Festival de Jerez

"En Jerez habría que pagar sólo por respirar su aire"

  • El CADF proyecta el documental 'Acariciando el Aire', de Paco Ortiz, un repaso por los momentos más importantes de la vida artística de Matilde Coral

La maestra y bailaora Matilde Coral acudió ayer a la presentación en Jerez del documental 'Acariciando el Aire', de Paco Ortiz, en el que se efectúa un viaje por su trayectoria profesional y personal. "Todo lo que he hecho en mi vida lo he realizado con el corazón, porque lo he sentido, no por los aplausos ni con segundas intenciones". Con esta frase se podría definir la grandeza, la elegancia y la calidad humana de esta artista trianera.

Un audiovisual que se estrenó en la pasada edición de la Bienal de Sevilla y que ha llegado hasta Jerez para que los cientos de cursillistas que acuden al Festival puedan apreciarlo en las distintas emisiones que se llevarán a cabo en el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco. La suerte con la que se contó en la proyección de ayer fue la presencia de la propia Matilde. Además, tras visualizar el mencionado documental, la "maestra de la escuela sevillana" tuvo a bien compartir sensaciones e impresiones con el público, así como a responder las preguntas que surgían de la curiosidad. A la cita no faltaron personalidades como Isamay Benavente, María Ángeles Carrasco, directora del Instituto Andaluz del Flamenco, o el bailaor japonés Shoji Kojima.

'Acariciando el aire' viaja por la vida de la bailaora, que nació en El Zurraque de Triana el 22 de junio del año 35, lugar donde sigue manteniendo su residencia además de su Escuela de Danza por donde pasan las nuevas generaciones del baile flamenco. En una hora se aprecia el respeto que grandes personalidades del arte, de la prensa y de su entorno familiar procesan a la artista. Cuenta con intervenciones de compañeros como Cristina Hoyos, Pepa Montes, Manolo Sanlúcar, Miguel Poveda o Farruquito, quien asegura que "sus clases en la academia son distintas al resto, es importante aprender no sólo de su baile, también de lo que habla". Del mundo del toreo aparece Curro Romero, y del mundo de la prensa Manuel Curao, Tico Medina o Iñaki Gabilondo, que recuerda el paso "de lo popular a lo intelectual" que sufrió el flamenco gracias a, entre otros, "Antonio Mairena y Matilde Coral".

Su dedicación al arte flamenco comienza siendo apenas una niña de la mano de Adela Domínguez, "pero me puso a cantar y a mí lo que me gustaba era el baile", señala Matilde. De ahí pasó a formar parte del grupo de baile de Eloísa Albéniz, que "me enseñó el clásico español", hasta llegar a la sala de fiestas 'El Guajiro'. Allí, con dieciocho años conoce al "amor de mi vida", Rafael 'El Negro', "del que no me separé hasta el día de su muerte". Otra etapa importante en la vida de Matilde es la llegada al Tablao El Duende, donde descubre a Gitanillo de Triana y a la "gran" Pastora Imperio. "Cuando la vi mover los brazos y las muñecas supe que ese era el estilo de baile que tenía que seguir yo, quise ser como ella", resalta emocionada.

Se hace referencia a las giras en las que acompañó a José 'El Greco', "recorrimos todo el mundo durante largas temporadas". O aquel año 1964, en la Feria Internacional de New York con Fernanda y Bernarda de Utrera. "Me quedé embarazada y estuve seis meses bailando con un mantón que me tapaba la barriga", y añade entre risas aunque de forma certera, "me vine para Triana antes de que naciera mi hija, porque no iba a tener una niña americana".

Otra de las grandes etapas de Matilde fue la que compartió con Rafael 'El Negro', su marido, y con Farruco, conformando el trío 'Los Bolecos'. Con lágrimas en el rostro expresa que ha sido "lo mejor que me ha pasado en la vida".

En la tertulia posterior la trianera defiende la esencia del baile sevillano, su elegancia y su braceo, y sobre todo, "el hacer las cosas con el corazón, porque el público es el que siempre dice la verdad, y por eso nota cuando se hacen las cosas con amor". Quiso tener palabras de halago para el Festival de Jerez, "que debe perdurar por los siglos de los siglos" así como para la "Cátedra de Flamencología de la ciudad, que siempre ha sido tan importante para la gente de fuera". Afirmó que "el flamenco está mejor que nunca, pues está al alcance de todo el mundo", y concluyó diciendo que "en Jerez hay que pagar sólo por respirar su aire".

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