una era, en el campo, y mi madre dijo cuando nací 'el viento va a guiar tu vida', por eso soy como el viento, donde me lleva, voy yo".

Sus aportaciones casi siempre encontraron la risa del numerosos público que llenaba el salón de actos del Centro Andaluz de Flamenco dentro del ciclo Vivencias. Carrete contó anécdotas como la que le ocurrió "la primera vez que vine a Jerez. Yo era un chiquillo, me fui a la feria y le quité la cartera al capitán de la Guardia Civil. Cuando la abrí y vi el tricornio, no veas como corrí".

El malagueño calificó su baile como "salvaje", nunca he aprendido de nadie, no he tenido maestros, sólo aprendía de lo que veía, porque he tenido la suerte de coincidir en Málaga con La Paquera, Terremoto, Porrina, La Repompa, con Anzonini, La Cañeta".

Habló también de su admiración por Fred Astaire, "a mí me dicen el Fred Astaire gitano, pero yo no sé por qué, porque ese gachó era muy feo y delgado".

Entre carcajada y carcajada y con un vocabulario particular (Francis hacía de traductor), Carrete se acordó también de Chiquito de la Calzada, "con el que he compartido escenarios durante 40 años", y terminó apuntando ese baile peculiar que el público agradeció pues les había hecho pasar un rato genial.

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